Eneko Eizmendi, un préstamo para acabar en Playoff

Hay chico nuevo en la oficina. El Pontevedra se ha hecho con Eneko Eizmendi, cedido hasta final de temporada por el Albacete, líder del grupo dos de Segunda B. Hace unos días el club ya había expresado que solo quería un refuerzo, un interior diestro, pero que también puede actuar de media punta. Con la llegada del vasco el deseo de Luisito se ha visto cumplido. Una nueva pieza para acabar la temporada en Playoff.

Salido de Zubieta, Eneko Eizmendi, es un talentoso interior zurdo con capacidad para desenvolverse por todo el frente de ataque. Al final, la dirección deportiva optó por un hombre de banda en lugar de un delantero y el elegido es un jugador polivalente, con gol, técnica y sobrada experiencia en la categoría de bronce, acumula 195 partidos en esta división.

Eneko Eizmendi, de veintiséis años y con un hermano gemelo de similares características y que tras debutar en el primer equipo de Anoeta puso rumbo a Chipre, destaca por su velocidad y desborde con el balón en los pies. Aunque es zurdo, acostumbra a moverse por la banda derecha del terreno de juego para asociarse con hombres del centro del campo, dar asistencias e incluso conseguir goles.

El extremo guipuzcoano, que llegó en el pasado mercado estival al cuadro manchego, no ha tenido el protagonismo esperado en el cuadro que dirige José Manuel Aira. Tras disputar poco menos de 500 minutos repartidos en diez encuentros, solamente cinco de ellos como titular, Eneko Eizmendi tratará de recuperar el excelente nivel que ha mostrado en termporadas pasadas en la categoría de bronce.

Este año, pese a caer lesionado en la segunda jornada, consiguió anotar dos goles, en la primera y décimo tercera jornada. Aunque brilla más como pasador que como goleador, el interior también ve puerta con facilidad. El año pasado en las filas del Real Unión de Irún anotó nueve goles y la anterior en el Toledo, ocho.

Tras abandonar el filial guipuzcoano en el 2011, recaló en el Guijuelo donde su buen hacer captó la atención del Betis. Sin embargo nunca llegó a tener oportunidades con un primer equipo ya asentado en Primera Divisón y tuvo que conformarse con jugar 34 partidos en su filial de Segunda B para volver a hacer las maletas y poner rumbo a Toledo.