El Día 6 del Australian Open volvió a dejar grandes partidos. En uno de ellos, la consolidación de una figura experimentada y un gran augurio para el futuro de este deporte.
Alexander Zverev no venció a Rafael Nadal. El español terminó imponiéndose 4-6, 6-3, 6-7(5), 6-3 y 6-2 en un dramático partido que duró 4 horas y 5 minutos. Sin embargo, lo que Zverev mostró en la Rod Laver no fue otra cosa que un futuro alentador para el tenis. El joven gigante alemán sacaba con potencia, exhibía aceleración en sus tiros y dejaba entrever el hambre de gloria que tenía. Del otro lado se encontró con un gladiador. Quizá con el mayor luchador en la historia del tenis, un hombre que no sabe lo que es darse por vencido y que pelea todos los puntos como si se trataran de un match point. Zverev terminó con calambres y derrotado, pero lo más importante fue que demostró que el tenis seguirá teniendo estrellas. Que incluso cuando las grandes figuras tengan que decir adiós, él estará esperando pacientemente para llegar a la cima del tenis.
Por si el partido de Zverev fuera poco, las otras caras jóvenes del tenis siguieron avanzando. Dominic Thiem venció al francés Benoit Paire en cuatro sets con parciales de 6-1, 4-6, 6-4 y 6-4; tuvo que superar algunas dificultades pero se ayudó de su calidad para seguir adelante. También, David Goffin enfrentó a una de las caras más experimentadas en activo que tiene el tenis. El belga se midió ante el croata Ivo Karlovic y salió airoso en sets corridos. Goffin avanzó a octavos de final con un certero 6-3, 6-2 y 6-4.
Por otro lado, Gael Monfils y Milos Raonic no dejaron lugar para las sorpresas. Raonic, que ha crecido inmensamente en el último año, eliminó al francés Gilles Simon para acceder a la siguiente ronda, con parciales de 6-2, 7-6(5), 3-6 y 6-3. Mientras tanto, Monfils despachó a Philipp Kohlschreiber en sets corridos. El francés venció al alemán 6-3, 7-6(1) y 6-4 para estar presente en la segunda semana de Australia. Sin novedades para los principales clasificados.
El tenis español tuvo que presenciar la despedida de dos de sus representantes. El primer de ellos debido a una lucha entre compatriotas, donde Roberto Bautista Agut superó a David Ferrer en cuatro sets con parciales de 7-5, 6-7(6), 7-6(3) y 6-4. El segundo fue víctima del cuento de hadas del torneo: Denis Istomin. El uzbeko enfrentó y venció a Pablo Carreño Busta luego de cinco sets y con resultado final de 6-4, 4-6, 6-4, 4-6 y 6-2. Pablo se despidió del torneo e Istomin, verdugo del actual campeón de Australia, sigue soñando en grande.
En un duelo de reveses a una mano, Grigor Dimitrov y Richard Gasquet definieron al último hombre clasificado a octavos de final. La victoria fue para Dimitrov, que sigue invicto en el año y ha tenido un cambio rotundo en los últimos meses. El búlgaro avanzó ante el francés luego de un 6-3, 6-2 y 6-4 contundente. El partido terminó aplazándose un poco en relación a su hora original de inicio debido al partido de Nadal y Zverev, pero eso no privó a Grigor de dar señales de que quiere pelear por el título.
Los octavos de final quedaron listos y es ahora cuando los verdaderos contendientes al título empiezan a adquirir protagonismo. Sin embargo, lo rescatable de la jornada de este día seguirá siendo lo exhibido por los jóvenes encargados de mantener al tenis donde se encuentra ahora mismo. En especial, Alexander Zverev demostró que está para ser número uno y campeón de Grand Slam, pero también envió un mensaje: el tenis está en buenas manos.
Foto principal: Ben Solomon/Tennis Australia
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