Crónicas

El ‘As’ de siempre fue la última carta de la baraja de Mou

Finalizó la jornada 21 de la Premier League con un Clásico inglés con presión añadida para los conjuntos del Liverpool y el Manchester United. La victoria del Chelsea y la derrota del Manchester City significaba que ambos conjuntos debían ganar sí o sí no sólo por ser uno de los partidos más mediáticos de Inglaterra y del mundo si no por tener más cerca sus objetivos marcadas para esta campaña -en el caso del Liverpool, competir la Premier League y en el caso del Manchester United, de poder meterse en la complicada zona del TOP 4-. La carta de presentación al partido estaba servida desde estos resultados previos. 

 Salió el Manchester United con su once de gala. Una ya no tan sorpresiva dupla central conformada por Phil Jones y Marcos Rojo, a Michael Carrick como pivote, Ander Herrera y Paul Pogba como los integrantes restantes del mediocampo, y los atacantes Anthony Martial, Mkhitaryan y el sueco Zlatan Ibrahimovic. El caso del Liverpool fue distinto: Regresó Jordan Henderson tras su lesión y Klopp apostó como sus compañeros en la medular a Emre Can y al holandés Wijnadlum. La lesión de Nathaniel Clyne supuso el debut en Premier League para el joven Alexander-Arnold de 18 años en el puesto de lateral derecho, y un asunto burocrático con la Federación de Camerún no permitió que Joel Matip jugara desde el inicio y su baja fuera suplida por el veterano defensa central Klavan.

La decisión de Klopp de tener a estos jugadores de inicio en el mediocampo respondía claramente a la intención del alemán en tratar de bloquear todas las líneas posibles del rival y dificultarle salida de balón con un marcaje por todo el amplio del campo de juego. José Mourinho aplicó también una táctica similar.

 El inicio del partido fue parejo por la similitud de planteamientos en donde ambos equipos priorizaron la anulación de virtudes del rival más que otra cosa. Con el paso de los minutos, la calidad técnica de los Red Devils –mayor en el global que la del Liverpool- permitió ciertas aproximaciones superando la física y veloz presión de los de Klopp. Pero cuando mejor se estaba sintiendo el Manchester United, un error de Paul Pogba hizo que el árbitro Michael Oliver pitara y señalara al manchón penal. James Milner no dudó y anotó dese los 11 metros.

Tras el gol, el Liverpool cambió el esquema. Divick Origi y Roberto Firmino se fueron a las bandas mientras Adam Lallana al centro. Los primeros harían el retroceso para mantener a raya por los costados a los atacantes del Manchester United mientras que el inglés tenía como tarea hacer marcaje sobre Carrick para dificultar la salida de balón. Funcionó, ya que no hubo jugadas peligrosas en contra de los Reds durante el tiempo restante de la primera parte.

Al inicio de la etapa complementaria, Mou no desperdició tiempo y sacó a Carrick para colocar a Wayne Rooney. Ander Herrera pasaría al pivote a distribuir juego y el cambio permitió al Manchester United atacar de forma más regular y acercarse cada vez más al arco de Simon Mignolet. Klopp se dio cuenta de esto, y aunque era verdad de que el Manchester atacaba cada vez más y mejor, el rival con un mediocampista menos, se podía aprovechar la necesidad del rival para aumentar la ventaja en el marcador por las facilidades que podría suponer tener más espacios.

Sacó a Coutinho por Origi para dar mayor continuidad al juego y la pausa necesaria en las transiciones que el Liverpool requería para salir de su campo. Mou también hizo sus lecturas y dio entrada a Juan Mata para subir el nivel ofensivo del equipo y permitir un mayor control de la pelota en las zonas ofensivas del campo.

Los cambios dieron los efectos deseados, a medias. Con Coutihno el Liverpool podía salir al contragolpe pero no aprovecharon las ocasiones creadas y en algunos tramos el jugador brasileño estaba lento de movimientos y pronto su efecto se desvanecería. Por el lado del Manchester United, si bien atacaban de forma más frecuentes las ocasiones no fueron los suficientemente claras pues la defensa del Liverpool repelía en lo que podía sus intentos de remate.

Casi a la desesperada, Mou se jugó la última carta: Fellaini al campo y bombardear el área rival con centros laterales. Y este fue el movimiento que terminó desequilibrando la balanza a su favor. En un centro lateral, la continuidad dada por Fellaini por su útil juego aéreo permitió gestar la jugada del empate en forma de gol de cabeza en Old Trafford. Sin mucho más tiempo, el empate fue el resultado final. Un punto no muy útil para ambos equipos, y en donde quizás las cámaras se queden con el buen gol de Zlatan, pero que mostró a un Mourinho buscando la carta ganadora y donde su ‘as’ terminó siendo – como casi siempre en estas situaciones- el jugador belga.

Ficha técnica:

Alineaciones

Manchester United: De Gea; Valencia, Phil Jones, Rojo, Darmian (Fellaini min. 75); Michael Carrick (Wayne Rooney min. 45), Ander Herrera, Paul Pogba; Mkhytaryan, Zlatan Ibrahimovic y Anthony Martial (Juan Mata min 64.)

Liverpool FC: Simon Mignolet; Alexander-Arnold, Dejan Lovren, Klavan, James Milner; Wijnaldum, Jordan Henderson, Emre Can; Roberto Firmino, Divick Origi (Coutinho min. 60) y Adam Lallana.

Árbitro: Michael Oliver.

Estadio: Old Trafford.

Foto: Premierleague.com

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