Se termina, se acaba, nos despedimos. Adiós. Adiós a ser invictos. Adiós a batir más récords, adiós a la estabilidad pasmosa. Hasta aquí llegó la ‘flor’.
Parece excesivamente agresiva la declaración de mi discurso nada más comenzar, sin embargo, tan solo es una forma clara y precisa de referirme a un Real Madrid que lleva tiempo viviendo en la amargura de la victoria. Sí, en efecto, se puede vivir en la amargura del ganar y de ser el mejor, ya que puedes vivir en condiciones perfectas hasta que un vendaval te arrase el chiringuito que tan perfectamente montado tengas.
En Sevilla nada salió, y si algo lo hizo, no lo vi. Los de Zidane jugaron a un juego inventado, jugaron a probar, y jugaron con un fundamento claro: ‘no saber a qué, pero queriendo jugar a algo’. Desde la primera salida del once hasta la retirada de los protagonistas, no hubo ningún síntoma de que funcionase la defensa de tres ideada por parte de Zinedine en el día menos indicado para ello. No es preciso achacar nada al francés, dado que su trabajo es de matrícula en cada partido, pero sí se debe comentar que la culpa de la derrota, no en todos los aspectos, ha sido por la elección de los titulares.
Es simple explicar el porqué un equipo de hoy en día no puede jugar al más puro estilo de Van Gaal en el Mundial de 2014. Esto se debe a que si unimos demasiados defensas, el ataque se quedará colgado y nadie podrá acompañar la salida del balón, justo el problema que ha llevado a tirar el enfrentamiento por la borda a los merengues. Ninguna salida que efectuó Modric estuvo acompañada de nadie más que de Ronaldo y Benzema, los dos referentes del extraño 5-3-2 de ‘Zizou‘.
Por suerte o por desgracia, no solo tenemos esta joya en la corona, sino también otras más que han terminado de darle brillo a la derrota más importante del fútbol español en este inicio del 2017. El Sevilla, y hay que escribirlo con mayúsculas, HA DEMOSTRADO ORDEN Y CORAJE. Primero, y antes de nada, Orden por la cantidad de ocasiones en las que ha salido con el cuero jugado con una facilidad pasmosa que tan solo se perdió en los minutos finales cuando el bloque entero se lanzó a por la victoria. Vitolo ha enseñado a España entera de lo que está hecho, y N’Zonzi ha dado una clase de sacrificio a esos que viven con el ‘Never Give Up‘ como símbolo de vida. Segundo, Coraje por haber aguantado y perseverado hasta que el colegiado señalase el final del choque. Porque ese ‘Dicen que nunca se rinde‘ no es más que un dicho, sino una realidad demasiado chocante que se demuestra día a día.
Estos dos puntos han sido lo contrario a un equipo blanco que ha perdido coraje y que se ha desordenado defensivamente en los minutos finales. Una enorme defensa, posiblemente lo único a destacar en la noche de este domingo, se ha venido abajo cuando no debía haberlo hecho y se ha dejado a un lado tres puntos que probablemente valgan para algo más al final de temporada.
La tercera joya, la más impresionante para el madridismo, la que más ha dolido a los aficionados y la que más ha satisfecho a los ultras sevillistas, que tan solo buscan hacer la vida imposible a un estandarte de su equipo y de su historia, es la que ha protagonizado Sergio Ramos García. ‘Los últimos diez minutos nos estuvimos en nuestro mejor momento’, declaró el camero que fue el que colocó un empate tan sumamente sorprendente que dejó a todo televidente con la boca abierta de par en par. Si faltaba algo por destacar, si quedaba algo más que decir aparte de los tremendos pitos e insultos que recibía un futbolista de una calidad tan especial que le ha llevado a estar entre los 11 mejores del mundo durante 6 años consecutivos, era historia, ese gol había callado a unos y a otros.
Con tres joyas, con una corona bien brillante, y con una mala experiencia se despide la racha del técnico más complicado de vencer en la historia de España, uno que Jorge Sampaoli, dueño y señor de la táctica del fútbol, ha podido dejar atrás. Y es que, no se puede salir a no perder un partido contra ciertos rivales.
Imagen: Diario ABC.
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