El vuelo de Seattle a la ronda divisional

Los Seattle Seahawks vencieron a los Detroit Lions de manera contundente en la ronda de comodines para acceder a la ronda divisional una vez más en los últimos años.

Seattle había abandonado como preponderante al juego terrestre, en la temporada. Los Seahawks, cada vez, lanzaban más y Russell Wilson se ubicaba detrás de una línea ofensiva que a menudo lo dejaba solo. El ataque terrestre que había sido tan efectivo anteriormente, ahora pasaba a un segundo plano. 

Sin embargo, Pete Carroll supo aprovechar la débil línea defensiva que Detroit plantó en el campo. La lesión de C. J. Prosise supuso sí o sí la aparición de Thomas Rawls como líder en el backfield de Seattle. Rawls había tenido un buen desempeño la temporada pasada cuando el histórico Marshawn Lynch se ausentaba, pero había perdido protagonismo en la presente temporada, debido a algunas lesiones y a la constante variedad de corredores en el equipo.

Thomas Rawls demostró pronto en el partido que con el balón en sus manos podía hacer daño. La línea ofensiva que tantas veces dejó solo a Russell Wilson parecía arropar a su número 34.

Tal vez el tiempo era el problema: en instantes la línea ofensiva abría espacios, pero en jugadas largas en ocasiones sucumbía.

Russell Wilson se adaptó perfectamente a un estilo de juego que había sido poco usual últimamente. Le entregó el balón a Rawls 27 veces y lo conservó en 30 ocasiones. Incluso cuando se decidía a lanzar, Wilson se encontraba en sintonía; apenas falló 7 envíos en todo el encuentro, y alimentó a otra arma importante en la ofensiva de Seattle: el receptor Doug Baldwin.

Rawls pudo correr para más de 160 yardas y eclipsó el récord de franquicia que hasta ese momento ostentaba Marhsawn Lynch de más yardas terrestres en un juego de postemporada. Sin duda el juego terrestre volvió a ser fundamental para Seattle; los acarreos fueron los encargados de mover el balón, y fueron tan efectivos que permitieron que las jugadas de play action tuvieran mayor efectividad.

Los receptores también demostraron el buen día en el que se encontraban los Seahawks. Baldwin tuvo un juego de más de 100 yardas y Paul Richardson que apenas y tenía una recepción de touchdown en su carrera, logró probablemente la mejor recepción del año en la primera anotación del equipo en el juego, además de otras dos atrapadas que lo pusieron inmediatamente en la órbita de aquellos receptores capaces de atrapar el balón de cualquier modo.

A excepción de un punto extra fallado por Steven Hauschka, todo le salió bien a Seattle, y esto también se debió a la labor defensiva del equipo. La mencionada ausencia de Earl Thomas no pasó factura en ningún momento; Richard Sherman se encargó de presionar el juego aéreo de Detroit y Bobby Wagner, Cliff Avril y Michael Bennett fueron los principales encargados de parar el juego terrestre de los Lions.

A lo largo del partido, Matthew Stafford careció de un referente en su cuerpo de receptores, quienes además soltaron varios pases que pudieron haber significado varias primeras oportunidades. Además, un Stafford aún dolido de una lesión en su dedo medio, era una arma poco confiable en la cual recargar toda la responsabilidad del equipo, en especial cuando la defensiva no responde.

Stafford trató de evitar lanzar en dirección de Richard Sherman, por lo que Marvin Jones y Golden Tate no pesaron en la ofensiva de los Lions. Y en realidad nadie lo hizo, pero el corredor del equipo, Zach Zenner, fue quien más trabajo tuvo en el encuentro; lo intentó, sin fruto alguno, por tierra y también participó por la vía aérea con pases cortos, lo hizo a tal punto que Zenner terminó como el líder receptor de Detroit en el partido.

La línea defensiva de Detroit fue mascarada por el ataque terrestre de Seattle y se mostró incapaz de acechar a Russell Wilson, a excepción de las únicas tres capturas que lograron en el partido, dos de ellas consecutivas. A consecuencia de que la ofensiva no encontraba el camino, la defensiva tenía que pasar más tiempo en el campo y esto la vulneraba aún más.

Las remontadas en las últimas instancias del partido que llevaron a Detroit a postemporada fueron efectivas ante equipos como los Chicago Bears, Los Angeles Rams, Philadelphia Eagles y Minnesota Vikings, equipos que no lograron pisar los playoffs. El intento de hacer esta hazaña ante equipos como los New York Giants, Green Bay Packers y Dallas Cowboys, todos equipos de postemporada, dieron como consecuencia derrotas. La fórmula funcionaba solamente ante equipos sin aspiraciones, y no ante los verdaderos rivales importantes.

La reciente inexperiencia del equipo en postemporada y su condición de visitantes en el CenturyLink Field ante la “Legion of Boom” terminaron por pesarle a Detroit. Aprenderán que un equipo no puede basarse en la confianza de remontar, sino en la solidez y equilibrio en la ofensiva y defensiva. Por el contrario, la basta experiencia en playoffs de los últimos años, le da a Seattle la condición de un siempre competitivo equipo en las últimas instancias.

Detroit pondrá la mira en el próximo draft e intentará repetir la asistencia a postemporada el próximo año. Deberán buscar la manera de mantenerse en la pelea, de entrada, en una división que últimamente ha estado en el dominio de manos ajenas.

Por su parte, Seattle viajará a Atlanta para visitar a los Falcons en el duelo divisional, que de entrada presenta un enfrentamiento de receptor-esquinero que siempre es entretenido: Julio Jones ante Richard Sherman. También, pondrá a prueba a la defensiva, que tendrá que aparecer ante un ataque mucho más completo y peligroso, como lo es el de la ofensiva liderada por Matt Ryan.
(Imagen principal vía: seattletimes.com)

Rodrigo Camacho
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