A punto de finalizar un año para olvidar dentro del Levante UD, es tiempo de hacer balance y hacer un resumen en una temporada fatídica dentro del descenso pero con cierta esperanza tras la temporada transcurrida en Segunda División.
¿Recuerdan todos cómo empezó el año? Llegábamos a la última jornada de la primera vuelta con 11 puntos y colistas en la clasificación cuando nos tocaba jugar, y en casa, contra un Rayo Vallecano que ocupaba la decimonovena posición. Era el momento de ganar, de resurgir, de inyectar esperanzas en una afición hundida y de comenzar la remontada hacia la salvación. Y así fue. Dos auténticos golazos de Morales y de Deyverson, y con un poco de tensión tras el gol de Pablo Hernández a pocos minutos del final, fueron las coletillas de un equipo que volvía a soñar con la salvación y la veía posible pese a todos los baches y dificultades anteriores.
Pero, si había alguna forma de ganarse la confianza y el anhelo de la afición de Orriols, fue el sorprendente y espectacular fichaje invernal de un jugador que, cuando sonaron los primeros rumores, la gente pensaba que los medios de comunicación jugaban con el sentimiento levantinista al ser un jugador de un calibre inmenso, que sería mero humo. Pero no. Ese rumor se hizo oficial, y no era nada más y nada menos que el italiano Giussepe Rossi. No solamente fue el fichaje en sí, sino las ganas, ya que nada más bajar del avión el italiano dijo textualmente “estoy preparado para jugar en una hora”, y ese fue uno de los muchos motivos por los cuales la tribuna del Ciutat de València estaba llena hasta la bandera el día de su presentación. Un “bambino” venía a rescatar al Levante, a evitar el descenso. De hecho, al día siguiente, en el partido contra Las Palmas, nada más salir en los últimos 20 minutos revolucionó tanto el partido como las pulsaciones presentes en el feudo levantinista. Se avecinaban brotes verdes, meses de gestas y emociones, se avecinaba salvar la categoría, quedarse en primera. Pero no.
Transcurre un mes de febrero en el que se pasó de gritar al unísono el cántico de “sí se puede” tras haberle jugado de tú a tú y haberle puesto contra las cuerdas al todopoderoso FC Barcelona de Luís Enrique, a ir a Ipurúa y hacer el ridículo sin tener mínima gota de sangre. De ganarle a un rival directo como el Getafe de manera solvente y contundente, a ir al Madrigal de visita mientras se le cae la cara de vergüenza a los mil aficionados granotas desplazados al templo amarillo. Eran constantes idas y venidas. Estaban a 5 puntos del descenso y cuando se situaban a 2 y lo tenías todo a tu favor para salir del descenso, desaprovechaban la oportunidad y se estancaban en el pozo. Y con el paso de los días el Levante se planta en un partido que es transcendental, pero a su vez, se juega la moral, pero sobre todo, el orgullo.
13 de marzo de 2016. Un Levante en descenso recibe a un Valencia en horas bajas y sumiso en una crisis de resultados. La afición del Levante se conjura junto al equipo para ganar y la afición del Valencia pone a prueba a un equipo que estaba decepcionando en todos los aspectos, y más aún, tras el bochorno en Copa ¿Existe mejor morbo para un derbi?. Y ahora pienso, si a algún levantinista le pregunto sobre cómo recuerda los primeros 45 minutos, ¿cuál sería su respuesta? Pongo la mano en el fuego y no me quemo diciendo que todos dirían lo mismo.
El Levante bloqueó por completo al Valencia en una primera parte en la que el asedio levantinista fue apabullante. Constantes ataques y llegadas azulgranas contrastaban con solo dos tiros, uno de ellos entre los tres palos, del Valencia, pero fue en la segunda mitad cuando Rossi encontró el camino del gol en una jugada un tanto tradicional. Saque de banda de Juanfran y el italiano tras deshacerse de la marca de Dani Parejo remata con una bolea poco ortodoxa un balón que acaba en el fondo de las mallas. Lo que resta de partido, se puede resumir en conservar el resultado por parte de los locales y múltiples llegadas visitantes cortadas por la defensa. ¡SÍ SE PUEDE! ¡SÍ SE PUEDE! Gritaba la afición levantinista mientras retumbaban los cimientos del templo del sentimiento del fútbol mundial (como bien decía el gran Carlos Ayats) tras finalizar el encuentro.“Ahora sí, ahora el equipo reaccionará y se salvará”. Pero no.
Cuando mejores tiempos tenían que llegar, llegaron los peores
Llega el mes de abril, siendo este mes uno de los peores en toda la historia del Levante y sobre todo, el más doloroso y trágico de la temporada. Empata contra el Sporting con un triste 0-0 en casa, pierde en el Benito Villamarín mientras los jugadores veían cómo el Betis les ganaba llegando solo una vez en un partido que habían dominado y habían llevado la sintonía en ataque, y ganan en un partido de infarto ante el Espanyol. Cabe destacar que, si de algo se caracteriza la afición del Levante es de no rendirse jamás, de su lucha, de su esperanza cuando las cosas pintan mal…Características que se vieron reflejadas cuando en Granada se disputaba un partido a cara de perro que se postulaba como un partido a vida o muerte tanto para los nazarís, como para los granotas. Disputándose este partido un jueves laborable, fueron 600 levantinistas estando totalmente convencidos de que esa noche iba a ser una noche para recordar en la historia del decano de la Comunidad Valenciana. Y lo fue, pero en el contexto más triste que cualquier mortal se pueda imaginar. Con un resultado de 5-1, todas las personas que con su ilusión viajaron hasta la ciudad andaluza fueron testigos de cómo los jugadores iban andando y no se pusieron a la altura del escudo que llevaban en su pecho, sin ningún tipo de vergüenza y sin ser conscientes del mal que estaban generando. En definitiva, noche para olvidar.
Solo pasaron 4 días del bochorno en Granada cuando en el Ciutat se jugaba un partido que se tomó como un enfrentamiento con enfado y reproche por parte de la afición hacia sus jugadores. Con varios cambios en el once de Rubi, el Levante, a 5 minutos de que acabase el encuentro, ganaba con un margen de dos goles al Athletic de Bilbao suponiendo esto una pincelada de esperanza para una afición aplastada y desolada tras todo lo vivido. Pero no. Dos minutos en el descuento le bastaron al equipo vasco para empatar y derramar la gota que colmaba el vaso granota, y las lágrimas entre la afición del Levante. Rabia, tristeza, impotencia, frustración, lamentación. Adjetivos de este estilo son pobres para describir lo que se vivió tras finalizar ese encuentro. Así reaccionó la grada de Levante Fans tras el pitido del colegiado mientras entonaban “jugadores mercenarios”.
Crónica de una muerte anunciada
La tragedia final se consumó en Málaga. La gesta de salvarse era prácticamente imposible ya que tenían que hacer pleno de victorias en los 4 partidos que restaban, y en la primera revalida que el conjunto de Rubi tuvo, fallaron. Para colmo, con un 1-1 en el luminoso, el árbitro Vicandi Garrido tuvo el valor de anular un gol legal a Morales en las dos intervenciones que hizo el ataque blaugrana en esa jugada siendo éstas totalmente acertadas, y si eso ya dolió y malgastó las fuerzas anímicas de todos los integrantes que forman el escudo del Levante Unión Deportiva (jugadores, cuerpo técnico, directiva, afición…), el mazazo mortal fue el gol de Duje Cop en el minuto 89, gol que, independientemente del posterior gol del Chory Castro, mandaba a LaLiga123 al Levante tras 6 años en la élite del fútbol español, destacando la heroica clasificación a Europa League en la 2011/2012 mientras el equipo de Orriols era el que menos presupuesto tenía esa temporada.
Teniendo como graciosa anécdota la victoria ante el Atlético de Madrid, Vallecas bajaba el telón de la peor temporada en Primera División en un partido donde el Rayo se jugaba permanecer ante un Levante ya descendido. Desgraciadamente, los de Paco Jémez tuvieron el mismo final que los de Rubi, pero ese partido supuso el final de un gran futbolista tanto para el Levante como para el fútbol español. Corría el minuto 34 cuando la cadera de Juanfran García dijo “basta”, y con la calurosa ovación de Vallecas, se retiraba una leyenda viva del Levante, la cual lloró sin parar ya que se retiraba del fútbol dejando a su equipo, al equipo de su vida, en Segunda División tras una horrorosa temporada. Esta imagen removió conciencias entre una afición que fue deteriorando la figura del capitán de Barona debido a tu tardía retirada, y que tras ese gesto, valoró mucho más al capitán.
¿Y ahora qué? Planificación en LaLiga123
El descenso supuso la limpieza tanto de la plantilla como de uno de los principales artífices de los éxitos deportivos del conjunto. Manolo Salvador, cesaba su contrato y salía de Orriols tras haber protagonizado fichajes de antaño en una grandiosa época, por lo que había que buscar un nuevo director que se posicionara en la misma posición que Manolo, aunque se postulaba difícil debido a todo el trabajo realizado por Manolo a lo largo de su cargo. En estas, llega Vicente Blanco “Tito”, ex jugador del Levante que fue protagonista en el precioso ascenso con Preciado, junto a su mano derecha Carmelo del Pozo con la intención de hacer un equipo ambicioso, con hambre, bien confeccionado, que sea mayoritariamente de la tierra, pero sobre todo, que sea consciente de que no tiene que ser un equipo que ha perdido una categoría, sino que es un buen equipo de Segunda.
Apostando fuerte por la renovación de Roger Martí y Jason, recuperando a Rafa Martins tras su cesión y nombrando a Juan Ramón López Muñiz como entrenador, el Levante ficha a: Natxo Insa, Rober Pier, Remiro, Raúl Fernández, Postigo, Espinosa, Campaña, Chema Rodríguez, Montañes y Saveljich. Añadiendo estos jugadores a un bloque formado con futbolistas que tenían claro que querían quedarse en Orriols para volver a Primera. Por renovar, se renovó hasta el estadio, así que imagínense la revolución.
Pero sin duda, el mejor fichaje del Levante fue el de Morales cuando tras las ofertas de varios equipos, destacando al Sevilla y al Olympiacos como los perseguidores más fuertes del madrileño, el propio jugador dijo vía Twitter: “No hay nada mejor como estar donde uno quiere, en casa.”
Estreno en LaLiga123, primeros brotes verdes y clara candidatura al ascenso
Tras una pretemporada llena de dudas, el Levante UD jugaba su primera jornada de Segunda División en “Los Pajaritos” ante el Numancia siendo los de Orriols uno de los favoritos al ascenso , y con más de 200 desplazados desde Valencia, el equipo valenciano ganó en un estadio en el que es difícil vencer y donde claros candidatos al ascenso en campañas anteriores se habían dejado puntos y a su vez, el ascenso. No se hizo un auténtico partidazo, pero ya se vieron las intenciones individuales de jugadores como Jason, Campaña o Espinosa y lo más importante de todo, se vio un bloque que estuvo ausente en la temporada del descenso. La certificación de la buena plantilla que se había realizado se hizo oficial en el partido contra el Real Zaragoza, siendo los maños los segundos y los valencianos, los primeros y siendo el partido transcendental en las aspiraciones de cada equipo. El Levante barrió como una auténtica apisonadora al equipo del que por aquel entonces era entrenador del Zaragoza Luís Millán, con un contundente 4-2 en el que el Zaragoza solamente pudo batir la superioridad levantinista a través del balón parado gracias a dos faltas perfectamente ejecutadas por Lanzarote. Había una hegemonía sobre el resto de los equipos bastante notable, y la alegría y la sobredosis de autoestima era enorme. Volvía la seña de identidad del Levante, volvían las ganas, los valores. La ilusión.
Todo el mundo pensaba que la línea que llevaba el líder de LaLiga123 se iba a difuminar con el paso de las jornadas y más tras perder contra el Córdoba, pero, a pocas horas de que termine el año, la línea sigue igual o mejor. El equipo aprueba la asignatura de ganar fuera de casa, asignatura que suspendió y con nota en Primera División. Cuando juega bien golea y cuando juega regular gana. Cuando el marcador es adverso, el equipo se arma de valor para remontar y conseguir los tres puntos. Y si tienes un mes de malos resultados, sigues manteniendo el liderato porque antes de que comenzara la racha negativa, tenías el privilegio de contar con un colchón de 10 puntos de ventaja con respecto al segundo clasificado.
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