Rugby

Old Christians, el Chapecoense del rugby

El viernes 13 de octubre de 1972 un avión uruguayo, que llevaba 45 pasajeros a Chile, de los cuales la mayoría eran jugadores del club de rugby Old Christians (formado por alumnos del colegio uruguayo Stella Maris), se estrelló en la cordillera de los Andes, a 3500 m de altitud. Un auténtico blackfriday paría al Chapecoense del rugby.

Los supervivientes de aquel terrible accidente tuvieron que soportar aludes, temperaturas de 30º bajo cero, la muerte de sus compañeros y un hambre atroz. Fruto de esas condiciones inhumanas surgió el debate de alimentarse con la carne de los cadáveres de sus amigos y familiares. Ponerse en el lugar de ellos en tan tremendo trance da mayor valor aún si cabe a esta odisea. Una lucha contra todo en el ambiente más hostil que se pueda imaginar. Angustiados por toda esa interminable lista de penurias, dos de ellos decidieron cruzar las montañas para llegar a tierras chilenas. Y lo consiguieron. 72 días después esos dos y otros catorce fueron rescatados. 44 años después muchos aún se preguntan cómo Nando Parrado y Roberto Canessa consiguieron llegar a pie a la civilización y con ello la resurrección de los que como ellos seguían con vida.

¿Qué fue lo que les hizo sobrevivir? Ser jugadores de rugby. Y no nos quedemos solo en que la condición física unida a su juventud fue lo más importante. Miremos más allá del escenario simplista que nos imponen a todas horas. Es bueno para la vista.

Su fe y su espiritualidad alimentadas por cada placaje y siempre conectadas al oval les dio la entereza para luchar. Los valores mamados a la sombra de Hs gigantes se pusieron en práctica ante la adversidad. Porque estaban acostumbrados a sufrir y el esfuerzo para ellos era algo cotidiano. Porque ellos no eran deportistas. Eran hombres de cuerpo y alma que se habían hecho a sí mismos gracias al deporte rey: el rugby; deporte que cuida el cuerpo, la mente y el corazón. Porque su equipo era más que eso, más que un club. Era una comunidad.

En estos días en los que nos dejamos llevar por una dinámica que nos vacía cada vez más, permitidme hacer dos sugerencias de regalo: el libro “¡VIVEN!” y disfrutar una tarde junto a los suyos para ver y reflexionar el documental “LA SOCIEDAD DE LA NIEVE”.

Y el cuerpo me pide terminar este testimonio lanzando una pregunta al respetable: ¿fomentamos, vivimos, crecemos en los valores que permitió a esta gente salir del hoyo? ¿The answer, my friend, is blowing in the wind? No. Si queremos, está en nuestras manos.

Imagen vía: @RugbyUruguay

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