Esta madrugada del miércoles los Golden State Warriors volvieron a ganar una vez más a Los Angeles Clippers en el que es actualmente el enfrentamiento californiano por excelencia. Esta es la séptima derrota consecutiva que les endosan los de la Bahía a sus vecinos del sur, en un duelo, en el que a pesar de la incertidumbre que se crea siempre durante la previa, la balanza continúa estando muy decantada para uno de los dos lados.
A pesar de la racha con la que llegaba Golden State, todos los aficionados esperábamos por el bien del espectáculo que fuera un encuentro cerrado. Para ello, el mayor punto a favor era que se iba a disputar en un Staples Center lleno hasta la bandera. Los Clippers iban a tener a su favor un pabellón volcado con ellos y que iba a increpar hasta la saciedad al que se ha convertido el enemigo número uno de la franquicia. Pues bien, el denominado SuperTeam se ventiló de un plumazo cualquier esperanza que pudieran tener los locales.
El equipo dirigido por Steve Kerr dejó el encuentro visto para sentencia en un abrir y cerrar de ojos. Después de los doce primeros minutos el marcador reflejaba un 19-37 para los visitantes. Una diferencia demasiado amplia, prácticamente imposible de remontar si tenemos en cuenta quién está enfrente. La franquicia pobre de Los Angeles lleva un año equivocándose a la hora de afrontar estos cara a cara. Calientan demasiado el partido durante las horas y días previos y es lo peor que puedes hacer ante un Warriors que están intratables. Es un tremendo error incentivar a un equipo que de por sí ya es prácticamente imbatible. Lo único que consiguen los Clippers es avivar aún más si cabe una llama que de por sí ya está al rojo vivo.
Para más inri, su entrenador, el polémico Doc Rivers, se equivocó totalmente en el plan de juego. Los locales saltaron al parqué a tratar de llevarse la victoria jugando el baloncesto que más le gusta a los Warriors. Los primeros minutos fueron un vaivén, un ir y venir de aro a aro, con posesiones muy cortas en la que predominaban tiros muy rápidos. En esto los de Oakland son los reyes, se desemvuelven como pez en el agua en todo lo que suponga un correcalles. Cierto es que empezaron muy erráticos fallando sus siete primeros tiros a canasta, pero una vez que carburaron, se convirtieron en un auténtico vendaval.
Los Clippers trataron de sobrevivir en esa vorágine, pero en este duelo de pistoleros ya sabemos todos quien manda desde hace tiempo en el Oeste. Los locales se dispararon ellos solos en el pie, y cuando Rivers quiso reaccionar y cambiar el tempo del partido ya era demasiado tarde. Para ser capaz de hacer frente a los Warriors de esta manera, no solo debes tener un elevadísimo acierto en el tiro, sino que debes practicar una transición defensiva cuasi perfecta, algo que ni de lejos se dio.
A pesar de algún arreón de Clippers en el segundo y tercer cuarto, que incluso lograron reducir la diferencia a siete puntos, el partido estaba visto para sentencia. Estos intentos de remontada se debieron más a la relajación de los visitantes, los cuales simplemente tenían que volver a subir una marcha más en su juego para volver a irse en el luminoso.
El encuentro sirvió como un entrenamiento más para unos Warriors que cada vez carburan mejor, y que están en busca de la excelencia baloncestística. Esta no debe estar muy alejada del nivel que actualmente están ofreciendo, ya que el juego que vienen desarrollando en ataque es una verdadera maravilla. Están practicando un baloncesto tremendamente colectivo, con una velocidad vertiginosa en el movimiento del balón, y con una premisa muy importante: el bien colectivo por encima del individual. Esto es muy fácil decirlo pero muy difícil practicarlo, y más tratándose de un equipo en el que conviven tres de los mayores ejecutores de toda la NBA.
Sin embargo, prácticamente todas las canastas vienen precedidas de un pase y los aclarados apenas existen en Golden State. Anoche de las 42 canastas conseguidas, 32 de ellas fueron precedidas de una asistencia. Se ha convertido en una costumbre sobrepasar la barrera de los 30 pases de canasta, algo extremadamente difícil. De hecho, no solo lideran la liga en este apartado, promediando 32 asistencias por encuentro, sino que este dato a día de hoy supera el record absoluto de todos los tiempos, actualmente en manos de los Lakers del Showtime, concretamente los de la temporada 84-85.
Los Warriors siguen a lo suyo, cosechando una victoria tras otra. Lo mejor para ellos es que este año no se habla de conseguir ningún record en temporada regular. Están centrados en crecer y tienen un único objetivo: el anillo. Por su parte los Clippers siguen con la racha perdedora que vienen arrastrando desde hace ya casi dos semanas. Después de un inicio de temporada descomunal, se han descolgado en la clasificación y aunque aún están terceros en el Oeste ya les pisan los talones varios equipos. Y lo más negativo para ellos, este partido fue como una bofetada de realidad la cual les recuerda que siguen estando varios escalones por debajo de su rival.
Ficha técnica:
115 – Golden State Warriors – Durant (16), Green (22), Pachulia (4), Thompson (24), Curry (19) – quinteto inicial Iguodala (10), Livingston (5), Clark (7), West (2), Looney (2), McGee (4)
98 – Los Angeles Clippers – Griffin (12), Mbah a Moute (2), Jordan (10), Paul (15), Redick (2) – quinteto inicial – Crawford (21), Rivers (14), Speights (15), Johnson (7)
Pabellón – Staples Center, Los Angeles, California
Asistencia – 19.239 espectadores
Árbitros – Bill Spooner, Mark Ayotte, James Williams
En el resto de partidos de la noche se dieron los siguientes resultados:
BOS 117 – 87 ORL / DET 77 – 87 CHA / MIA 95 – 103 ATL / DEN 111 – 116 BKN / LAL 95 – 134 HOU PTB 107 – 115 MIL / CLE 126 – 94 NYK / SAC 120 – 89 DAL / IND 109 – 94 PHX
Foto destacada vía: News Site
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