Más Psicología Deportiva

¿La cabeza como excusa?

En numerosas ocasiones se escucha a entrenadores de élite aquello de “nuestro problema no es de fútbol, es psicológico” (por supuesto también sucede en otros deportes). Por lo general, aquel que lo dice parece hacerlo con la seguridad de que no es algo sobre lo que se pueda hacer nada, que está totalmente fuera de su control y que simplemente hay que aceptarlo. Como si fuera una excusa. Y a nadie (o casi nadie) parece extrañarle, aunque sin duda debería. ¿Es acaso la parte psicológica una excusa para justificar los errores en la competición?

La respuesta, lógicamente, es no. La parte psicológica del deporte es una más, como lo son la física, la técnica y la táctica. Y por tanto, se puede (y debe) trabajar. Si un entrenador en rueda de prensa explica que su equipo ha perdido un partido por estar mal físicamente, nos fijamos en el calendario, las rotaciones de jugadores o la pretemporada realizada. De la misma manera, si alude a fallos tácticos se deduce que está haciendo autocrítica de su propio planteamiento. Sin embargo, si justifica uno o varios goles en contra en los últimos minutos como causados por “fallos de concentración” (por ejemplo), la cosa queda en el aire, como si por azar del destino a sus jugadores les hubiese dado un “bajón de concentración” y no hubiese nada que hacer ante tal desgracia. Si un equipo sale con muy poca intensidad los primeros minutos de un partido, lo mismo. ¿Qué un equipo que pasa por una mala racha vuelve a perder? Qué le vamos a hacer, “es que la dinámica negativa afecta a la confianza del equipo”. En ocasiones parece que aludir a la parte psicológica del deporte para justificar un mal resultado es sinónimo de salvarse.

Esta temporada se han escuchado declaraciones parecidas por parte de Quique Sánchez Flores, Zidane o recientemente Prandelli. Y eso únicamente durante las 12 jornadas que llevamos de liga.  Pero  es un caso más que habitual. ¿Acaso no se puede trabajar la parte mental? Si un equipo se relaja cada vez que toma ventaja en un partido, costándole la remontada, habrá que averiguar por qué (y cómo evitarlo). Si un equipo no sale concentrado los primeros 15 minutos de los partidos, encajando continuamente goles en ese período, habrá que trabajar para salir más enchufados. Si un equipo  que atraviesa una mala racha está falto de confianza, habrá que trabajarla para que no suponga más lastre en la ya de por sí delicada situación de los jugadores. Todos esos factores, y muchos más, no son producto de caprichos del destino ni de loterías del deporte, y se deben trabajar día a día, sea cual sea el nivel al que se compite.

El hecho de trabajar la parte psicológica, por supuesto, no libra al equipo de que en algún momento un jugador pueda perder la concentración y cometer un error. De la misma manera que una buena preparación física en pretemporada no evita que un jugador pueda sufrir una lesión muscular en un momento dado. Pero si un equipo integra la parte psicológica en el entrenamiento, se está preparando para afrontar todas esas situaciones de posible conflicto y para controlar lo máximo posible todos los factores mencionados anteriormente, de manera que posteriormente no haya que buscar excusas.

Foto destacada vía: marca.com

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