El objetivo de esta reflexión es ofrecer una visión general del deporte adaptado para personas con diversidad funcional (término propuesto en el Foro de Vida Independiente, allá por 2005), explicando de forma somera en qué consiste y cómo se estructura a nivel organizativo y federativo.
El deporte adaptado se entiende como aquella modalidad deportiva que, a través de una serie de adaptaciones y/o modificaciones, se adapta al colectivo de personas con diversidad funcional, llegando incluso a la creación de nuevas modalidades deportivas, afines a las diferentes capacidades de este colectivo.
Estas adaptaciones y/o modificaciones pueden afectar al propio reglamento deportivo (siendo el ejemplo típico el baloncesto en silla de ruedas), al equipamiento o material empleado (balones sonoros para personas con discapacidad visual), a la propia instalación donde se desarrolla la modalidad deportiva (goalball o boccia como ejemplos más relevantes),…, hasta llegar a incluso a adaptaciones personalizadas para cada participante (muy común en competiciones adaptadas para personas con discapacidad intelectual).
En el punto de mira de las mismas se encuentra facilitar o permitir la práctica deportiva de cualquier persona, con independencia de su condición física, psíquica o sensorial, con una serie de objetivos claramente definidos:
- Facilitar la práctica de la actividad deportiva en personas con diversidad funcional, facilitando los apoyos necesarios según las condiciones de cada persona.
- Desarrollar aptitudes y actitudes en cada persona, fomentando sus habilidades sociales y creando hábitos saludables mediante la práctica deportiva, que contribuye a mejorar el estado físico y por tanto, la calidad de vida.
- Favorecer el desarrollo de la persona a partir de retos y metas individuales relacionadas con la práctica deportiva, encaminadas a aumentar su autonomía y desarrollar la autoestima.
- En general, promover el deporte como vehículo de integración, así como un instrumento de difusión y concienciación para conseguir la igualdad plena de personas con diversidad funcional a través del deporte.
Desde un punto de vista más organizativo y de competición, el deporte adaptado se encuentra auspiciado a nivel nacional (existen también estructuras a nivel autonómico) por la FEDDF (Federación Española de Deportes de Personas con Discapacidad Física) y la FEDDI (Federación Española de Deportes para personas con Discapacidad Intelectual), que organizan diferentes competiciones para las modalidades deportivas reconocidas.
Aspecto fundamental dentro del deporte adaptado, sobre todo a nivel competitivo, es la clasificación funcional de los deportistas en función de sus capacidades, que les habilita para la práctica de cada modalidad deportiva en cada una de las clases o categorías de la misma (por ejemplo, un deportista con una amputación en una mano podrá participar en la disciplina de natación adaptada ya que su deficiencia incide en el rendimiento, pero no en una maratón atlética, donde su deficiencia no incide en el rendimiento en la carrera).
Esta clasificación, no exenta de controversia, permite a cada competidor, independientemente de su grado de discapacidad, competir de la forma más justa posible frente al resto de deportistas con características similares.
En cualquiera caso, y al margen del ámbito competitivo, al permitir la práctica deportiva a cualquier persona, el deporte adaptado supone una oportunidad inigualable para avanzar hacia la construcción de una sociedad verdaderamente inclusiva que es por lo que los estamentos implicados deben apostar.
Imagen: Boccia Game Beijing Paralympics 2008 – Author: Stig Morten Skjæran
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