Análisis

Sentimiento blanquiazul

Decía el uruguayo Eduardo Galeano que “en su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión pero no puede cambiar de equipo de fútbol”. Tener el corazón blanquiazul es especial, es un sentimiento inequívoco. Como un ave fénix, el sentimiento deportivista ha vuelto a resurgir con más fuerza en los últimos años. 

Con Riazor como catedral, se aúna el espíritu del equipo con el apoyo de la afición. Esa afición que tras bajar a Segunda División se queda aplaudiendo en el estadio e intenta levantar al equipo sin apenas hacer ruido. Ese equipo que lucha, dejándose todo en el campo para cumplir los objetivos.

Ser del Deportivo de La Coruña es algo que no se puede explicar, solo sentir. Es algo mágico. Los múltiples descensos, el penalti de Djukic o la derrota en semifinales de Champions League ante el Oporto han hecho al Depor, y su unión con toda la comunidad deportivista, más fuerte.

Puede que no sea el equipo que más vende o que no sea el que más espacio tiene en los medios de comunicación pero estoy segura de que en lo sí que destaca es en el número de seguidores que tiene de verdad, esos que están tanto en las buenas como en las malas y que están siempre y cuando se les necesitan.

Seguramente no practican el mejor fútbol que se ve en Europa. Tampoco se pueden permitir gastarse muchísimo dinero en un solo traspaso para que sea la estrella del equipo pero siempre será un equipo especial, que logró ganarse la simpatía y la amistad de numerosa gente en muchos puntos de la geografía española y europea.

Los actos negativas son imprescindibles para celebrar con más ganas las acciones positivas y los deportivistas sabemos de eso. Somos grandes, que nadie se olvide. Solamente nueve equipos han logrado ganar la Liga Española y el club coruñés ha conseguido salir campeón en la temporada 1999-2000 con Irureta como entrenador. Dos Copas del Rey, en 1995 y la del “Centenariazo” en 2002, y tres Supercopas de España; 1995, 2000 y 2002, junto con ocho premios Zamora; Acuña, Otero, Liaño y Songo’o, y tres Pichichi; Bebeto, Tristán y Makaay, nos avalan.

Que si, que actualmente lo más importante es mantenerse en Primera División pero no es una razón para no disfrutar del fútbol. Cuando no eres de un equipo grande, de los que ganan -es muy fácil- y eres de un club como el Deportivo te acostumbras a sufrir, a remontar y, en partidos como ante el Sporting de Gijón, casi a rezar para que marquen un gol.

No sé a que esperas si nunca has visitado Riazor, con una afición que no se cansa, que lleva a su equipo en volandas, levantando a los jugadores cuando parece que les flaquean las fuerzas.

Disfrutemos del derbi en Balaídos. Historia de nuestro fútbol y de nuestro club, necesario durante la temporada para seguir manteniendo viva la rivalidad entre el Deportivo de La Coruña y el Celta de Vigo. Nunca dejemos de soñar con el futuro, con volver a jugar en grandes torneos y volver llegar a finales de grandes competiciones. Porque nunca se llegará demasiado lejos. Solos podemos avanzar pero juntos podremos llegar al infinito.

Imagen vía Youtube

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