Los Packers recuperan sensaciones y acaban con unos deprimidos Bears

Partido con bastante más historia de lo que puede indicar un resultado tan abultado, donde los Green Bay Packers necesitaron sobreponerse a un marcador adverso al inicio de la segunda parte para acabar derrotando por 26-10 a unos combativos Chicago Bears en la que es la rivalidad más larga de la liga. Una de las principales razones por las que los de Chicago no pudieron sacar nada positivo de Lambeau Field fue la grave lesión de su QB Brian Hoyer durante la primera parte. La otra gran razón se llama Aaron Rodgers.

El encuentro se presentaba con unos Packers que se suponían favoritos, no solo por ejercer como locales, sino también por la entidad del rival. Los Bears llegaban con sensaciones encontradas, con un ataque que desde la lesión de Jay Cutler parecía haber encontrado el ritmo, siendo uno de los mejores equipos en yardas totales por partido, pero que sin embargo se situaba a la cola en puntos anotados, evidenciando un problema de Hoyer y el resto de la unidad para finalizar drives. En este sentido, las dudas en cuanto al favoritismo “quesero” radicaban en la debilidad de su secundaria, principalmente por la baja de un hombre tan importante como Sam Shields.

En el otro lado del campo las incógnitas volvían a caer del lado de los locales por dos razones principalmente,  las dudas que generaba Aaron Rodgers por no estar al nivel al que acostumbraba durante su carrera, evidenciado por ejemplo en la escasa efectividad en la redzone, y las ausencias en el backfield de Lacy (mínimo 8 semanas) y Starks. Por esta última razón se adquirió de los Chiefs a Knile Davis, pero sus escasos dos días para familiarizarse con el playbook hacían prever que los encargados de las carreras serían otros.

Los Bears serían los primeros en disponer de la posesión, buscando meter rápidamente en el partido a Alshon Jeffery para intentar poner nerviosos a los jóvenes CB Packers. Sin embargo LaDarius Gunter daría un paso al frente en estos primeros compases del partido para contener estos pases y forzar el primer punt de la noche.

Con el ataque local sobre el campo, los males que venían lastrando al equipo durante estas últimas semanas seguían ahí. La producción de carrera no arrancaba y los receptores no conseguían separación con sus marcadores, con este escenario de nada valía la estupenda protección una vez más de la offensive line, pues Rodgers no conectaba apenas pases productivos más que algunos chispazos que hacían ir avanzando hacia el campo rival.  Así se llegó a fieldo goal range con un juego más agresivo (como anunciaran en la previa los propios Packers) al jugarse un cuarto down. Con todo, el drive acabó con un FG.

La carrera no funcionaba para los Bears, y Jeffery seguía sin conseguir batir a Gunter, muestra de esta inoperancia en ataque era que de las nueve jugadas llevadas a cabo hasta el momento, ocho eran para cero yardas. Por el otro lado las carreras sí comenzaban a ser prolíficas, con un Ty Montgomery que ejercía tanto de RB como de WR con gran resultado. Pero sus carencias como corredor puro se vieron cuando en 4º y goal desde la yarda 1 no consiguió avanzar para convertir la anotación. Un drive de 90 yardas sin finalizar que resultaba en cero puntos.

El dominio Packer no se proyectaba en el marcador, y esto pareció animar algo al ataque Bear, ya que con Carey en el backfield, aprovechando algunos screen pass y Jeffery aportando, por fin conseguían avanzar con cierta continuidad. Aquí llegaría el punto de inflexión del partido, cuando en una jugada desafortunada, Matthews y Pepper se abalanzaban encima de Hoyer, provocándole una fractura en su brazo izquierdo al caer sobre él. Tomaba las riendas del ataque de Chicago Matt Barkley, que apoyado en las mismas armas que Hoyer llegaría a field goal range para igualar el marcador 3-3.

Quedaban dos minutos para el descanso y Aaron Rodgers buscaba irse al entretiempo con ventaja. Gracias a un pass interference bastante dudoso llegaría al medio campo, pero un sack de Floyd complicaría el drive. Aquí el número 12 se sacó de la chistera un scramble cuando parecía derribado y conectó con Adams para el primer down. El TD se escaparía cuando parecía conseguido debido a que Randall Cobb no logra superar a un LeBlanc notable hasta el momento. El FG pondría el 6-3 para llegar al descanso.

La frustración se palpaba en el ambiente, pues los Packers habían ejecutado con maestría tres largos drives para acabarse atascando cuando más cerca tenían el TD, dejando igualado un partido que podían ir ganando por tres anotaciones. Green Bay llevaba 1 TD en los últimos 8 cuartos, y la estadística indicaba aparte que los números de Rodgers se vienen abajo en las segundas mitades de los partidos durante esta temporada.

Todas estas malas sensaciones se volverían pánico cuando en la tercera jugada de la segunda parte, tras un drop de un Jordy Nelson irreconocible, llegaría un nuevo sack de Floyd que provocaría el fumble recuperado por él mismo en la endzone para poner por primera vez a Chicago por delante.

Tras esto, había dos opciones, que los Packers cayeran en la desesperación tirando el partido y quién sabe si también la temporada, o si el orgullo haría salir a relucir el genio de unos jugadores capaces de los mejor. La respuesta no se hizo esperar y a Rodgers le salieron dos aliados que quizá no eran los esperados. Montgomery alternando RB y WR, pero sobre todo Davante Adams tomaron las riendas del ataque siendo los encargados de ejecutar varias big plays dignas de jugadores de gran categoría que devolverían la ilusión a la grada de Lambeau.

Esta ganancia de yardas desde la carrera permitieron a Rodgers respirar más, gracias a tener al pass rush rival no solo pendiente de presionar al QB causó que el juego aéreo profiriera bastante daño a la secundaria Bear. Cobb se unió a la fiesta y así llegó el primer TD para Green Bay, a través de un espectacular catch del propio Adams.

Los ataques de Chicago eran cortos, desmotivados en gran medida por la lesión de Hoyer, siendo conscientes de que aún sin esto ya les costaba avanzar, obligaron a su defensa a permanecer mucho tiempo sobre el césped. Sin apenas tiempo para recuperarse ya tenían de nuevo enfrente a un Rodgers que extendía las jugadas hasta límites insospechados, forzando a la defensa a mantener un desgaste tanto físico como mental que les acabó pasando factura.

El último cuarto comenzaría con un nuevo TD de Adams para confirmar su estratosférico partido, pues acabaría con unos números escandalosos, convirtiéndose en el primer jugador que sale de Lambeau con 10 o más recepciones, 100 o más yardas recibidas y 2 o más TD. Con el ataque de Bears inoperante completamente, sólo quedaba ver cómo los jugadores de los Packers iban subiendo sus estadísticas. Cobb, Adams y Montgomery acabarían el partidos con 10 o más recepciones, mientras que Rodgers alcanzaría las 300 yardas tras bastantes partidos y completaría 39 pases, su máximo durante su carrera hasta el momento.

Como reconocería Rodgers tras el partido, la clave de la victoria radicó en no desesperarse por no conseguir finalizar los drives en la primera parte, sabiendo que el plan estaba funcionando y que tarde o temprano llegarían los puntos. En esta parte final del partido llegaría un TD de Cobb y las primeras carreras del recién adquirido Knile Davis. También cabe destacar la primera intercepción del rookie LB Blake Martínez. Un FG bloquedo a Crosby dejaría el marcador definitivo de 26-10.

Con la visita a Atlanta en la próxima jornada en la mente de los de Green Bay, este partido puede servir para devolver la confianza a un ataque que se mostraba inseguro, y tras esta victoria el balance de 4-2 antoja un futuro más optimista. Por el contrario, la derrota no es la peor noticia para los Bears, ya que la lesión de Hoyer confirma aún más este año como de transición, con un registro de 1-6 y a 11 días de enfrentarse a los invictos Vikings.
(Fotos vía: Packers.com)

Adrián Sardiña

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