La verdad es que el cliché que da nombre a esta crónica es una hipótesis muy aceptada en el mundo del cine, y solo resulta equivocada en contadas ocasiones. Casos como los de “El Exorcista” y “La Máscara” ayudan a refrendarla pero, afortunadamente para los futboleros, en el mundo del fútbol esta hipótesis queda en agua de borrajas.
El encuentro que esta noche de viernes se celebraba en el estadio aquincense Groupama Arena enfrentaba a la selección local contra la suiza en la segunda jornada de clasificación para el Mundial de Rusia 2018. Ambas provenían de partidos con resultados sorprendentes ya que mientras los magiares venían de empatar con las Islas Feroe, los helvéticos habían derrotado a la vigente campeona de Europa: Portugal.
Sorprendidos o no, una vez echado el balón a rodar ambas tenían el mismo objetivo: perforar la red rival y acabar con 3 puntos más en el casillero. Sin embargo, puede que por miedo a cometer un error o por ver quien daba primero el paso, ninguno de los dos equipos fue capaz de elaborar buen juego u ocasiones en área contraria en toda la primera parte. Jugadores como Balázs Dzsudzsák y Ádám Szalai por un lado, y Xherdan Shaqiri y Haris Seferović por otro, no tuvieron gran participación en este primer tiempo que arrancó más de un bostezo a los espectadores.
Llegaba la segunda parte y la sensación de que podíamos hallarnos ante el mayor tostón de partido de lo que llevamos en la temporada estaba presente pero, al contrario que en las películas, fue precisamente la segunda parte la que de verdad hizo el encuentro digno de ver.
Corría el minuto 51 cuando cayó el primero, y lo hizo tras un error de la defensa local a la hora de despejar un balón largo que recogió Shaqiri, y una vez que su disparo fue rechazado por el meta Gulácsi, Seferovic se encargó de enviarlo para dentro. Suiza se adelantaba, pero no habían pasado ni cinco minutos cuando un disparo lejano de Kleinheisler se fue a la madera y, de nuevo aprovechándose del rechace, Szalai batió a Sommer
En un santiamén el partido ya estaba roto, y la afición ya estaba envalentonada. Ambos equipos se estiraron y las ocasiones se multiplicaron. Fue así como se repitió la historia. Un balón colgado cerca del pico del área acabo en una volea prodigiosa de Rodríguez que batió la meta húngara tras botar primero en el césped. Y otra vez, en menos de cinco minutos, otro balón colgado fue desviado al punto de penalti, donde Szalai aguardaba una vez más con la caña preparada para empatar de cabeza. 2 a 2, y todavía quedaba mucho por ver.
Con veinte minutos por delante y una tónica como la que tenía el partido en ese momento, el público no se levantaba de los asientos, pero fue precisamente en ese periodo en el que menos ocasiones se vieron de la segunda parte. Parecía que lo mejor del partido ya estaba visto, pero todavía quedaba un final apoteósico. A falta de 2 minutos para el cumplimiento del tiempo reglamentario, Valentin Stocker recogía un enésimo rechace y marcaba el que era el definitivo 2-3.
Un final feliz o dramático, dependiendo del pie del que cojeaba cada sujeto, pero que ponía punto y final a un partido que tuvo una primera parte merecedora de ganar de un premio Razzie y una segunda merecedora de un Oscar.
Ficha técnica
Goles: 0-1 Seferovic (50´), 1-1 Szalai (53´), 1-2 Rodríguez (67´), 2-2 Szalai (71´), 2-3 Stocker (88´)
Alineación Selección de Hungría: Gulácsi; Fiola, Lang, Guzmics, Kádár; Nagy, Gera; Dzsudzsák, Kleinheisler (Németh), Stieber; Szalai (Nikolic).
Alineación Selección de Suiza: Sommer; Lichtsteiner, Schar, Elvedi, Rodríguez; Dzemaili, Behrami, Shaqiri (Fernandes); Embolo, Seferovic (Derdiyok), Mehmedi (Stocker).
Tarjetas amarillas: Dzemaili (80´), Behrami (90´)
Estadio: Groupama Arena (Budapest)
Imagen vía: eldiariodechihuahua
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