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Ronda Rousey: La chica que cambió el deporte femenino

Ronda Rousey ha cambiado el deporte femenino para siempre. Debutó como campeona en la UFC por primera vez en la historia, batió récords de todo tipo y se hizo un hueco en el corazón de los aficionados, sin embargo, también ostenta una emocionante historia a sus espaldas, esa que hoy será repasada.

No, no es necesario juzgar a una persona por la serie de gestos que nos muestre cuando ejerce su profesión. No. No es necesario creer que estás acabado cuando tu carrera es pisoteada por un simple fallo. No. No es necesario pensar que los demás te mirarán con una cara diferente si vuelves a caer. No. Nada de eso es necesario. Y es que, si existe algo verdaderamente necesario en esta vida es el hecho de conocer a una de las mujeres con mayor talento en la historia del deporte. Eso sí que es verdaderamente necesario. Lo es y lo será hasta que no haya más días por contar.

All for you, Ronda.

He perdido torneos, he perdido amistades, he perdido a mi padre. Sé que puedo superar cualquier dificultad. Sé que me puedo reponer cuando las cosas están en su peor momento. No tengo miedo de perder todo mi dinero ni de perder mi carrera, porque sé que he vivido hasta en mi coche y he podido salir adelante. Una vez que han conquistado las peores cosas, no tienes por qué temer lo desconocido. Te has convertido en una persona a prueba de todo.

Ronda Rousey nació bajo el seno de una familia estadounidense en el Condado de Riverside el 1 de febrero de 1987. Nada fue sencillo para una chica que poco a poco tuvo que ir haciéndose un hueco en su propia vida, ya que nada más que su madre, Ann Maria Rousey DeMars, una judoca mundialmente conocida, dio a luz, los problemas comenzaron.

Ronda, vino al mundo con una vuelta de cordón umbilical alrededor de su cuello, lo que provocó que tras el parto viniese al mundo completamente morada y casi sin respiración. Obtuvo posibilidad de 0 (sobre 10) en el conocido Test de Apgar, hecho que conllevó a que los médicos hiciesen todo lo posible para salvarla. Afortunadamente, unas semanas más tarde, todo volvió a la normalidad y la pequeña pudo continuar con su viaje.

Caracterizada siempre por ser una niña muy callada que no llegó a pronunciar palabra alguna durante su niñez, ‘Rowdy‘ pidió desde edades muy tempranas un muñeco que para ella significaría muchísimo. Un tal Hulk Hogan terminó siendo para ella algo más que un icono deportivo. Lo admiraba, lo amaba, y deseaba uno de esos muñecos que se comercializaban por aquel entonces.

Rousey junto a su madre. (http://cde.peru.com)

Una niña que no sabía siquiera cómo dirigirse a su madre cuando tenía hambre o sed, encontró en su llamado ‘Balgrin‘ (mote que le otorgó al peluche de Hogan) un amigo con el compartir casi todos los momentos de su vida joven. Nada la separaba de este compañero de juego, y mucho menos de una persona que fue tremendamente importante para ella: su padre.

El padre, el verdadero Rousey, fue un hombre dedicado a su familia que corrió la tremenda desgracia de fallecer cuando Ronda tenía 8 años. El nombre de esta fue otorgado por él curiosamente sin H dado que el miedo que estaba pasando en el momento del parto lo llevó a escribir de forma errónea la palabra. La causa de su muerte fue suicidio, uno que terminó por suceder después de que sufriese un gravísimo accidente que lo dejó inválido casi por completo. Su mujer y sus hijas lo encontraron muerto en su coche, donde, con una manguera conectada al tubo de escape decidió tomar el camino hacia la otra vida.

Para la joven y para sus hermanas no fue fácil la pérdida de su padre, aunque siempre mantuvieron este evento como un símbolo de inspiración. Y es que, cuando ocurren una serie de hechos negativos en la infancia de un ser humano, el cerebro es capaz de guardarlos en una parte posterior para que así el daño no nos afecte a nuestro desarrollo como persona y sí nos fortalezca mentalmente hablando.

Y así fue. La gran Ronda comenzó a hacerse un hueco en la historia de las artes marciales practicando el mismo tipo de disciplina que su madre: el judo. Un gran trabajo tanto psicológico como físico la hizo estar habituada a trabajar casi sin cesar durante día y noche. El deporte no la dejaba casi ni respirar, creándole una obsesión que ya su madre le había inculcado desde pequeña: la insaciable necesidad de ganar.

Cada vez que entro en la jaula, estoy  absolutamente segura de que voy a ganar. No solo soy mejor luchadora que la otra persona, no solo tengo un deseo más fuerte de ganar, sino que he trabajado más duro de lo que mi oponente lo hará jamás. Eso es lo que realmente me diferencia del resto.

Todo lo que jugaba tenía que caer de su lado. Intentó siempre derrotar a sus rivales por ippon (el equivalente al KO en judo) y machacarlas cuanto podía. Era una bestia del tatami a la que ninguna de las presentes en los torneos deseaba enfrentarse.

De esta forma, a los 17 participó en los Juegos Olímpicos de Atenas de 2004, unos de los que se fue de vacío sin medalla alguna. Sin embargo, sería en 2008 cuando en Pekín se llevaría la primera de las medallas para USA Judo en su historia femenina. Después de haberse pagado ella misma la estancia en casi todos los lugares a los que acudía para los torneos y de haber intentado, por activa y por pasiva, resistir como podía casi sin medios, Rousey era campeona olímpica, aunque, eso sí, sin ser reconocida por casi nadie.

Rousey con el bronce en Pekín 2008. (http://planetaufc.com/)

Fue precisamente esta victoria lo que provocó que perdiese el deseo por seguir ejerciendo como profesional de judo. Se tomó varios años de descanso en los que desarrolló relaciones un tanto nocivas y en los que luchó por buscar algún objetivo que la moviese. Las graves discusiones que mantenía con su madre la llevaron a quedarse sin hogar en múltiples ocasiones y vivir en la parte trasera de su vehículo.

Deambulará por Estados Unidos sin rumbo alguno y terminará por encontrarse con su verdadero amor: las artes marciales mixtas.

Empezará, pues, a entrenar en uno de los gimnasios situados en la zona cercana a Las Vegas, lugar en el conocerá a Edmond, su entrenador. Al principio no todo irá como ella espera, dado que dicho técnico dedicado casi exclusivamente al boxeo, no querrá hacerse cargo de su entrenamiento y deseará crear un vacío entre ambos. Por contra, Ronda se dejará la piel y luchará por conseguir aquello que es suyo y que se merece, demostrando así al mundo que una luchadora nunca, nunca puede rendirse.

Fue entonces cuando se decidió a participar en su primer combate como profesional el 27 de marzo de 2011. Luego de haber esta entrenándose y haberse visto obligada a trabajar en varios empleos simultáneos, así como a dormir en la parte trasera de su Honda, Rousey eligió el camino de la gloria.

Las personas siempre me preguntan cuál es mi estrategia frente a una contrincante. Nunca tengo una estrategia rígida. Planeo el primer intercambio e improviso según lo que sigue. Después esbozo distintos escenarios posibles. Si carga contra mí, la derribaré hacia delante. Si corre, la derribaré hacia atrás.

Su primera contrincante fue la brasileña Ediene Gomes, a quien derrotó en tan solo 25 segundos con una sumisión de brazo que comenzó a dar lugar a una nueva tendencia en las MMA. El combate, celebrado en Tarzana (California), le dio popularidad y le ayudó a encontrar un segundo choque, esta vez, fuera de su país.

En Canadá, concretamente, en Calgary, se midió a la canadiense Charmaine Tweet, a quien dejó contra la lona por sumisión en tan solo 49 segundos un 17 de junio de 2011.

Ronda se iba haciendo de hierro y su equipo, junto con ella, comenzaba a crecer y a ver que no podía existir rival alguna que la frenase. Así pues, recibiría una llamada de la conocida liga Strikeforce, la cual le organizó un enfrentamiento con la estadounidense Sarah D’Alelio en Las Vegas (Nevada) para el 12 de agosto de 2011.

Veinticinco segundos le bastaron a esta bestia del octágono para, de nuevo, con un ‘armbar‘, rendir a su oponente. Ahora ya si que no había truco, no era la fortuna de dos simples encuentros. A la tercera debía ir la vencida, y no sucedió así.

Julia Budd fue la cuarta víctima en la lista de Ronda. En treinta y nueve segundos rindió a la canadiense en Las Vegas un 18 de noviembre de 2011 en el Strikeforce Challengers 20. Su tremendo dominio unido a una gran cantidad de técnicas de judo que aplicaba sabiendo perfectamente como enlazar con la rendición de brazo final, la hacían aumentar, poco a poco la fama.

Ronda disloca el brazo a Julia Budd en Strikeforce. (https://i.ytimg.com/)

Así pues, un inesperado día, la gran campeona de Peso Gallo de Strikeforce, Miesha Tate, retó a Ronda a verse las caras en 2012. Rousey no se achantó y aceptó un duelo que pasaría a la historia. Lo curioso no fue el que aceptase el combate, sino que la petición llegó vía Twitter, una red social en la que una fan de Tate decidió comentarle que porqué no se veía las caras con ‘Rowdy‘, una chica que parecía estar cambiando las reglas de este deporte.

El enfrentamiento se llevó acabo en Columbus (Ohio), un 3 de marzo de 2012 en el que Miesha duró escasos cuatro minutos y medio hasta que Ronda le aplicó su llave de brazo. Era el momento de saltar al estrellato. Era la campeona de Strikeforce después de haber debutado en el Peso Gallo como profesional. Y, además de todo ello, era la galardonada con la Sumisión del Año 2012.

Sarah Kaufman fue la última parada de la gran luchadora antes de pasar a la historia. La canadiense cayó en cincuenta y cuatro segundos por otro ‘armbar‘ aplicado con un gran estilo y con una delicadeza unida a la agresividad que dio la vuelta al mundo. De esta forma, días después de su combate y de haber defendido por primera vez su cinturón con éxito, su teléfono sonaría de forma repentina.

Reportero de TMZ: ‘Oye, Dana, ¿cuándo lucharán las mujeres en la UFC?’

Dana White: (Risas) ‘Nunca…’

Hola, buenas tardes, Ronda. Soy Dana White, quiero que me acompañes esta noche al estreno de ‘Sons of Anarchy‘. ¿Te gustaría?‘, comentó el presidente del Ultimate Fighting Championship a una Rousey que no podía creérselo. Claramente, la chica aceptó y acudió junto a él a un desfile de estreno que dio comienzo a la verdadera leyenda.

White le puso sobre la mesa el hacerla campeona de la UFC y crear un evento para que ella luchase sin problema alguno defendiendo su título de Peso Gallo. Dicho choque debería estar previsto para el 23 de febrero de 2013, fecha en la que se llevaría acabo el UFC 157.

El 6 de diciembre de 2012, ‘Rowdy‘ se coronó como la primera mujer con un cinturón en su cintura en la historia de la UFC. Sin embargo, no sería fácil el defender este reinado, ya que ante sí se encontraba una enorme chica de la talla de Liz Carmouche.

Liz y ella se dieron cita en Anaheim (California) en febrero en un choque que, claramente cayó del lado de la profesional de judo. En cuatro minutos y cuarenta y nueve segundos, la sumisión de brazo hizo lo que debía hacer y provocó la victoria de Ronda en el primer combate femenino en la historia de la UFC. Era un hito para el deporte.

Rousey aplicando la llave de brazo a Carmouche en su debut en la UFC. (http://themmacorner.com/)

Una vez defendido el título en su primera ocasión como campeona, Dana le buscó otra rival que se adaptase a su tipo de lucha. De nuevo Miesha Tate se vería las caras con ella, aunque en esta ocasión lo haría en Las Vegas.

Ambas estadounidenses se dieron cita el 28 de diciembre de 2013 para el UFC 168. En esta ocasión no sería tan sencillo para Rousey el obtener la victoria, demorándose el combate hasta la tercera ronda debido al deseo de esta de ‘destrozar a su rival’.

Y es que, este envite posee una historia previa, dado que ambas fueron elegidas como protagonistas de ‘The Ultimate Fighter‘ en la categoría femenina para representar a un grupo de peleadoras ‘Rookies‘. El show, desarrollado de forma planeada, dejó ciertos piques entre ambas que Ronda no pudo soportar y trasladó al combate.

Aquella noche, la Sumisión de la Noche fue para ella, así como la Pelea de la Noche. Fue brutal el dominio ejercido, así como la agresividad mostrada. Fue, simple y llanamente, la demostración de que esta mujer nunca podría ser parada.

La siguiente piedra en el camino fue Sara McMann en febrero de 2014. Para aquel entonces, Ronda ya había abandonado su Honda y había recibido por parte de la UFC un bonito BMW X6 M que la hacía verse un tanto por encima de los demás. El dinero llegaba y no paraba de llegar, pero ella se mantenía intacta en cuanto a personalidad: solo quería seguir ganando y no pararía hasta que alguien la frenase.

La noche de un combate me siento impaciente. A medida que se acerca el momento, mi impaciencia crece. Para cuando me conducen al octágono, tengo que hacer un esfuerzo para contenerme; todos los músculos de mi cuerpo están esperando descargarse sobre mi oponente. El momento más difícil es cuando estoy parada en mi esquina, desafiando a mi oponente con la mirada, esperando a que el árbitro de la señal para comenzar. Odio esos segundos, porque durante una pequeña fracción de tiempo tengo que aceptar que lo que sucede en el octágono está fuera de mi control.

Ante Sara fue la primera ocasión en la que pudo llevarse el gato al agua por TKO y no por una llave de sumisión. Un rodillazo al cuerpo asestado en la ronda uno cuando tan solo habían acontecido un minuto y seis segundos del cara a cara, valió para que el árbitro decidiese terminar con el choque. Era la Actuación de la Noche y su personal 9-0.

La décima victoria llegó el 5 de julio de 2014 ante la canadiense Alexis Davis, quien fue abatida en el UFC 175 por KO. Tan solo le bastaron 16 segundos a la campeona para dejar sobre la lona a su oponente. Se hizo con la Actuación de la Noche y dejó un nuevo récord en la compañía del nocaut más rápido.

El 28 de febrero de 2015 se vio las caras con Cat Zingano, una estadounidense que sufrió la ira de la judoca y que terminó tapeando en tan solo 14 segundos. Otra Actuación de la Noche y otro récord personal y para la empresa se batía en este duelo. El UFC 184 pasaba a la historia como el evento en el que había acontecido el combate femenino profesional más efímero de la historia.

Ronda golpeando a Correia. (http://edgecast.metatube.com/)

Finalmente, el 12-0 llegó por una victoria cosechada ante la brasileña Bethe Correia. Un nuevo KO por golpes fue lo que le proporcionó la cuarta Actuación de la Noche consecutiva a la americana. En treinta y cuatro segundos dejó sobre la lona a su rival en la última defensa con éxito de su título.

Hasta ese momento, todo fue rodado y el éxito la llevó a estar colocada en un pedestal para el resto de sus días. Sin embargo, una tal Holly Holm decidió cambiar el curso de su vida. La portentosa luchadora natural de Albuquerque (Nuevo México), retó a Rousey para verse las caras el 15 de noviembre de 2015 en Melbourne (Australia).

Por primera vez como profesional de las MMA, Ronda salía del continente americano a pelear contra una rival de talla muy superior. Así pues, el UFC 193 pasaría a formar parte de su historia más negra como luchadora.

Holly derrotó a ‘Rowdy‘ en uno de los combates llevados con mayor tranquilidad por una peleadora de élite. Holm mantuvo la distancia y evitó colocarse al lado de su contrincante, consiguiendo así que Ronda no hilase llave alguna de judo y anulando, de esta forma, su mayor arma: la sumisión de brazo de la que se seguían los ‘grapplings‘. La veterana de 34 años dio una lección de lucha y terminó por llevarse la victoria por KO en la segunda ronda.

Dicha pelea fue considerada como la Pelea de la Noche y como el final del reinado de Ronda Rousey en la UFC. Desde aquel entonces, no existe rastro alguno de ella. Tomó el descanso por su parte y decidió no volver al octágono hasta que todo estuviese en regla y el tiempo hubiese solucionado los problemas. Fue un duro golpe, uno más difícil de superar que aquella patada asestada por parte de Holly a su cabeza que dio colapso al combate.

Ronda busca a día de hoy volver a la compañía por la puerta grande. En los últimos meses se ha hablado de que su llegada será el evento más importante en la historia de las MMA, aunque esto simplemente son suposiciones. White declaró estas últimas semanas que se estaría barajando la posibilidad de contar con ella para el último show del 2016, dado que la audiencia de este subiría en masas. El resto son simplemente suposiciones que alimentan, poco a poco, una polémica sin sentido sobre la posible carrera terminada de esta chica invencible.

Así pues, si en alguna ocasión en la vida hay un momento en el que se debe juzgar a una persona por aquello que muestra cuando trabaja (fanfarroneo, vaciles, gestos de superioridad), tal vez se esté cometiendo un grave error, tal vez se esté pecando al no pensar que aquello que realiza es tan solo parte de un rol, de una cara, de una máscara colocada para ocultar una vida de sufrimiento y dolor. Una cara que esta mujer ha mostrado al deporte y que jamás será olvidada.

Gracias por haber cambiado el deporte con tu constante sacrificio, Ronda.

Mi vestuario está en silencio, en un completo silencio. (…) Acude Burt Watson el ‘niñero’ de los luchadores de la UFC para decirme que salte al octágono. (…) Miro a mi equipo y empieza a sonar ese ‘Bad Reputation‘ de Joan Jett que siento que corre por mis venas. (…) Sitcht Duran, mi ‘cutman’ me revisa y me prepara para entrar a la jaula; acto seguido, el árbitro del exterior me hace abrir la boca y enseñar los guantes. (…) Edmond me da un beso en la mejilla y ánimos. No hay vuelta atrás. Está todo listo para empezar. (…) El árbitro mira a mi rival y pregunta: ‘¿Lista?’ Ella asiente. Se gira hacia mí y me pregunta: ‘¿Lista?’ Y yo pienso: ‘Nací lista’.

Imagen: www.wall.alphacoders.com. 

Nota: Las citas y la información han sido obtenidas del libro de la vida de Ronda Rousey, llamado comercialmente ‘Mi pelea, tu pelea’ y redactado por María Burns Ortiz, hermana de la luchadora profesional.

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