Es cierto que sólo llevamos tres jornadas de Liga disputados, y que queda todo un mundo por jugarse, pero es cierto que de la euforia en la pretemporada malaguista, se ha pasado a “cierto pesimismo” en la Rosaleda.
Tras un plácido verano lleno de fichajes, demostración de fuerza por parte del club en cuanto a frenar salidas, y predisposición a ir haciendo las cosas bien, como búsqueda de entrenador rápido, jugadores de nivel y con gran progresión, además de acertar con rebajas en abonos y cambio de césped, ya nos hemos topado con la triste realidad de la verdadera competición, en la que los errores se pagan con puntos.
El equipo que se ha creado, a priori, es mejor que el de la pasada temporada. Con jugadores que han levantado una gran expectación en el aficionado boquerón, ya que incluso no hubo miedo por parte del club y entrenador de mencionar la palabra Europa.
En la pretemporada se han jugado muchos partidos, incluso venciendo trofeos como el Carranza, que iban dando alas y todo parecía arrancar bien y pronto, pero yo ya comenté en varios artículos que este año íbamos a ver más goles que el año pasado, pero en ambas porterías.
Después de ver los encuentros veraniegos ante rivales más flojos, se apreciaba una gran debilidad defensiva. Era fácil hacernos gol, pero no se notaba mucho porque el Málaga CF conseguía ganar los partidos anotando más goles. Pero se adivinaba una gran fragilidad atrás, éso de ser de los equipos menos goleados se iba terminando. La llegada de Koné y Diego Llorente daba mucho caché, nombre, pero no los mismos resultados y consistencia que daba Albentosa la temporada anterior. El espigado central que llegó cedido de la segunda división inglesa tardó un poco en coger su puesto, pero luego se hizo prácticamente fijo en el once inicial. Su poderío, garra, fuerza y coraje dio muchos puntos en defensa, incluso en ataque al conseguir dos goles. Que le pregunten al Real Madrid y a Cristiano lo descontento que salió de la Rosaleda.
Una operación que parecía la más fácil, al final se torció, y su baja se nota demasiado en la defensa. Además, Weligton no ha comenzado bien esta temporada. En algún partido de pretemporada se le ha visto un poco lento, y quizás por éso, un poco más alterado dentro del campo. Ya comenté yo que este año lo veríamos hacer más de un penalti y bastantes tarjetas, por estas circunstancias. Y no me equivoqué mucho. En el primer partido oficial, frente al Villarreal hizo penalti y pudo ver la roja en lugar de la amarilla que le mostraron. No entro en que fuera o no dura su entrada, si hubiera mucho teatro por parte del jugador Santos Borré, pero sí que fue totalmente innecesaria, al confiarse mucho en un balón tonto cerca del área, que se dejó quitar porque pensaba que el atacante estaba en fuera de juego.
Pero el fallo no es sólo de los centrales, ya que el centro del campo es el mismo aguerrido y contundente del pasado año. Con un Camacho, recomprado por el club y redimido de su intento de salida, que el pasado sábado no tuvo su mejor versión, junto a su eterno “escudero” Recio. El que jueguen juntos en la medular es para dar mayor consistencia y seguridad al equipo, porque si el míster pone otros peones en sus puestos, seguro que traerían mayor profundidad, mejor juego interior y goles. Pero al final no se ha conseguido ni lo uno ni lo otro. Ya que la seguridad atrás se ha perdido, haciendo dudar mas al equipo a la hora de subir hacia el ataque, dando mayor lentitud al juego malaguista, que se hace muy previsible.
Pero el problema radica también en que este año se han firmado a dos verdaderas lanzas por las bandas, como Jony y Keko, con una función netamente ofensiva que cuando llegan arriba se “inflan de hacer centros” al área que no encuentran rematadores. Sólo hay que ver las estadísticas, para sorprendernos de varios datos contundentes.
La primera, que en las tres primeras jornadas de liga, en las que Keko sólo jugó un total de 166 minutos, es el jugador de la Liga Santander que mas faltas ha recibido, lo que nos da idea de su desborde, velocidad y peligrosidad.
Y el segundo dato, es que el pasado sábado, día de la primera derrota desde que llegó Juande a tripular la nave blanquiazul, el equipo malaguista llegó a realizar 43 centros al área, de los cuales sólo fueron rematados 16 y muy pocos con peligro. En frente, el submarino amarillo tuvo únicamente 13 centro al área con 12 remates. Aquí quizás entre el papel de la falta de ese delantero rematador clásico que demandaba Juande y que nunca llegó, pero no olvidemos que en la recámara aparece la figura del joven marroquí En- Nesyri, que podría darle al equipo ese “tipo de delantero” que andan buscando.
El internacional marroquí ya ha demostrado que con pocos minutos ha marcado goles bajo sus órdenes, y esta fin de semana al no ser convocado con el primer equipo, jugó con el filial de Manuel Ruano anotando dos goles y volviendo loco al equipo del Maracena.
Pero todavía no hemos podido ver al fichaje mas caro de esta temporada, al uruguayo Santos, jugar ni un minuto en competición oficial.
Calidad sabe todo el mundo que tiene este equipo, porque además tenemos a Juanpi, Duda y Fornals que jugando por dentro darían mucha mayor claridad en el ataque y otra versión de juego que no sean “balones a la olla”.
Otra pieza que queda por colocar es la de Sandro. El delantero, procedente del FC Barcelona, no estaba acostumbrado a jugar sin tanta posesión de balón, costándole mucho más su efectividad de cara al gol.
Y para rematar la faena, de este “análisis personal”, admitir que el mejor jugador del encuentro, fuera Kameni, que claramente se ganó el MVP del encuentro al detener un penalti (ya es el segundo mejor “parapenaltis”) y realizar un gran encuentro a pesar de perder por 0 a 2, indica que el equipo no carbura muy bien.
Es cierto que quedan muchas horas de fútbol por disputarse, muchos pitidos iniciales y grandes goles por llegar, pero lo que sí es cierto, es que este arranque de temporada es el segundo peor después del fatídico año de Schuster, y la verdad que ha pillado a todo el mundo con el listón demasiado alto.
Tres partidos, únicamente con dos puntos, tres goles a favor y cinco en contra ante unos “rivales de nuestra liga”, y con dos partidos en casa, no son para dar saltos de alegría, pero la confianza en el equipo es fuerte porque tiene mucho potencial para mejorar, quizás sólo falte afinar mejor el motor y cambiar el diésel por gasolina.
Foto Destacada: Eldesmarquemalaga
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