Si hace una semana se escaparon de La Rosaleda en los últimos minutos dos puntos que el Málaga ya tenía casi en su mano, en esta ocasión pudo recuperar sobre la bocina un punto que ya tenía prácticamente perdido a costa de un Espanyol incapaz nuevamente de rematar la faena.
El fútbol es caprichoso cuando se lo propone. Hace una semana, el Málaga lamentaba que el triunfo ante Osasuna volase de La Rosaleda a pocos minutos del final para tener que conformarse con un solo punto. Ahora, el mismo equipo valoró otro punto de manera muy diferente, tras levantar un 2-0 adverso frente al Espanyol en un partido que se complicó demasiado y que sólo se pudo reconducir hasta el empate final gracias al empuje de un equipo que se resistía a hincar la rodilla por primera vez en lo que llevamos de verano y se aprovechó de la fragilidad de otro que, tras un partido loco en el Sánchez Pizjuán, dejó escapar nuevamente la renta que tenía para haberse llevado la primera victoria del curso.
Presentando el mismo once que no fue capaz de amarrar el triunfo frente a Osasuna, a los malaguistas se le empezaron a complicar las cosas pronto en el estadio del Espanyol, donde no gana desde hace cinco temporadas. El conjunto barcelonés, consciente de la gran ilusión que el nuevo proyecto ha despertado a su afición, ardía en deseos de agradar a su afición y se hizo con el control del encuentro desde el primer momento. El Málaga ya venía acusando de algunos problemas defensivos, incluyendo el que costó el gol del empate en la jornada anterior, y estos se volvieron a evidenciar en la figura de una pareja de centrales que dio muchas facilidades al Espanyol con carencias impropias de un equipo de primera división.
Aunque el Málaga acumuló un par de acercamientos, fue el Espanyol el que los llevó a cabo entrañando verdadero peligro y con la figura de Gerard Moreno desatada como una gran pesadilla para los malaguistas, especialmente para los centrales Llorente y Koné. Fue así como, tras algunos intentos, llegó el primer tanto en el minuto 28. Una pérdida de balón en el centro del campo, el cual tenía completamente ganado el Espanyol ante unos Camacho y Recio completamente testimoniales, desembocó en una contra en la que Gerard Moreno se internó en el área y se aprovechó de la pasividad de Llorente, que no sólo no hizo nada por impedir su disparo sino que además ayudó a desviar la trayectoria del mismo para que el balón se colase despistando a Kameni.
El 1-0 sentó al Málaga como una losa y apenas siete minutos después llegaría otro tanto, pero fue anulado por el colegiado por posición de fuera de juego. El Espanyol se manejaba cómodamente en sus acometidas con Leo Baptistao y Piatti muy incisivos por sus flancos, y el Málaga tenía que remar a contracorriente frente a una defensa del Espanyol que estaba bien plantada, con algunas ocasiones de Sandro, Jony y Juanpi que no supusieron gran preocupación para los espanyolistas. El delantero canario, en concreto, acusó una vez más el no estar plenamente capacitado para ser la referencia ofensiva del equipo. La sensación de fragilidad era evidente y Juande Ramos estaba obligado a cambiar la situación en el descanso para evitar una debacle mayor.
Pero el comienzo de la segunda parte sólo vio una sustitución de Ricca para dar entrada a Miguel Torres, pues el lateral uruguayo había recibido una tarjeta amarilla en una fuerte entrada del primer tiempo que estuvo a punto de costarle caro al conjunto malaguista, y las tornas no cambiaron en demasiado. No al menos hasta que en el minuto 56 a Juande se le ocurrió sacar del campo al jugador del equipo hoy vestido de amarillo que lo estaba haciendo peor y con diferencia: Recio, totalmente superado ante las circunstancias y carente del apoyo de cobertura de un Camacho igualmente desaparecido. Este movimiento dio entrada a Charles, que pasó a actuar por delante de Sandro, y retrasó a Juanpi, algo que influiría en buena parte en el cambio de rumbo que el equipo malaguista empezó a experimentar en la segunda mitad del encuentro.
Pero antes de eso, el Espanyol asestaría el que entonces parecía ser el mazazo definitivo del encuentro. Un tiro de falta lanzado al área por Piatti conectó con la cabeza de Gerard Moreno, que nuevamente sin encontrar la más mínima resistencia de su marca, colocó el esférico en el fondo de las mallas ante un Kameni que igual también podría haber hecho algo más. Había fallado nuevamente la defensa, y estuvo a punto de hacerlo nuevamente en un despiste monumental de Koné que dejó pasar un balón y este cayó en las botas de Hernán Pérez, que no pudo colocar el 3-0 en el marcador por quedarse sin ángulo.
La lesión de Leo Baptistao obligó a Quique Sánchez Flores a dar entrada al exmalaguista Caicedo en su lugar, y poco después, el partido dio un giro de 360 grados y empezó a ratificar aquella vieja máxima de que si se perdona y no se cierra los partidos (aunque todo parecía indicar que ya lo estaba), se acaba pagando. Del 3-0 se pasó al 2-1 en una falta lateral botada por Rosales, una mala salida de Roberto hizo que el balón impactara en la cabeza de Llorente y que el rebote del mismo acabara dentro de la portería espanyolista. El dolorido central madrileño, que había fallado en ambos goles del conjunto perico, metió el miedo en el cuerpo a los jugadores del Espanyol, y a pesar del cambio de Hernán Pérez por el exsevillista Reyes, estos entregaron el control del partido a un Málaga que se encontraba mucho más cómodo con el cambio de sistema y se resistía a salir de vacío de Cornellá-El Prat.
Apenas una oportunidad aislada de Caicedo fue lo único de lo que dispuso el Espanyol para intentar cambiar la suerte del partido y asegurarse los tres puntos. En los últimos veinte minutos, el Málaga se reiteró en su empeño de no caer derrotado en un partido que se le había puesto especialmente complicado y lo hizo a través de la figura de Charles, apoyado por un En-Nesyri al que Juande Ramos le dio la oportunidad de debutar en primera división tras su fulgurante pretemporada. Con toda la artillería en liza y con los riesgos que ello entrañaba, el brasileño intentó colocar el empate en el marcador pero apenas disponía de ángulo y no vio que el canterano marroquí estaba en una posición mucho mejor.
Finalmente, lo que se barruntaba en todo el estadio del Espanyol que volvía a ver los mismos fantasmas de fragilidad que ya se vieron en la primera jornada en el Sánchez Pizjuán, acabó cumpliéndose y Charles pudo conectar un balón largo enviado desde la defensa para batir a Roberto de tiro cruzado. Era el minuto 90, y todavía quedaban cuatro minutos de descuentos en los que el Málaga dispuso incluso de una ocasión clara de haberse llevado el encuentro con el 2-3, pero ya no se movería más el marcador.
El Málaga sigue sin cerrar su mala racha particular carente de triunfos contra el Espanyol, pero al igual que aquel encuentro de hace dos temporadas que se resolvió en el descuento con un lanzamiento de Duda a la escuadra y que puso en el marcador exactamente el mismo 2-2 final, este punto tiene un cierto sabor a victoria debido a la capacidad de haberlo conseguido a contracorriente y sobre la bocina, sirviendo de paliativo en cierto modo para lo que había ocurrido en la primera jornada contra Osasuna. El conjunto de Juande Ramos sigue sin ganar, pero también sin perder en lo que llevamos de campeonato. Haría bien Juande, eso sí, en aprovechar la semana de parón por las selecciones que ahora se avecina para terminar de perfilar los esquemas malaguistas, especialmente en lo que concierne a la defensa que claramente ha perdido la solidez que caracterizaba al Málaga de Javi Gracia.
Por su parte, el Espanyol volvió a ver como se le escapaba un encuentro tras la montaña rusa de goles que fue el partido del Sánchez Pizjuán, en el que se puso por delante en el marcador al menos dos veces para acabar perdiendo por un inaudito 6-4. Y aunque cuenta con una gran capacidad goleadora en su haber tras seis goles en dos encuentros, le lastra el ser el equipo más goleado de la categoría con ocho tantos encajados en la misma suma de partidos. Quique Sánchez Flores lo acusa a la fragilidad mental que arrastra el equipo de temporadas anteriores en las que el Espanyol coqueteaba en tierra de nadie con pocas aspiraciones.
Lo cierto es que el duelo entre lo que presumiblemente serán dos rivales directos que se han reforzado bien y están dispuestos a todo no dejó indiferente a nadie y hace prometer grandes cosas para los que esperamos mucho de estos equipos, perfectamente capacitados para colarse en la zona noble de la tabla a poco que solventen sus evidentes problemas de acoplamiento y adaptación al sistema de un nuevo entrenador que ambos padecen. Cualquier aficionado al fútbol que se precie debería prestar atención a lo que Málaga y Espanyol darán de sí en esta nueva La Liga Santander. Seguro que no defraudarán ante las expectativas que se ha levantado en torno a ellos.
Ficha técnica
R.C.D. Espanyol: Roberto, Javi López, Álvaro, Óscar Duarte, Víctor Sánchez, Hernán Perez (Reyes, m. 70), Roca (Diop, m. 87), Javi Fuego, Piatti, Gerard Moreno y Leo Baptistao (Caicedo, m. 64).
Málaga C.F.: Kameni, Rosales, Llorente, Koné, Ricca (Miguel Torres, m. 46), Camacho, Recio (Charles, m. 56), Keko (En-Nesyri, m. 77), Juanpi, Jony y Sandro.
Goles: 1-0: Gerard Moreno (m. 28). 2-0: Gerard Moreno (m. 61). 2-1: Llorente (m. 67). 2-2: Charles (m. 90).
Árbitro: Gil Manzano del colegio extremeño. Amonestó con tarjeta amarilla a los espanyolistas Álvaro (m. 68) y Piatti (m. 89) y a los malaguistas Ricca (m. 9), Camacho (m. 64), Koné (m. 74) y Kameni (m. 89).
Incidencias: Partido de la jornada 2 de la Liga Santander de Primera División celebrado en el RCDE Stadium con una asistencia de algo más de 18.000 espectadores. Antes de comenzar el encuentro se guardó un minuto de silencio por las víctimas del terremoto acontecido el pasado Miércoles en la región italiana de Amatrice.
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