Si hablamos de la marcha de 50km estamos hablando de la prueba más larga del atletismo, donde hay tanto tiempo para que suceda de todo, y el dramatismo no podía faltar. Lo que sí faltó fue el poderío ruso, aunque se contaban con los ingredientes necesarios para tener una competencia de muy alto nivel.
Desde muy temprano en la mañana de Río, un nutrido pelotón de marchistas se dieron a la tarea de perseguir al poseedor del récord mundial, el francés Yohann Diniz, quién se dio a la fuga tratando de imponer su condición. Con forme fueron dando vueltas en el circuito de 2km e iba aumentado la temperatura, el pelotón se fue desmembrando, para que a la mitad de la competencia fueran nueve los andarines que seguían a la caza del francés.
Fue cerca del kilómetro 33 cuando Diniz sufrió su primera crisis por problemas estomacales, lo que provocó que el canadiense Evan Dunfee le diera alcance después de haber dejado atrás al pelotón que cada vez se hacía más pequeño. En ese pelotón marchaban el serbio Matej Toht, el japonés Hirooki Arai y el australiano Jared Tallent, quienes se convertirían en el dolor de cabeza de los, en ese entonces, punteros de la competencia.
Fue por el kilómetro 38 cuando un Diniz agotado ya había sido absorbido por el pelotón perseguidor, sufre un desmayo que suponía el final de su competencia. Visiblemente exhausto se mantuvo por varios segundos inerte en el piso, hasta que asistido por los voluntarios y médicos, pudo levantarse, refrescarse con hielo, tomar agua y… seguir marchando. Ante el asombro del mundo, el francés seguía de pie y caminando con decisión para terminar lo que había empezado casi tres horas atrás.
A falta de diez kilómetros Tallent y Arai ya habían tomado el liderato. El australiano con paso muy firme empezaba a separarse del japonés. A poca distancia los perseguían Toht y Dunfee. El canadiense ya mostraba mucho esfuerzo, empezaba a pagar la factura de haber buscado el liderato.
Para el kilómetro 45 parecían estar definidas las posiciones finales, pero el liderato en estas condiciones resultaba ser una pesada carga. Toht marchaba decidido en alcanzar a Tallent, su rostro no acusaba el cansancio que ya todos los marchistas sufrían. A falta de dos kilómetros ya lograba estar en la punta, ante la angustia del australiano que volvía a sufrir la frustración de negársele el oro por tercera ocasión y tener que conformarse con la plata. Toht se perfilaba a la recta final cuando tomó una bandera serbia que le dieron sus aficionados para cruzar la meta envuelto en su bandera, mientras Tallent llegaba a la meta firmando el segundo lugar, para tirarse de inmediato al piso. Pocos segundos después, un agotado Arai llegaba a la meta sin fuerzas para festejar el haber obtenido el bronce.
Fueron casi seis minutos después que Diniz, con toda insistencia lograba terminar la competencia que tanto se negó a abandonar.
Foto vía rtve.es
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