Hoy se ha iniciado otra de las pruebas apasionantes de esta olimpiada de Rio, el 800 femenino. Competición caracterizada por el peso específico de dos atletas con registros inferiores a 1’57”, la sudafricana C. Semenya y la de Burindi F. Niyonsaba. Además otros nombres ilustres que han superado con facilidad la barrera de los dos minutos, entre ellas la canadiense M. Bishop, la etíope H. Alemu, la inglesa S. Oskan-Clark y las dos Ucranianas entre otras.
Será porque la sigo desde hace mucho tiempo o, quizás, porque me gusta como lleva fiscalizando su carrera atlética, pero no tengo la menor duda en añadir a Esther Guerrero. Atleta de la misma estirpe y condición que Sergio, Bruno y otros atletas de su generación; es decir, nuestro futuro nada remoto.
ELIMINATORIAS
Las atletas se encuadran en 8 series. Como no podría ser de otra manera, distribuidas según el nivel de marcas atesoradas en la presente temporada. Las eliminatorias no han tenido demasiada historia sino fuera por la aparición en la séptima serie de Esther. Todas las favoritas sin excepciones se hacen con un puesto en semifinales. Parece que las favoritas han llegado en la puesta a punto óptima para afrontar el resto de jornadas con plenas garantías. Aún queda un largo camino por recorrer hasta alcanzar la final, hecho que seguramente ha provocado que ninguna atleta haya enseñado sus cartas, puesto que han adoptado una actitud conservadora, o mejor dicho de máxima prudencia física y mental con el objetivo de mitigar el tan temido efecto de desgaste.
ESTHER
No hace falta desplazarse hasta el Lago Ness y esperar toda una tarde para ver el espejismo de lo que nunca fue. Mucho más cerca, entre el fastuoso bosque de Les Estunes asoma el lago o, para los autóctonos mejor decir l’estany, de la ciudad de Banyoles. De él sí que surge el verdadero monstruo –este sí-, pero con mucha más credibilidad, amabilidad y belleza. Parece que la densa e inerte niebla tumbada encima del lago o quizás el pegajoso y húmero calor estival, han producido un fenotipo de atleta ejemplarizando todo aquello que debe ser: entrega al trabajo diario abominando cualquier consentimiento acomodaticio –solo hay que ver la pista dónde entrena-, sonrisa a doquier, una actitud poco glamorosa y luchadora hasta lo indecible y, si cabe, un poco más.
Esther ha planteado la carrera de la forma que debía hacerlo, sabiendo que para pasar a semifinales solo valían las dos primeras posiciones o un tiempo inferior a 2’. Pues nada, ahí va eso. Ha salido a destajo y sin dudar ni un instante pasando la primera vuelta en 1’01”. Tiempo, por otra parte, que no le garantizaba absolutamente nada. Por lo tanto, solo valía batirse el cobre con las mejores para buscar la clasificación directa. A buen seguro que ha cumplido su palabra corriendo el segundo cuatrocientos en 1’, pero quedándose a las puertas de conseguir su merecida recompensa: ¡ qué duro es nuestro deporte! Como diría cualquier geómetra al uso: “la aritmética es parte de la matemática”…. Pues nada, como no soy ni geómetra ni agrimensor, en lugar de masticar la fría derrota prefiero volver a contemplar su carrera para paladear las virtudes que deben ser el patrón y modelo de un “nuevo” atletismo: modestia, trabajo, actitud y, sobre todo, sentirse orgulloso del rol de atleta y de todos los privilegios que ello representa. Gracias Esther y Joan, a seguir así. Como dice el bolero: “sin vosotros, el resto no somos nadie”
Fotos vía: reuters
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