El Mané Garrincha recibió a México y a Corea del Sur para definir a los últimos clasificados a cuartos de final en el futbol varonil. Ambos equipos llegaban como líderes del Grupo C pero a la espera de lo que pudiera pasar entre Fiji y Alemania.
México se plantó en la cancha con el principal objetivo de seguir defendiendo lo que hasta ese momento le pertenecía: la medalla de oro olímpica. Para el tricolor era ganar y asegurar o empatar y esperar, por lo que la segunda opción no valía en realidad.
A Corea le bastaba no perder para no poner en riesgo su clasificación a Cuartos de Final y así lo demostró. Era un equipo completamente distinto al que había lucido dinamismo y conjunción en ataque y defensa; los asiáticos intentaban comerse el tiempo desde el inicio del partido, como si quisieran evitar las dos horas que estaban por venir.
De entrada, los mexicanos renunciaron a su tradición. El verde solamente estuvo presente en el césped que fue testigo de la eliminación y el fracaso que le esperaban a la selección mexicana. El color negro contrastaba con el blanco antes mostrado y no lucía elegante, sino predispuesto al fracaso, como si de asistir a un funeral se tratara.
Los primeros 20 minutos del encuentro se sintieron como segundos, en un partido que hasta ese instante mostraba todo excepto fútbol. Había más silbatazos que indicaban una falta o que el balón había salido, que pases consecutivos por parte de cualquiera de los dos equipos. El esférico era sumamente disputado en la media cancha y los arqueros se unían a la afición como espectadores.
Fue hasta la segunda parte del primer tiempo cuando México comenzaba a demostrar que buscaba la victoria. Se asociaba a las afueras del área del contrario e intentaba penetrar con pases filtrados razos y por elevación, pero nuevamente la precisión les daba la espalda. El último toque se les negaba.
Ya en el segundo tiempo el partido se jugaba en la mitad coreana la mayor parte del tiempo. Por el lado derecho, Hirving Lozano y Jorge Torres Nilo se turnaban para enviar balones al área que buscaban la cabeza de un compatriota; del lado izquierdo, con Carlos Cisneros y Erick Aguirre, más de lo mismo. Centros infructuosos que llegaban a un contrario o que simplemente pasaban de largo sin ningún contacto en el área.
El minuto 62 colocó a México lo más cerca que estaría en todo el día de ponerse arriba en el marcador. Carlos Cisneros se tuvo confianza y con un potente disparo desde afuera del área cimbró el poste derecho de la portería coreana pero sin fruto alguno a final de cuentas. Los actuales campeones seguían intentándolo pero no daban el paso final.

15 minutos después del disparo de Cisneros, El Tri conocería su destino. Luego de un tiro de esquina de Corea, y después de un rechace de la defensa mexicana, Changhoon Kwon tomó el balón fuera del área, convirtió a los defensas mexicanos en estatuas y pasó por delante de ellos para abrir el marcador con un disparo eficaz. Ahora el campeón agonizaba y Corea aseguraba la clasificación.
Luego de verse abajo del marcador, México intentó, con lo que antes ya lo había hecho, remontar el marcador pero sin fruto alguno. Carlos Fierro entró al campo para tratar de ofrecer alguna alternativa para el cuadro azteca pero el marcador mexicano seguiría en cero.
De las bandas llegaban centros y desde el centro pases, pero nada con la dirección idónea. La intención estaba presente, pero no así la ejecución. Corea seguía manejando el reloj a su antojo con presuntas lesiones que forzaban al personal médico a entrar al campo para curar y al mismo tiempo eliminar minutos del tiempo restante.
El fracaso y la desesperación se reflejaron en las acciones de Hirving Lozano, que terminó expulsado luego de tratar de obtener el balón para buscar dos goles en un minuto. Los mexicanos gritaban y manoteaban, pero hacía ya algo de tiempo que su destino estaba sentenciado: no serían capaces de defender lo que en Londres obtuvieron.
Con un equipo de jóvenes promesas, El Tri quedó eliminado de los Juegos Olímpicos cuando el árbitro hizo sonar su silbato por última vez en el día. Espaldas al césped y manos que cubrían ojos llorosos era lo que se apreciaba en el conjunto mexicano, que en su intento por defender la presea dorada fracasó rotundamente.
Dicho sea de paso, el fracaso se sumó a una decena de derrotas vividas por la delegación mexicana en este certamen. Delegación que cada día deja más dudas sobre si podrá llegar o no una medalla. Lo irónico fue que esta derrota futbolística llegó en el mejor partido que esta selección jugó en este certamen.
Así como el 11 de agosto del 2012 es sinónimo de gloria, cuando la selección de fútbol tocó el cielo y obtuvo una medalla dorada, casi cuatro años después, el 10 agosto del 2016 será sinónimo de otro fracaso más para el fútbol mexicano. Esta vez no habrá oro, ni plata, ni bronce.
Ficha técnica
Corea: Sungyun Gu; Sangmin Sim, Seulchan Lee, Hyunsoo Jang, Heungmin Son; Seungwoo Ryu (Hyunjun Suk 70′), Heechan Hwang, Yongwoo Park, Seunghyun Jung, Changhoon Kwon (Mintae Kim 92′); Changmin Lee.
México: Alfredo Talavera; Erick Aguirre, César Montes, Carlos Salcedo, Jorge Torres Nilo (Carlos Fierro 79;); Carlos Cisneros, Erick Gutiérrez, Michel Pérez, Alfonso González (Hirving Lozano 50′); Erick Torres, Marco Bueno (Raúl López 69′).
Estadio: Mané Garrincha Arena.
Foto principal: IMAGO7
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Gran post. Todo cierto. Parece que el futbol mexicano, al menos en este año, está condenado a perder lo imperdible.