Van tantos que casi no se recuerda un verano sin éxitos en el baloncesto de selecciones. En este mes de julio de 2016, España ha vuelto a dominar las competiciones de formación. Sin ir más lejos, mientras se escribe este artículo, las chicas sub´18 han sido subcampeonas de Europa.
Cada verano, a través de diferentes ventanas televisivas (Teledeporte, la desaparecida Marca TV, la web de la FIBA…) se han colado en nuestra casa jugadores y jugadoras que han derribado todos los obstáculos que se han puesto en su camino. Somos una referencia en el baloncesto y vencer a los equipos de origen ruso o de la antigua Yugoslavia, que antes era una utopía se ha convertido en algo habitual. Y tutear a los americanos también. Y eso, ¿por qué?.
Al igual que en nuestro país hay muchas cosas mejorables en el mundo del baloncesto que darían para muchos análisis (situación de la ACB y competiciones FEB); también es cierto que hay modelos muy positivos, y en el campo de la formación destacan varios que son el germen de los resultados obtenidos.
Tenemos grandes técnicos, cuya formación culmina en el Curso de Entrenador Superior y en los diferentes Máster que se desarrollan. Se trabaja muy bien la formación continua con charlas, clínics, ponencias… sobre diferentes aspectos. Y gracias a las redes sociales se comparten muchos de los aprendizajes y se reflexiona constantemente, lo que nos lleva a la búsqueda de la excelencia.

Y si los jugadores y jugadoras siguen un proceso de formación y selección en las manos adecuadas, pues los resultados son los que se están viendo. Para mí, uno de los campeonatos que destaca a nivel de formación y del que me encanta disfrutar cada año, son los Campeonatos de España de Minibasket. Aquí se planta la semilla y de ella crecen grandes jugadores y jugadoras. Con aspectos mejorables y criticables, en este primer escalón centrado en la formación de jugadores, entrenadores y árbitros, es donde se cimentan los resultados y éxitos de los que disfrutamos posteriormente.

