La temporada de los Buffalo Bills ha entrado en complicaciones, pues el equipo dirigido por Sean McDermott, considerado un contendiente, mostró grietas profundas en su estructura durante la derrota de este jueves por 23-19 ante los Houston Texans.
Lo que parecía una campaña sólida se ha transformado en incertidumbre, pues ahora, con un récord de 7-4, Buffalo ve peligrar su dominio en el Este de la AFC por primera vez desde 2019.
Los Texans entendieron la urgencia del encuentro y plantearon un partido físico que incomodó a los visitantes toda la noche.
Además, la defensiva local dictó el ritmo del juego y neutralizando a una de las ofensivas más agresivas de toda la liga.
Josh Allen, vivió una noche complicada en el Thursday Night Football, pues el mariscal de campo no solo perdió el partido, sino que sufrió un castigo físico constante.
En el primer cuarto, Will Anderson le propinó un golpe severo que lo dejó visiblemente adolorido de la muñeca.
Allen continuó en el campo, la ofensiva de Buffalo nunca recuperó la fluidez habitual.
Una defensiva texana imparable
La línea defensiva de Houston dominó a la protección de Buffalo de principio a fin.
Josh Allen fue capturado en ocho ocasiones, una cifra que refleja la superioridad física de los locales.
La neutralización hacía la línea ofensiva impidió que los Bills se mostraran ‘cómodos’, obligándolos a buscar opciones cortas.
El costo físico para Buffalo fue la lesión de Terrel Bernard, líder de la defensa, abandonó el encuentro tras un choque fortuito con un compañero, lo que enciente las alarmas en los Bills.
La unidad defensiva de Houston celebró cada jugada grande como una anotación, y mantuvieron a su equipo en la pelea cuando la ofensiva se estancó y cerraron la puerta en los minutos finales.
Intercambio de golpes y momentos especiales
El partido tuvo destellos de espectacularidad ofensiva a pesar del dominio defensivo, pues Buffalo golpeó primero y lo hizo con fuerza.
James Cook protagonizó la jugada más explosiva de los visitantes al escaparse 45 yardas hasta las diagonales.
Esa carrera temprana inauguró el marcador y pareció presagiar una noche tranquila para los Bills.
Los goles de campo dominaron el segundo cuarto hasta que Davis Mills despertó a la ofensiva local. El mariscal de Houston conectó con Christian Kirk para empatar la pizarra a nueve puntos.
El momento anímico cambió de bando pocos minutos después, pues Houston lograba comenzar a hacer ofensivas en serie.
Allen lanzó una intercepción costosa que los Texans capitalizaron con tres puntos más para tomar la ventaja.
La respuesta de Buffalo llegó desde sus equipos especiales, ya que Ray Davis silenció a la multitud con un regreso de patada espectacular.
El novato recorrió 97 yardas, esquivando tackleadas y cruzando todo el emparrillado para devolverle la ventaja momentánea a su equipo.
Pero Houston tuvo la última palabra antes del descanso, donde Davis Mills orquestó una serie ofensiva rápida y precisa.
Encontró a Jayden Higgins en la zona de anotación con un pase certero.
El fin de una racha histórica para Josh Allen
El mariscal de campo llegó a este encuentro con una estadística envidiable en los partidos de jueves por la noche, ya que desde su llegada a la NFL.
Allen marchaba con un récord perfecto de 8-0 en Thursday Night Football.
Durante años, Allen había convertido estos partidos en su escenario personal.
Había vencido a rivales de la talla de los Rams, los Cowboys y los Patriots en horario estelar.
Los Bills han perdido cuatro de sus últimos siete compromisos, donde esa inconsistencia ha permitido que sus rivales divisionales, los New England Patriots, tomen ventaja en la carrera por el título del Este de la AFC.