Si de algo ha servido este primer Gran Premio de la Fórmula 1 después del parón veraniego ha sido para volver a visualizar el estancamiento de Aston Martin. La escudería británica llegó a Países Bajos con esta cita marcada en rojo en el calendario. Según las expectativas, el trazado de Zandvoort se ajustaba a la perfección al AMR25 de Fernando Alonso y Lance Stroll. Pero los entrenamientos del viernes fueron un mero espejismo con lo que se vio en la carrera del domingo.
El piloto asturiano llegó a reconocer tras los entrenamientos libres de el viernes que el equipo “no está a nuestro alcance luchar contra los McLaren. Pero podemos pelear con alguno de los equipos top, como Mercedes, Red Bull o Ferrari. No están muy lejos. Intentaremos estar mezclados en ese grupo”.
La ilusión estaba disparada por las nubes. Aston Martin confirmaba las buenas sensaciones de Fernando Alonso y éste lo manifestaba públicamente dejando claro que podía hasta luchar por el podio el domingo en la carrera. Pero ya el propio sábado sirvió para mostrar el verdadero nivel y ritmo del monoplaza verde. Si el viernes el asturiano fue segundo en los libres, el sábado no pudo ser más que 10º en la Q3. Esa era la realidad y no la que parecía ser un día antes.
Del optimismo al enfado en Aston Martin
“Soy optimista. Más que en otros fines de semana. Hungría fue un Gran Premio fuerte para nosotros y vamos a la siguiente carrera donde mostramos buen ritmo en los entrenamientos libres. Sabemos que es viernes, pero está bien ver nuestros tiempos ahí arriba”, llegó a decir Fernando Alonso.
Pero quién pone a uno en su lugar es la propia carrera. Y fue el domingo donde pudimos ver la real posición del Aston Martin respecto al resto de equipos. Saliendo 10º en carrera por detrás de los Racing Bulls, por detrás incluso de Carlos Sainz y su Williams. Durante la prueba, se vio la versión más enfadada de Alonso con sus ingenieros.
Cuando Fernando Alonso perseguía en un trenecito a Bearman, Gasly, Tsunoda y compañía, su ingeniero le preguntaba por el balance su monoplaza a lo que el asturiano le respondía entre gritos: “¿El balance? No tengo ni p*** idea, siempre me metéis en jodi** tráfico… Hagamos un undercut a esta gente no sé, haced algo”.
Las causas del bajonazo de Aston Martin
Como comentamos, Fernando Alonso se mostró realmente competitivo el viernes quedándose a tan sólo 87 milésimas de Lando Norris. En carrera, Aston Martin consiguió meter a sus dos pilotos en los puntos. Fernando Alonso octavo y Lance Stroll séptimo. Un fin de semana donde vieron como dos de sus escuderías rivales (RB y Williams) se llevaban un puñado de puntos. Hadjar conseguía un histórico tercer puesto, mientras que Albon era quinto.
Pero detrás de esta bajada de rendimiento también existen ciertas explicaciones técnicas. Y de eso se encargó Mike Krack de explicarlo tras la carrera. Porque el Aston Martin estuvo muy bien en los entrenamientos, pero no tan bien en la clasificación y en la carrera.
El ingeniero reconoció que tuvieron que levantar ligeramente la altura del monoplaza para no sufrir desgaste. Y eso conllevaba bajada de ritmo en carrera: “La plancha tiene desgaste y hay que cumplir con las normas después de la carrera. Solo puedes desgastar un milímetro. No hicimos muchas vueltas el viernes, Lance tuvo el accidente y Fernando no tuvo muchas vueltas de tanda larga, así que entras en un territorio desconocido en cuanto a desgaste y tienes que tomar un enfoque más conservador. Tuvimos que hacerlo y siempre cuesta algo de las prestaciones”.