Poco después del 30 aniversario del oro logrado por la Selección española de hockey en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, Mercedes Coghen repasa cómo ella y sus compañeras superaron todas las expectativas e hicieron historia
Parte I
El pasado mes de julio, el Estadi Olímpic de Terrassa pudo disfrutar del mejor hockey hierba del planeta en categoría femenina, gracias a la Hockey Women’s World Cup albergada a la par por Amstelveen (Países Bajos) y la mencionada localidad catalana. Fue precisamente el combinado neerlandés quien conservó su corona tras imponerse por 3-1 a Argentina en una magnífica final de un evento que, en opinión de quien escribe y que tuvo la suerte poder vivirlo en directo, fue todo un éxito tanto a nivel organizativo como en términos competitivos (ningún partido desde cuartos de final en adelante se resolvió por más de dos goles de diferencia).
Además, resultó imposible no apreciar cómo periodistas especializados, aficionados veteranos y demás incondicionales de este deporte hacían paralelismos entre el ambiente que respiraba la ciudad egarense durante esos días y lo vivido tres décadas atrás, en el mismo escenario.
Terrassa capital del hockey en nuestro país.
Lo es por contar con cuatro de los clubes con más tradición (y palmarés, en algunos casos) a nivel nacional, por la amplia cobertura específica desarrollada a cargo de los medios locales y por haber sido protagonista en una página gloriosa de la historia de las Red Sticks, nada menos que la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92.
Sin acudir como una de las favoritas, la Selección femenina de hockey hierba subió a lo más alto del podio “gracias a una mentalidad colectiva adecuada y a una mezcla muy sana en cuanto a variedad de perfiles de jugadoras”, según Mercedes Coghen, capitana de aquel grupo inolvidable donde, a pesar de que el vestuario no siempre fue una balsa de aceite, se contrarrestaron diversas vicisitudes, anteponiendo la lucha por un objetivo común y el respeto mutuo a todo lo demás.
En este enlace a la web oficial de los Juegos Olímpicos puede verse la final de la competición de hockey hierba en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 (Alemania 1-2 España).
Una vida ligada al deporte
¿Cuál es actualmente tu papel en el hockey y en el deporte en general?
Desde hace doce años, soy vicepresidenta de la Real Federación Española de Hockey (RFEH). Asimismo, colaboro con la Asociación del Deporte Español (ADESP) y con el programa Mujer y Deporte del Consejo Superior de Deportes (CSD). Creo que aporto una contribución positiva en varios campos a nivel de mentoring, que abarca desde animar y apoyar a las mujeres en el deporte hasta diversos ámbitos de la gestión deportiva.
Una vez retirada, ¿qué te impulsó a decidir que querías seguir ligada al hockey?
Si bien logré estirar más de lo normal mi carrera, aguantando unos años jugando ya casada, empezando a formar una familia y estudiando varias carreras, sentí que tenía aún bastante que aportar, cuando supuestamente estaba en la recta final. A raíz de colaborar en las organizaciones del Torneo Preolímpico para los JJOO de Atenas en 2004 y del Campeonato del Mundo de 2006, encabezadas en ambos casos por el Club de Campo Villa de Madrid [equipo donde jugó Mercedes], y ser embajadora de la candidatura olímpica de Madrid, me di cuenta de que esta parte del deporte me encantaba. Me vi involucrada de golpe en la organización de eventos y noté que me hacía sentir muy feliz. Posteriormente, fui directora de Deportes del Ayuntamiento de Madrid.
He tenido la gran suerte de desarrollar ese trabajo que permite estar tan cerca de las jugadoras y los jugadores. El deporte tiene una gran capacidad de transformación a nivel social, de imagen y de salud, lo cual me apasiona y me ha motivado a seguir vinculada durante tantos años. El aprendizaje ha sido brutal y la gente que he conocido ha sido espectacular.
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[Continúa en parte II y parte III]
