“Yo sostengo la opinión de que la cárcel tranquiliza al culpable.”
Crimen y castigo (Dostoievsky, 1866)
En Juan 8:1-7 puede leerse: «—Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.»
Bad boys NFL
Esa pregunta, formulada hace más de XX siglos -según nos ha trasladado el evangelista-, sería acentuadamente oportuna hacerla a la vista de las últimas noticias relacionadas con las acusaciones penales imputadas al nuevo receptor de los Patriots, Antonio Brown.
Y es que, lamentablemente, derecho penal y football, a lo largo de la historia, han ido de la mano más de lo deseable. Por tanto, no nos dejemos arrastrar por la efervescencia de las redes sociales y examinamos como, las conductas tipificadas a cargo de jugadores de la NFL, no son, ni mucho menos, cosa de hoy.
Una análisis solvente de la criminalidad en el seno de la NFL, puede llevarse a cabo desde diferentes puntos de vista: conflictividad atendiendo al jugador o a la posición que ocupa sobre el emparrillado, equipo con más imputados en su roster, tipo de delito o pena impuesta, entre otros muchos factores.
Keith Wright
Empezando por el último criterio, no hay, hasta la fecha, un jugador de la NFL con una pena similar a la que le fue impuesta en 2012 al DT Keith Wright, como responsable de diecinueve cargos, entre ellos los de robo con fuerza, secuestro y violación: 234 años y 8 mese de prisión. Elegido en la sexta ronda del draft de 2003 por Houston, jugó con Colts, Buccaneers, Cardinals y Sea Devils de Hamburgo, terminando su corta carrera deportiva en los Lions de Rod Marinelli. Su vida penitenciaria no tiene fin.
End Anthony Smith
No son tampoco baladíes las tres condenas a cadena perpetua que pesan sobre la prometedora decimoprimera elección del draft de 1990, el End Anthony Smith, que defendió los colores de los Raiders entre 1991 y 1997, registrando en ese periodo la estimable cifra de 57.5 sacks en 98 partidos. En marzo de 2011, fue juzgado, junto con otras dos personas, como autores del asesinato en 2008 del mecánico Maurilio Ponce, al parecer, por un desacuerdo comercial. En julio de 2012, fue acusado adicionalmente de otros tres asesinatos perpetrados en Los Angeles, siendo condenado en 2016 a la pena antes referida, sin posibilidad de reversión.
Aaron Hernández
¿Y quién ni recuerda la desdichada peripecia de Aaron Hernández? La dupla perfecta de Gronkowski fue condenado a cadena perpetua en 2015 como reo del asesinato en primer grado de Odin Lloyd. Su terrible historia se cerró el pasado 19 de abril de 2017 cuando fue descubierto su cuerpo sin vida en la celda de Centro Correccional Souza-Baranowski de Lancaster, Massachusetts.
Eric Naposki
También en lo Patriots militó otro condenado de por vida por asesinato, Eric Naposki, en este caso un linebacker bien recordado por los aficionados españoles, no en vano jugó en los Barcelona Dragons en los años 1991-1992 y 1996-1997. La misma franquicia española en la que recaló en 1998 un talento puro del football, y un verdadero peligro público: Lawrence Phillips. Elegido por los Rams con el nº 6 en el draft de 1996 (solo por detrás de Keyshawn, Hardy, Rice, el gran Ogden y Jones), venía de ganar dos campeonatos con los Cornhuskers. Tras pasar por Miami, San Francisco y la CFA, se retiró en 2003 después de numerosos incidentes, hasta que en 2015 fuese acusado del asesinato de su ex compañero de celda, Damion Soward. El 13 de enero de 2016, Lawrence se quitó la vida en la Prisión Estatal de Kern Valley en Delano, California, donde cumplía una condena de siete años por asalto con arma mortal y pendiente de cumplimiento de otros veinticinco adicionales por violencia de género contra su pareja, una vez que cumpliese la primera condena.
A esta relación podría añadirse también las severas penas impuestas a Robert Rozier (Cardinals, 1979), Darryl Henley (Rams 1989-1994) o Rae Carruith (Panthers 1997-1999).
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