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Leyendas del atletismo: hoy John Akii-Bua

Akii-Bua “Campeón del Olvido”, para todos los que tuvimos la suerte de conocerlo, jamás será olvidado.

Tokio 2020 a un año de los XXXII Juegos Olímpicos las historias de los más grandes atletas nos comprometen en especial aquellos que no deben ser olvidados ni por ustedes ni por nosotros.

John

Una medalla de oro olímpica suele venir acompañada de fama y reconocimiento. De homenajes y ganancias económicas, de puro porvenir, sin embargo, la historia del atleta ugandés John Akii-Bua siguió el camino opuesto: pobreza, olvido, tragedia y oscuridad.

Cuando sonó el disparo en la final de 400 metros con vallas, un atleta humilde pero con un gran porte salió disparado en busca de la gloria.

Nunca habíamos observado a un atleta correr con tanta determinación. Ese día, en el repleto Estadio Olímpico de Munich se pudo sentir que John Akii-Bua se movía con la inspiración de los dioses del Olimpo.

Se escuchó el disparo Poffff “enseguida este joven ugandés nos hizo levantar de nuestros asientos”

Esas imágenes quedaron grabadas en nuestras mentes y el orgullo de ser un un atleta de pista y campo se hizo fuerte en nuestros corazones.

Akii-Bua salió disparado como un cohete, pasando valla tras valla en busca de un solo objetivo la meta y la medalla de oro.

Se trataba de un atleta que había estado con nosotros en nuestra gira por algunos países de Europa, compitiendo a la calladita, por eso cuando llegó a la final de cuarto de milla con vallas no estaba dentro de los favoritos de la prueba.

Hace 47 años, su delgada figura brilló con luz propia en los 400 vallas en los Juegos Olímpicos de Munich donde el nadador estadounidense Mark Spitz fue la gran figura ganando siete oros.

Desde el desventajoso primer carril –donde el control de la carrera se hace imposible–, Akii-Bua venció el 2 de septiembre de 1972 al estadounidense Ralph Mann por seis metros.

Y lo hizo mejorando el récord mundial 47.82 esa fue la primera vez que un corredor bajaba los 48 segundos y la primera vez que un africano ganaba un oro en una prueba por debajo de los 800 metros.

Akii-Bua había nacido un 3 de Diciembre de 1949 al norte de Uganda.

Su padre un granjero semi nómada y polígamo, tuvo ocho esposas y 44 hijos.

“En la adolescencia levantarme a trabajar en la granja a las 5 de mañana fue demasiado para mí, no tenía zapatos para protegerme contra las serpientes”, dice su voz en el excelente documental que la BBC produjo en 2008: The John Akii Bua Story, An African Tragedy. El documental se basa en la historia que él mismo escribió a lápiz en unos blocs que le entregó a su entrenador, el inglés Malcolm Arnold.

Cuando era muy joven los leones acechaban ovejas y cabras de nuestra granja y también vacas, vi de cerca varias pitones grandes y teníamos monos salvajes que podían molestar, arrojarte cosas y hacerte salir corriendo, le dijo en una entrevista a Sports Illustrated después de su consagración en Munich.

Su padre murió en 1964 y fue su madre quien lo instó a irse a la ciudad para progresar. Así llegó a la capital, Kampala, y después de un par de trabajos irregulares, se enroló en las filas de la policía que reclutaba jóvenes fuertes y atléticos, en sus primeros años de vida como nación independiente (hasta 1962 estuvo bajo el dominio de Gran Bretaña).

En 1967 ganó el campeonato policial y el inglés Arnold pasó a entrenar a la selección de Uganda.

Para clasificarse a Munich, solo contaba con el antecedente de un cuarto puesto en los Juegos de la Mancomunidad de Edimburgo 1970 con un 51.14. El favorito era el británico David Hemery, campeón en México 1968 quien quedó relegado al tercer lugar.

El sorprendente ugandés renovó con sus habilidades y su técnica sobre las vallas, la diferencia con sus adversarios vallistas quienes se enfrentaban a cada valla siempre con la misma pierna, el africano lo hacía indistintamente con la izquierda o la derecha.

En su retorno lo llenaron de honores, desde 1971 se vivía bajo el poder del dictador Idi Amin, fue promovido a inspector de policía, le compraron una casa y una avenida de la capital pasó a tener su nombre.

Al poco tiempo, la dictadura de Amin comenzó a matar a quienes pertenecían a la etnia tribal de Akii-Bua, una de las víctimas fue su hermano.

Esto lo derrumbó psicológicamente, su carrera como atleta terminó materialmente en 1976 cuando a pocos días del comienzo de los Juegos de Montreal, Amin plegó a Uganda al boicot al certamen que admitió la presencia de Nueva Zelanda cuyo equipo de rugby había jugado ante Sudáfrica, condenada por su política de segregación racial (apartheid).

Lo volvió a intentar sin éxito en Moscú 1980 donde quedó afuera en semifinales.

En 1979, tras la caída de Amin, logró dejar su país y se refugió en Kenia, en la frontera estuvieron a punto de dispararles, su esposa estaba embarazada, dio a luz días después y el bebé, prematuro, murió. Sus padres no tenían dinero para pagar el funeral.

Estuvo un mes en un campo de refugiados y cuando volvió a Kampala vio que su casa había sido arrasada. Se instaló en Nuremberg. Recién volvió a su país en 1987 y en 1990 se enroló nuevamente en la policía, olvidado se entregó al alcohol. Murió de cirrosis en 1997, tenía 47 años.

John Akii-Bua el Campeón del Olvido.

Por Pablo Benitez @pbenitezuy y Hector Lopez Garcia
Fuente de Imagenes Google

Imagen destacada vía: http://moti-athletics-histo.blogspot.com

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