La Final4 comenzaba a andar con la repetición de la semifinal del año pasado, Györi Audi ETO KC vs Bucuresti. Las húngaras llegan con las principales bajas de Nora Mørk y Zsuzsanna Tomori, por parte de las rumanas llegaban con todo el arsenal listo para asaltar Hungría.
Ambos equipos salían a la pista con sus respectivos sietes de gala aunque no con el mismo nivel de concentración. Las húngaras comenzaban mucho más metidas en el partido, alentadas por un Papp László Budapest Sportaréna a reventar. Ambros Martín planteaba un partido en el que la defensa era la principal arma, con una indicaciones sencillas y claras: no dejar jugar a su antojo a Cristina Neagu y Bella Gulldén. Las encargadas para la misión eran las holandesas Nycke Groot e Ivette Broch, obteniendo matrícula en el examen. Con las espaldas bien cubiertas, la noruega Stine Oftedal era la encargada de dirigir el ataque magiar con una escudera curtida en mil batallas: Duda Amorin. Poco podían hacer las rumanas ante la velocidad de circulación de balón que llegaba muy franco para Anita Görbicz. La jugadora magiar, que cumplirá 35 años en la final, dio una clase magistral de lanzamiento desde su extremo. Con la primera y segunda linea del ejército completo faltaba ver si la retaguardia estaba al nivel o no, pero qué esperar de ese puesto si está defendido por Kari Grimsbø y Eva Kiss. Muy negro se presentaba el partido para Bucuresti, sobre todo tras los primeros quince minutos, donde se veía que sus dos mejores jugadoras estaban siendo controladas. Grubisic reemplazaba a Paula Ungureanu, y poco a poco se iban quitando la presión visitante tras los respectivos cambios. El marcador reflejaba una diferencia de tres goles a favor de Györi, que a medida que se acercaba el descanso empezaba a mostrar síntomas de cansancio aunque Duda Amorin reflejaba lo contrario. La brasileña tiró del carro en los momentos en los que Nycke Groot y Stine Oftedal necesitaban oxígeno en sus pulmones. En el otro bando, Amanda Kurtovic intentaba aparecer para salvar a su equipo pero le pasaba como al resto de sus compañeras: si no era la defensa se encontraba con Karil Grimsbø. Al descanso se llegaba con esa ventaja de dos goles, 10-12.
La segunda parte comenzó diferente: la defensa húngara no era tan férrea y en el ataque se chocaban con Sabine Jacobsen, que había entrado al centro de la defensa. Lo que no cambiaba era el nivel de efectividad tanto de Cristina Neagu como de Bella Gulldén, la primera acabó con un 6/16 y la segunda con un 1/4, un registro muy pobre para ellas. El partido entraba en una fase diferente debido a que las locales conseguían poner el empate y tener la oportunidad de darle la vuelta al marcador, pero llegaría la jugada que marcaría el partido: un balón perdido por Amanda Kurtovic en un pase sencillo que Nycke Groot se encargaría de matar a la contra a las rumanas y el partido. Tras este momento el ejército volvía a mostrarse sólido y sus principales generales comenzaban a dar órdenes de no dejar heridos, y eso se reflejaba en la ventaja del marcador, que subía a favor de las magiares. Los minutos finales se acercaban, y en un bando comenzaba a mostrarse la alegría en las caras mientras que en el otro bando la cara de estar viviendo una auténtica pesadilla era la más reflejada. El partido finalizaba y comenzaba la fiesta para las jugadoras húngaras, que se ven en una nueva final y con muchas posibilidades de ganarla, lo que sería el cumpleaños perfecto para su capitana, Anita Görbicz, y una genial despedida para Ambros Martín.
Con este triunfo, Györi es más favorito debido a que ha conseguido superar los numerosos problemas de lesiones que ha sufrido durante la temporada y algunos sustos que ha tenido en el partido. Por otro lado, Bucuresti ha decepcionado un poco, sobre todo por su dependencia a Cristina Neagu, si ella no está sus compañeras tampoco, como se ha podido comprobar. Solo queda desearle suerte a ambos equipos para sus respectivos partidos de mañana.
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