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New Orleans Saints – La tranquilidad del trabajo bien hecho

New Orleans Saints despidieron el año con la amarga sensación de haber perdido una oportunidad única de volver a levantar el Vince Lombardi. Pero, ¿es tan mala su temporada como parece a primera vista?

La sorpresa

Y es que se pueden decir muchas cosas de ellos, pero es innegable el magnífico año que han conseguido. Ganaron su división, han logrado vencer a Carolina tres veces en una misma temporada, han implantado una sorpresiva defensa y el ataque, con el añadido del juego terrestre, ha encontrado un equilibrio perfecto.

Los despachos

Esto se debe mayormente a una buena gestión administrativa. Tras la marcha de Jimmy Graham, tan llorada en Nueva Orleans, el equipo libera un abultado espacio salarial y tras un par de buenos drafts, ahí tenéis un equipo con opciones a todo.

Unos drafts que deberían estudiar algunos equipos para poder salir del atolladero en el que se han metido. La llegada de jugadores como Marshon Lattimore junto a Marcus Williams al lado de P.J. Williams y Vonn Bell, han conseguido una férrea defensa que no sufrió ante las bajas de Delvin Breaux o A.J. Klein.

En la parte del ataque, Drew Brees quizá no tenga la misma potencia de años anteriores, pero juega en su favor los años de experiencia. Encontró en Michael Thomas un aliado perfecto que junto a Alvin Kamara en el backfield, galardonado como rookie ofensivo del año, apoyando en la carrera, hacen que todo el peso no recaiga sobre el brazo de Brees y componen un ataque dinámico y variopinto.

La temporada

A pesar de que ahora nos parezcan el equipo perfecto, su temporada arrancaba de manera estrepitosa. Perdían los dos primeros partidos ante rivales de la talla de Vikings y Patriots y parecían estar condenados a otro año de parón. Tras eso, Sean Payton reajustó y encadenaron una racha de ocho victorias consecutivas que le hacían estar de repente en todos los radares.

Entre ellas se destaca los 53 puntos que le anotaron a Lions y los 47 que le encasquetaron a la defensa de los Bills en su casa. El equipo funcionaba y las apuestas ya los ponían en la Super Bowl. Pero había que pasar el tramo más difícil, los complicados y tan disputados playoffs de la NFC.

Tras vencer en los divisionales a Carolina, habiéndoles ya ganado ida y vuelta en temporada regular, viajaban a Minnesota a enfrentarse a unos poderosísimos Vikings que también eran candidatos a todo.

Comenzaron el encuentro con un 17-0 en contra y parecía que hasta aquí iba a llegar el sueño de los Saints, pero el equipo no perdió la compostura y la defensa se volvió a poner en su lugar. El ataque reaccionó, Thomas y Kamara junto a la OL aguantando los envites de la defensa de Vikings consiguieron meter a su equipo en el partido.

Drew Brees hizo una segunda mitad de escándalo y lograban ponerse 23-24 a escasos segundos del final, solo la defensa debía cumplir. Y por eso fue tan doloroso ver a Marcus Williams fallar el placaje y dejar pasar a Steffon Diggs hasta la zona de anotación y hacer que el flamante U.S. Bank Stadium estallará en lo que será recordado en la historia de este deporte como el “Minneapolis Miracle”.

La decepción

Así despidieron el año en New Orleans, con la sensación de la oportunidad perdida, este año lo tenían todo y no consiguieron rematar. Pero que no se desanimen los fanáticos Saints, por que tras esa falsa apariencia de equipo veterano solo por los años que llevan juntos el tándem Payton-Brees, se encuentra una plantilla cargada de rookies que han demostrado un potencial increíble. Además de que la renovación de Brees se presupone ya un hecho y si mantiene el nivel, el año que viene volvemos a tener a unos Saints a los que todos deberían temer.

(Fotos: Neworleanssaints.com)

David Armero.

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