El ácido láctico, estudiado por muchos y conocido por muy pocos. Combatir su aparición es el objetivo de muchos deportistas, tanto profesionales como aficionados.
Hace unos meses hubo un combate polémico ente un boxeador y un luchador de MMA, Mayweather y McGregor. Eso me llevó a pensar en como estarían reaccionando sus cuerpos a nivel fisiológico cada vez que combaten en sus respectivas disciplinas. Lo que me lleva al tema principal de este post: el ácido láctico en los deportes de lucha.
El ácido láctico se forma cuando el organismo descompone carbohidratos para utilizarlos como energía, y de esta manera aparece la fatiga; a grosso modo se podría decir que el lactato se produce debido a una falta de oxígeno durante la contracción muscular.
Los deportes de lucha tienen un gasto energético muy elevado: entre 700-900 cal. Los luchadores deben desarrollar un 70-30% sus capacidades aeróbicas y anaeróbicas respectivamente, cuidando mantener esta proporción para conseguir una adecuada respuesta ante la posible acumulación del ácido láctico con el entrenamiento. Los luchadores logran que el cuerpo reaccione positivamente al exceso del ácido láctico, consiguiendo que su organismo sea capaz de metabolizar de nuevo el ácido láctico y transformarlo, otra vez, en energía (neoglucogénesis), reduciendo los efectos negativos ante la acumulación excesiva de éste.
Tras estas afirmaciones técnicas y unas pequeñas entrevistas a boxeadores profesionales que han competido en otras disciplinas (Kickboxing, Wushu-Sanda, MMA) se puede concluir que el boxeo es la disciplina de lucha más dura a la hora de regular la obtención de energía y sus desechos, por el ritmo de la pelea y por la cantidad de asaltos (12 en peleas titulares), y todo lo que conlleva su posterior recuperación.
Todo lo expuesto anteriormente conduce al hecho tan importante que es saber respirar en los deportes de lucha, ya que la necesidad de oxígeno va tomando mayor importancia a medida que los contrincantes combaten a más cantidad de asaltos. Las exigencias de los distintos deportes o disciplinas de lucha son muy específicas, los combates imponen un estrés característico sobre el cuerpo desde un punto de vista metabólico: durante un combate o pelea el equilibrio ácido-base se ve severamente perturbado. Tras esta afirmación se puede aseverar que:
A mayor control o dominio de tu respiración, mejor gestión de los desechos que se forman en el gasto energético, principalmente el ácido láctico.
(Gosh, 1995) El hecho de que cerca del 30% de la energía provenga del sistema anaeróbico, obliga a los boxeadores a desarrollar tolerancia al ácido láctico, mediante la generación de buffers que el organismo es capaz de crear para soportar la acidez.
Esos buffers son amortiguadores de pH, sustancias que por sus estructuras se unen a protones de los ácidos para evitar que baje ese pH de la sangre generando la acidosis. La realización de deporte hace que esa capacidad se desarrolle más con mayor facilidad.
Dicho de un modo más sencillo: el lactato hace bajar el pH del cuerpo, éste reacciona acelerando la respiración o segregando bicarbonato, ya que ambas cosas hacen subir el pH (buffers); por lo que cuanto más entrenes y prepares tu cuerpo, más rápido y con menor esfuerzo se mantendrá el equilibrio ácido-base.
Cada vez son más los luchadores que incluyen disciplinas de control de respiración en sus entrenamientos ya que han descubierto el enorme beneficio que esto supone a la hora de entrenar y competir. Por todo lo anteriormente expuesto se puede plantear la premisa de que un luchador debería incluir alguna disciplina que le enseñe a controlar la respiración para hacerla más efectiva, como por ejemplo ejercicios de respiración que se practican en otras disciplinas deportivas como pilates, yoga, tai-chi o chi kung.
Agradecimientos:
– Petr “El Zar”Petrov, boxeador profesional (@zarpetrov)
– Marco Martinez, Boina Verde e instructor de Defensa personal militar y policial
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