Partido típico de tercer y cuarto puesto el disputado por Francia y Dinamarca en el Arena de Zagreb, que terminaron llevándose los galos gracias a un buen final de la primera parte en el que lograron una ventaja que los daneses, muy cansados, no pudieron recortar.
Arrancó el choque con los franceses intentando llevar la iniciativa en el marcador tras el gol inicial de Lindberg y, el buen inicio de Sorhaindo y Remili, daba a los de Dinart sus primeras ventajas. Fue in inicio sin un dominador claro, con jugadas rápidas y defensas poco intensas, lo que se tradujo en un 7-8 para Dinamarca en apenas 10 minutos; demasiados goles para los equipos que se enfrentaban.
Dinamarca ajustó su defensa con un 5-1 que provocó un pequeño atasco en el ataque francés he hizo que los nórdicos tomaran la iniciativa bajo la dirección de Hansen y Lauge. Sin embargo, la exclusión de este último hizo recuperar el aire a Francia que volvió a igualar el marcador. La defensa francesa se volvió más intensa y comenzó a tomarse el partido en serio y el ataque danés se cortocircuitó. La primera línea de los de Kai Johannsen sufría las consecuencias de la profunda defensa gala y no podía realizar más de cuatro pases consecutivos sin que su sistema fuera cortado por los de Dinart. Para colmo de males, Karabatic tomaba las riendas en ataque y se convertía en una pesadilla para los daneses que veían como, con un 6-1 de parcial, Francia se marchaba en el electrónico que reflejaba un 16-12 preocupante para los intereses nórdicos. Lindberg maquilló el resultado al descanso al que se llegaba con 14-13.
Tras el paso por los vestuarios el partido se volvió bronco y lento; con muchos contactos e interrupciones en el juego y como todos sabemos, quien mejor nada en esas aguas suele ser Francia. De la mano de un Nikola Karabatic, por fin tirando del carro, los galos fueron manteniendo una cómoda renta de 3-4 goles que llegaban, eso sí, con cuentagotas. Ambos conjuntos notaban el cansancio acumulado en una competición tan dura como esta y el partido entró en una fase de sopor en la que ninguno de los dos contendientes parecía tener una marcha más y solo esperaban a que se acercara el minuto 60.
Tuvo que ser de nuevo el veterano Lindberg (con poca participación durante el torneo) el que destapara el tarro de las esencias que le llevaron a ser el mejor extremo zurdo del mundo y, con 3 tantos casi consecutivos, sacó a los espectadores y a los daneses de las garras de Morfeo para poner a los nórdicos a 2 con menos de cinco minutos por jugar. Sin embargo, de nuevo Karabatic con dos goles y una asistencia a Abalo terminó de liquidar a una Dinamarca impotente que ha pagado en este torneo su excesiva dependencia de Hansen y Lauge.
Al final 32-28 y medalla de bronce para Francia, premio menor para un equipo que llegaba como máximo favorito al oro pero que se topó con una gran España en semifinales.
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