Análisis

Más allá de la victoria

El penúltimo partido de la fase de grupos de la presente edición de la Champions, y quizás último partido de Champions en el Metropolitano esta temporada, nos dejó un envite que invita a la ilusión `colchonera´. Cierto es que el Atlético de Madrid se encontraba en la obligación de vencer a la Roma de Di Francesco, pero ante la necesidad de los tres puntos, para seguir soñando con la máxima competición europea, los de Diego Pablo Simeone recuperaron su esencia. El partido estuvo marcado por los numerosos reencuentros que se produjeron en el césped del Metropolitano.

Primero, Griezmann no solo volvió a marcar –tras estar en el punto de mira de todos los atléticos-, sino que además asistió a su compatriota, Kevin Gameiro, convirtiéndose en ese jugador decisivo que tanto necesita el conjunto `rojiblanco´. El francés fue decisivo en la victoria local, Antoine nos recordó al jugador que nos tenía acostumbrado, alejándose de la imagen que nos ha ido mostrando en esta temporada.

Segundo, muchos pusieron en entredicho la figura del entrenador tras la falta de soluciones a la sequía goleadora por la que pasa el equipo. El técnico argentino ha sido muy discutido por ciertos planteamientos de carácter defensivo cuando el equipo va venciendo, situaciones que han llevado a sus jugadores a defender muy cerca de la portería de su meta renunciando plenamente al balón. Pero este último encuentro lo finalizaría con cuatro delanteros, y a la vista el efecto positivo que causaron los cambios.

Tercero, el resurgir del ADN atlético, por fin volvimos a ver un equipo intenso que salió en busca del rival, orden defensivo en todo momento con una alta concentración. El equipo recuperó la velocidad en las transiciones defensa-ataque, sufrió, pero en esta ocasión la seguridad estaba garantizada. Durante esta temporada en pocos partidos hemos visto la solidez –y seguridad- con la que jugó en la pasada noche. Un conjunto solidario dispuesto a realizar ayudas constantes a sus compañeros. Un verdadero bloque compacto al que nos tenían tan acostumbrados este grupo.

Por último, la comunión perfecta entre aficionados y jugadores, como en las noches mágicas del club, donde los hinchas volvieron a sacar a los jugadores al terreno de juego para agradecer el esfuerzo realizado por los muchachos. Los aficionados disfrutaron dejando atrás el rostro de disconformidad que habíamos visto en partidos anteriores. Los `colchoneros´ volvieron a sonreír.

A pesar de todo esto, la respuesta ha sido demasiado tardía, la participación en esta edición ha sido demasiado discreta en un complicado grupo y en una competición con poco margen de error. La continuidad en la Champions pasa por ganar y depender de que el Qarabağ consiga puntuar en Roma. Las posibilidades son escasas, pero mientras haya vida hay esperanza.

Foto: Atlético

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