Opinión

Carta a Andrea Pirlo, el arquitecto del fútbol

Andrea Pirlo, se anunció tu retiro y la primera imagen que tuvimos fue una foto tuya tomando una copa de vino. Y es curioso que esa sea la imagen que tengamos de ti, pero si nos ponemos a ver tu carrera es un paralelismo refinado de la bebida obtenida del fruto de la vida.

Llegaste a la Serie A muy joven y en una posición que no era la que te hizo conocido. Empezaste como segundo delantero y luego pasaste a ser enganche cuando te fuiste del Brescia al Inter. Ese mágico equipo de Ronaldo donde jugaste muy poco, tuviste que irte cedido a la Reggiana y luego al Brescia donde pudiste exponer un buen fútbol. Pobre Moratti, no sabía cuánto perdía al dejar de lado al gran Pirlo.

Cuando volviste al Brescia te toca compartir campo con Roberto Baggio, pero como él estaba en tu misma posición, Carlo Mazzone, entonces entrenador del Brescia te indicó que pasaras a ser mediocentro organizador, lo cual resultó la mejor decisión. Desde tu nueva posición y gracias a la magia de Baggio, el Brescia llegó a clasificar a la extinta Copa Intertoto y finalizó séptimo en la Serie A, tu actuación no pasaría desapercibida, Ancelotti te pediría para su eterno Milán, ahí crecería la leyenda llamada Pirlo.

Eres el ejemplo de esa frase que dicta que los vinos se tornan mejor con el paso de los años. Elegancia, visión, liderazgo y una precisión para los pases y para los tiros libres, te hacían el eje de cualquier equipo. Milán y Juventus fueron el claro ejemplo de tu obra, Andrea.

Año tras año te labraste una reputación de gran profesional y el mundo se rendía a tus pies, compartiste vestuario con muchos de los grandes y otros se dedicaban a lanzar elogios hacia tu talento y a tu forma de jugar. Una carrera impecable y muchos títulos conseguidos, sin embargo… las “autoridades” del fútbol no te hicieron justicia en más de una ocasión. Para los que amamos este deporte, tú merecías un balón de oro pero eso no te define, tú eres campeón del mundo, algo que ni cinco balones de oro pueden igualar. Le diste todo a tu país, a tu gente, a tu público, a nosotros, te entregaste siempre como un gran profesional.

Has mostrando tu calidad año tras año, haciendo que los románticos del fútbol te admiraran y descubrieran la razón de porque en Italia te llamaban ‘el arquitecto’. El saber que te retiras nos deja un sabor amargo en la boca, como si en lugar de un vino dulce bebiésemos un bouquet más avinagrado. Nadie quisiera que te retires nunca, porque tú dejaste una huella imborrable. Eres único, tus balones filtrados y tu forma de pegarle al balón en el bendito tiro libre, por Dios, maestro, quién te enseñó a darle así a la pelotita. Tu magia nunca terminará, nunca nos cansaremos de ver tus jugadas en el medio campo, moviendo los hilos, haciendo mejores jugadores a tus compañeros. 

Arrivederci Andrea Pirlo, el fútbol y nosotros te vamos a extrañar

 Foto: ABC.

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