Que el Caudal haya encajado un solo gol encajado en cuatro partidos habla muy a las claras de la eficiencia defensiva del equipo que entrena Paco Fernández. Un cerrojo nada fácil de conseguir además en una defensa renovada casi por completo.
No queda claro quién fue el primer autor de la frase a la que voy a hacer mención. Unos dicen que fue Sir Alex Ferguson y otros que proviene de un entrenador de football americano estadounidense. Pasando por los que dicen que fue el mito del baloncesto y entrenador de los San Antonio Spurs, Gregg Popovich. Pero es una verdad incuestionable que “los ataques deciden partidos, pero las defensas deciden campeonatos”.
Si algo es conocido en Paco Fernández y sus equipos es por ser sus equipos ordenados y fuertes defensivamente. El técnico ovetense es firme defensor de que los equipos se construyen desde atrás. De los que piensan que si eres fuerte defensivamente, tendrás más opciones de lograr tus objetivos. De momento no se puede negar que con este Caudal Deportivo lo está logrando. Al menos, la parte de ser fuerte en defensa.
Y es que el Caudal tiene el cerrojo más que echado. Bien forme con un 4-2-3-1 ó con 4-1-4-1 el equipo defensivamente ha rendido en las cuatro jornadas que se llevan. Solo un gol encajado en cuatro jornadas hablan de una defensa que ha echado el candado y con su portero, Rabanillo, como cerrojo de seguridad.
Centrándonos en la defensa, este cerrojo caudalista tiene más mérito por una circunstancia que a nadie se le escapa. Su defensa es casi nueva por completo. Si bien Cristian e Invernón, dueños de los flancos estaban en plantilla la pasada temporada, solo el langreano en el perfil diestro repite titularidad respecto al pasado curso. El ovetense, rejuvenecido este año a sus 37 años y con los problemas de lesiones de la pasada temporada olvidados, ocupa el perfil zurdo y sus incorporaciones al ataque son además un arma ofensiva muy utilizada por el Caudal.
En el centro de la zaga es donde el Caudal ha hecho borrón y cuenta nueva. Cuatro nuevas incorporaciones, tres de ellas de gente con tablas y experiencia en la categoría. Jugadores muy importantes y que han sido de vital ayuda para que el cerrojo esté bien echado. El gallego Catú y el onubense Bonaque fueron los centrales en las dos primeras jornadas.
La expulsión de Bonaque en la segunda jornada abrió la puerta al jienense Juan Calahorro como acompañante de Catú. El de Torredonjimeno ha rendido a gran nivel estos dos últimos partidos y parece muy probable continúe como titular. Hasta el joven Diego Pacheco, llegado de la liga gibraltareña y que debuta en la categoría, ha rendido a gran nivel en los pocos minutos que ha disputado. Un engranaje defensivo bien engrasado en el que juegue quién juegue, rinde.
La manta corta
Uno de los problemas más comunes que suelen tener los equipos con buen orden defensivo es el ataque. Es lo que, coloquialmente, se llama la teoría de la manta corta. Una manta que no da para cubrir defensa y ataque de un equipo. Es por ello que el Caudal solo ha encajado un gol, pero tambíen solo ha anotado uno. Eso sí, bien rentabilizado pues ese gol supuso tres puntos y la única victoria caudalista hasta la fecha.
Es una tarea a mejorar que a Paco Fernández no se le escapa. El técnico lo dijo este pasado fin de semana tras empatar en Tajonar frente a Osasuna Promesas. Su equipo debe generar más situaciones ofensivas de peligro y transformarlas. Es en este aspecto donde Borja Navarro, inédito por lesiones, y Thaylor que debutó de forma testimonial el sábado, deben aportar. Hasta ahora el único gol del Caudal no lo anotó un delantero, sino el extremo diestro Iker Alegre.
Foto destacada – La Nueva España
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