El Coruxo se hace fuerte en casa. Se impuso al Valladolid B en una segunda parte en la que los verdes dominaron y rondaron la portería pucelana con insistencia, peligro y paciencia.
Dos equipos con trayectorias dispares se dieron cita en O Vao esta tarde. Los vigueses venían de inaugurar su casillero con una importante victoria contra el Rayo Majadahonda, pero los castellano-leoneses llegaban con una dinámica negativa tras perder con el Atlético B. La primera parte fue de toma de contacto, ninguno de los dos conjuntos llevaba la voz cantante, pero el que tuvo más ocasiones fue el filial del Valladolid. En la segunda, el Coruxo salió más activo y más atento en defensa, pero tuvo que esperar al minuto 85 para perforar la meta rival.
Idas y venidas, así empezó el encuentro. Un intercambio de golpes en el que no había ocasiones muy claras ni un gran dominador. Los de Carlos Salvanchúa presionaban arriba la salida de balón de los locales, obligándolos a sacar el balón en largo, muchas veces con imprecisiones. Cuando llegaban a su campo, los vallisoletanos se encerraban atrás, cerrando las líneas, provocando que los jugadores del Coruxo no se acercaran con mucho peligro a su portería.
Iban pasando los minutos, y los visitantes tuvieron la mejor ocasión hasta el momento, pero Alberto Domínguez acudió al rescate de su equipo, ganando el mano a mano. Esos momentos fueron los de más dominio pucelano, pero no consiguieron acercarse con peligro al área local.
Los de Rafa Sáez intentaban hacerse con el control del partido, combinando para acercarse a la meta rival. Sin embargo, su defensa estaba muy bien plantada, y solo eran capaces de adentrarse por la banda derecha con Higón como protagonista del ataque coruxista. Sus centros buscaban el remate de sus compañeros, pero Tanis se anticipaba, frustrando sus intentos.
Antes de enfilar el camino a los vestuarios, el Valladolid B tuvo otras dos buenas ocasiones muy claras. Samanes y Suárez coquetearon con el gol, pero sus ocasiones las salvó Alberto Domínguez, muy bien plantado y haciendo gala de unos reflejos que permitían a su equipo llegar al descanso con un marcador igualado.
Ambos conjuntos volvían al terreno de juego con las ideas más claras. El primero en avisar fue el Coruxo. Apenas dos minutos después de la reanudación, Rafa Mella finalizaba una buena jugada, pero Tanis evitaba el gol con una gran parada. El esférico seguía sin tener dueño, pero los de Rafa Sáez iban tomando poco a poco el control del juego.
Salvachúa empezó con los cambios en el minuto 51, retirando al central Velásquez por un hombre de ataque: Mayoral, buscando una mayor presencia en el área rival. Algo más tardó Rafa Sáez en mover su banquillo , pero lo hizo con un doble cambio. Era un momento del partido en el que las idas y venidas eran constantes, pero los vigueses eran los que más peligro llevaban.
Higón y Mateo Míguez eran los hombres más peligrosos del Coruxo, por ellos pasaba el juego de su equipo y de sus botas salían las mejores ocasiones. Entretanto, los pucelanos se defendían como podían y aprovechaban los robos de balón para montar contras, pero la defensa local estaba preparada para cortarlas.
Le costaba al Valladolid B acercarse al área de Alberto Domínguez, pero todo lo contrario le pasaba a su rival, aunque Tanis y sus grandes intervenciones mantenía el empate en el luminoso. Hasta el minuto 85, cuando Antón de Vicente logró superar su muro. Pibe arrancó por la banda izquierda, dejando atrás a varios rivales, centró al área y Fer atrasó el balón para Antón, que lo colocó fuera del alcance de Tanis.
Los de Salvanchúa buscaban la reacción, volver a igualar el partido, pero en vez de imprimir velocidad a su juego, hicieron todo lo contrario. Los minutos finales los consiguió dominar bien el Coruxo, que dejó los tres puntos en casa por primera vez esta temporada.
Foto: Real Valladolid.
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