Psicología Deportiva

¡Hoy no me esperéis!. El abandono deportivo en período adolescente

El abandono de la práctica deportiva es una realidad común, un problema grave firmemente asentado en nuestra sociedad y un tema de difícil estudio y análisis debido a la multitud de variables que deben ser consideradas, como así lo demuestran la multitud de estudios realizados, tanto en nuestro país como a nivel internacional. El presente artículo, no pretende ofrecer una visión de la realidad en base a estadísticas abrumadoras y presentación de variables pormenorizadas, sino acercarse tímidamente y de forma descriptiva, a un fenómeno que afecta e incide directamente a nuestra calidad de vida, entendiendo por abandono deportivo como: “aquella situación en la cual los sujetos han finalizado su compromiso explícito con una especialidad deportiva específica” (Cervelló, 2002)

La relación directa y de beneficio que se establece entre la práctica regular deportiva y la interiorización de hábitos de vida saluble, la adquisición de hábitos de higiene corporal, la adopción de regímenes de alimentación equilibrada, el abandono o reducción del consumo de tabaco y alcohol, la mejora de la condición física general, el establecimiento de relaciones sociales satisfactorias, el equilibrio psicológico y emocional, junto con la posibilidad del mantenimiento de estos hábitos el en tiempo y durante buena parte de la vida adulta (Castillo y Balaguer, 2001; Gálvez, 2004; Simons-Norton et al., 1987; citados en Vila-Maldonado, S., García, A. y Mata, E., 2012 – Trances, 4(1) pp. 89-104), hacen que este fenómeno se advierta también como interesante y necesitado de un tratamiento prioritario desde las instituciones gubernamentales, al entenderse que el abandono de la actividad física es una circunstancia que desborda y rebasa los límites del mundo estrictamente deportivo por sus repercusiones directas, como factor de carácter preventivo, sobre la sanidad pública, las políticas sociales y de integración y, por extensión, con el ámbito económico en base a la previsión presupuestaria del país.
Las investigaciones, independientemente de su enfoque, dimensión u origen, -Sociología, Educación y Psicología en su mayoría- revelan y arrojan igualmente un dato de suma relevancia, la complejidad que supone la adopción y puesta en práctica de medidas o programas de intervención que pudieran resultar eficaces para atajar y reorientar el fenómeno, extendido y preocupante, que ofrece porcentajes y tasas de abandono elevadas en todos los ciclos de vida, tanto en hombres como en mujeres, pero cifras y datos estadísticos especialmente demoledores y alarmantes en el período adolescente, pues se estima que anualmente, de forma aproximada y con carácter general, un 35% de la juventud abandona la realización de alguna práctica o disciplina deportiva (Cechinni, J.A., Méndez, A. y Contreras, O.R., 2005); se establece como franja crítica de edad, el período comprendidio entre los 10-16 años (Nuviala, 2005) y, dentro de este ciclo de vida concreto, los 13 y 14 años como los momentos con mayor índice de deserción.

Durante el proceso de toma de decisión que, finalmente orienta al joven deportista a adoptar su postura de abandono de la práctica deportiva, suelen incidir motivaciones de carácter personal, -aspectos psicológicos, físicos y biológicos-, como: lesiones, motivaciones personales sobre el objetivo de la actividad, (en cuanto si va dirigido únicamente a la búsqueda de momentos de diversión e integración social y pertenencia a grupo de iguales o, además, el joven muestra cierto interés por alcanzar un determinado nivel de rendimiento que le permita optar a competir en una determinada disciplina deportiva si finalmente decide orientar sus esfuerzos al deporte de alto rendimiento), etc… Pero también hay circunstancias y características ambientales, -condicionantes familares, sociales, económicos y otros relativos al entorno próximo de la persona-, de forma que es importante destacar, que no en todos los casos en los que se adopta la decisión de adandonar, al deportista se le presenta otra opción factible, o bien, puede ejercer el control sobre estas variables ambientales, como pueden ser: ausencia de clubes o entidades deportivas en su zona de residencia o extinción de los existentes; falta de instalaciones deportivas apropiadas y/o adaptadas a la disciplina elegida o preferida por el joven; carencia de recursos económicos que limitan o impiden la adquisición de material, la cobertura en la necesidad de movilidad y transporte o el abono de cuotas; factores derivados del ámbito familiar (cultura, creencias, valores y práctica deportiva dentro de la unidad familiar, integración en el seno de familias desestructuradas, modelos de educación parental excesivamente impositivos/permisivos…), etc…y otras muchas singularidades, que hacen que la decisión se torne en un episodio vital, sumamente difícil para el adolescente, a valorar dentro de una etapa de desarrollo evolutivo compleja caracterizada por estar enfocada a la búsqueda de una identidad personal y a lograr la satisfacción y cobertura de intereses particulares e individuales, que también sufren y padecen los que acompañan el momento, -padres/tutores y entrenadores-, y que puede llegar a motivar eventos de tensión, e incluso, episodios de crisis en las relaciones dentro del ámbito familiar.

Imagen.Fernando Capeáns Pazos.

Además, en la decisión sobre abandono deportivo en el colectivo adolescente son concluyentes y destacables las alusiones derivadas de aspectos como: la falta de tiempo, -justificada por la exigencia y dedicación que supone el afrontamiento de las nuevas etapas escolares-; el aburrimiento, -al obtener cuotas de escasa diversión o desilusión en los primeros contactos de prueba y exploración con la disciplina deportiva-; y la pereza o desgana, como recogen (Piéron, 2002; Ispizua, 2003; en estudio Avena de Martínez Baena, A.C. et al., 2012). Otras investigaciones, que toman como instrumento y base el Cuestionario de Motivos de Abandono de la Práctica Deportiva de Cecchini et al. 2005, también recogen estos datos y, además, reflejan variables dependientes de dimensiones motivacionales como: experimentar una excasa mejora en la disciplina, diversión insuficiente, limitada atmósfera de equipo, escasez de victorias, rechazo de la competición, baja participación en los encuentros deportivos, falta de apoyos y colaboración, falta de tiempo y conflicto de intereses con otras actividades.

Pero también a estas edades, donde todavía estamos dentro de un período formativo o, dependiendo de la disciplina, en una etapa inicial e incipiente hacia un enfoque o modelo de entrenamiento deportivo estructurado formalmente mediante programas orientados al perfeccionamiento, dominio en la disciplina, el rendimiento y la conquista de marcas y resultados, el abandono deportivo puede venir motivado también y, -sucede más habitualmente de lo que se pueda pensar-, por experiencias negativas vividas por el deportista si, por ejemplo: el modelo de gestión deportiva planteado prioriza en exceso la obtención de la victoria y enfatiza exclusivamente los ciclos de preparación con cargas de entrenamiento competitivo; no se consigue una determinada cota de éxito personal o de equipo; la tensión que deben tener los entrenamientos se desvirtúa y pasa a convertirse en una presión permanente y excesivamente exigente en la demanda de los ejercicios; se enrarece el ambiente de relaciones entre técnico-deportista, técnico-equipo o deportista-equipo disminuyéndose la cordialidad en la comunicaciones, anulando sentimientos de compañerismo y amistad y restando confianza, etc…

Imagen.Fernando Capeáns Pazos.

No cabe duda que Deporte, formación, aprendizaje y competición van de la mano, pero los nexos de unión entre esos conceptos son frágiles líneas por las que hay que saber caminar midiendo y programando muy bien cada uno de los pasos que deben darse con cada sesión de entrenamiento, pues a estas edades, donde factores como la motivación, la confianza, la autoestima, el compromiso…todavía están en precario y el adolescente sale de casa a diario a enfrentarse a un océano de dudas, cuestionándose casi de forma permanente unos ideales y creencias en constante cambio y, que en ocasiones, todavía escapan a su entendimiento, cobra una relevancia excepcional la figura de técnicos, entrenadores y de la familia, por la influencia que éstos puedan ejercer sobre la autopercepción que el adolescente pueda tener de sus habilidades y capacidad para la práctica deportiva en general, o para una disciplina en concreto.

Por ello, especialmente en este ciclo de vida adolescente, algunas cuestiones como: la escucha y la empatía, -como habilidades sociales dentro de un modelo de comunicación verbal y no verbal-, junto con una elección adecuada e inteligente de los momentos y las formas, el término, el lenguaje y los gestos empleados para transmitir la aprobación, el reconocimiento, ofrecer instrucciones y transmitir las correcciones orientados a modular el tándem esfuerzo-refuerzo; el conocimiento y atención constante respecto al momento emocional en el que pueda encontrarse el deportista, -como factor clave e influyente principal sobre la autoconfianza que pueda percebir-; la programación, -con la claridad y concreción en la definición de los objetivos y de una metodología para el establecimiento de metas realistas consensuadas en función del potencial, estado físico y mental del deportista-, se vuelven determinantes en el proceso de toma de decisión sobre el abandono en la práctica deportiva.

Imagen.Fernando Capeáns Pazos.

El afrontamiento ante esta problemática social debiera englobar necesariamente y, entre otros, princicipos y teorías desde una vertiente de la Educación y la Psicología. “Se precisan actuaciones educativas inmediatas para frenar esta situación” (Estudio Avena, Martínez Baena, A.C. et al., 2012). Efectivamente, las propuestas en materia de prevención frente al abandono de la práctica deportiva, apuntan en la línea de la puesta en marcha de proyectos interdisciplinares de ambas ciencias, que pretendan ir un poco más allá de la simple transmisión de información, y el lanzamiento de iniciativas que opten por instalarse dentro de las dinámicas de los clubes, entidades deportivas e instituciones como una sección dentro de sus organigramas, con su correspondiente cuota de responsabilidad, reconocimiento y valoración, y con peso en la redacción de sus programaciones y propuestas deportivas, que apuesten firmemente por la formación de las familias de los deportistas y de sus técnicos, entrenadores y responsables deportivos, al ser éstos últimos, una pieza fundamental dentro del engranaje Deporte y Adolescencia. En este ciclo de vida, de los esfuerzos conjuntos e ideales consensuados y compartidos por parte del ámbito familiar, las instituciones deportivas y sus técnicos puede depender que, en muchos casos, un “¡Hoy no me esperéis!” se transforme en un “¿A qué hora quedamos? – ¡Contad conmigo!, que perdure, se mantenga en el tiempo y nos acompañe para siempre a lo largo de nuestras vidas.

Fernando Capeáns Pazos.
Ldo.Psicopedagogía / Ddo.CC.Educación.
Esp.Coaching Deportivo / Mtr.Psicología del Deporte.

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