Ciclismo Opinión Vuelta a España

¡Hasta luego Alberto Contador!

Uno de los más grandes vueltómanos de la historia de España (e incluso del ciclismo me atrevería a decir) cuelga la bicicleta. Después de casi quince años como profesional, diez años después de su primera victoria en una Gran Vuelta (el Tour de Francia de 2007), Alberto Contador deja huérfano a este deporte de la épica con la que nos ha deleitado en los últimos años (aquí su retirada).

El ciclismo es un deporte maltratado. No por los casos de dopaje, que también, sino por el “aburrimiento” que se le achaca. Hasta el año 2006 creí en esa máxima. En el Tour de ese año, aquel que se llevó Óscar Pereiro en una carambola (y caso de dopaje de por medio), comencé a engancharme. Mi abuelo me contagió de su entusiasmo por el ciclismo (aunque debo decir que con él vi casi toda disciplina habida y por haber). Seguíamos las etapas de montaña, ya que en las de llano él caía rendido a los brazos de Morfeo, explicándome cosas, recordando los grandes momentos de Indurain, Perico y tantos otros nombres que para mí no significaban nada en ese momento (youtube ha contribuido a arrojar luz sobre los mismos). Sin embargo, brotó en mí el gusanillo por ese “tedioso” deporte, que no lo parecía tanto.

Los años dorados de Contador

Alberto Contador en el Tour de 2007 / vía RTVE

Pero fue 2007 cuando realmente me enganché definitivamente. No vi todas las etapas de ese tour, pues mi madre lo consideraba demasiado aburrido y prefería ver otras cosas, sin embargo, sí la convencí para que me dejara ver las etapas de montaña. Y ahí fue donde le conocí. Un jovenzuelo que bailaba sobre la bicicleta maravilló al mundo. No recuerdo gran cosa de aquel tour, pero no he olvidado las sensaciones. El nerviosismo, la ilusión y la satisfacción de ver a Alberto Contador en el podio de París.

Esa fue la primera satisfacción de muchas que estuvieron por llegar. Aunque no todo fue un camino de rosas. En 2008 no pudo defender el maillot amarillo ya que el Astana fue vetado. En la memoria de todos queda su famoso “Astana en el tour” en la Challenge de Mallorca, pero de nada sirvió. Afortunadamente, el Giro invitó al equipo kazajo diez días antes del comienzo de la ronda italiana, cuando, Contador “estaba de vacaciones”.

Ese año se alzó con el Giro (en teoría sin la preparación adecuada) y la Vuelta. Al año siguiente nuevamente el Tour. Podría explayarme más en los años dorados, en aquella época en la que nadie parecía alcanzarle (salvo Andy Schleck), en la que creíamos que Alberto ganaría cada Gran Vuelta que disputara. Pero realmente la pasión por el ciclismo nació después de su sanción.

Los famosos 50 picogramos de clembuterol

Alberto contador en el Giro de 2011 / vía ABC

En el tour de 2010, aquel que ganó atacando cuando a Andy Schleck se le salió la cadena, en un control rutinario se detectó esa anomalía en su sangre. No merece la pena comentar demasiado al respecto. Hay artículos mucho más completos en el que se pueden conocer todos los detalles del caso, tanto en prensa española como extranjera (preferiblemente entre el año 2010 y 2012). Personalmente yo siempre creí en su inocencia. Incluso el TAS aceptó que lo más probable había sido el consumo de un suplemento alimenticio contaminado. Sin embargo, la sanción fue completa: dos años alejado de las carreteras.

Realmente no fue así, Alberto corrió en 2011 el Giro, alzándose con la victoria, y el Tour en el que quedó quinto. De ese Tour nadie olvida su etapa de Alpe d’Huez, en la que, por primera vez, hizo perder la carrera a alguien. El gran damnificado: Thomas Voeckler. Pero el TAS resolvió en contra del pinteño anulando esos resultados y retirándole el Tour de 2010.

En un proceso con errores en la forma, en el que no se probó la intención de Alberto por conseguir un beneficio del dopaje, cuando debía estar tan enfadado como decepcionado, decidió volver. Porque la mejor forma de demostrar que había ganado limpiamente era volver a ganar. Y así lo hizo.

El regreso

Alberto Contador en Fuente Dé en la Vuelta de 2012 / vía ABC

En 2012, tan pronto finalizó su sanción, corrió la Vuelta. Aquella Vuelta que tenía un nombre, el de Joaquim “Purito” Rodríguez. Contador lo intentó hasta la saciedad, en cada final en alto, sin conseguir que el catalán se soltase de su rueda, y viendo como este le ganaba siempre con ese “rush” tan característico de Purito (o Valverde). La ronda parecía decidida, pero Alberto nos tenía preparada una grata sorpresa.

En Fuente Dé. En aquel puerto de segunda categoría olió la sangre viendo que Purito no parecía estar en su mejor momento. Un mal día lo tiene cualquiera. De no haber estado Alberto en la carrera, Joaquim lo hubiese salvado sin mayores problemas (mejor un mal día en una etapa de media montaña que en una con final en un puerto de categoría especial). Pero no fue así. Contador articuló su característico “full gas” por el pinganillo para avisar a sus compañeros y atacó en un puerto de tercera, con cincuenta kilómetros por delante. Suficiente para dinamitar la carrera y para demostrar la valentía que le ha caracterizado. Aquella Vuelta la ganó sin ser el mejor, pero sí siendo el más valiente.

2014

Alberto Contador en la Vuelta de 2014 / vía cnnespanol.cnn.com

Parecía que los gloriosos años habían vuelto, que nuestro gran vueltómano impondría su puño de hierro, pero no fue así. En el Tour de 2013 sufrimos nuestra primera decepción (acabó cuarto, pero nos había malacostumbrado). Él dijo que la preparación no había sido la adecuada, que 2014 sería diferente. Y lo fue. Personalmente creo que llegó a ese tour en su mejor estado de forma, pero una desafortunada caída le privó de la oportunidad de luchar con Nibali por la victoria.

En la Vuelta de ese mismo año, se hizo con la victoria, ante un Froome atónito que no pudo competir con él. Nadie podía creerlo, después de esa caída, de esa fractura en la tibia, de las dudas acerca de su presencia, de los partes médicos… se alzó con el primer puesto en el podio final. Quizás su lesión no fue tanta, sin embargo, una cosa quedaba clara. Podía competir al mismo nivel con el que compitió antes de la sanción. Y aquello servía para probar lo que todos pensábamos (y que algunos parecen olvidar).

El reto del doblete

Alberto Contador en el Giro 2015 / vía beevoz.com

Un reto ambicioso fue propuesto en 2015, porque así ha sido siempre. Alberto el inconformista, lo opuesto a un puestómano. Todo o nada. Victoria o suicidio. Porque en el 2012 que hemos mencionado, en Fuente Dé, el final pudo haber sido otro. Un Alberto agotado, cazado y superado por el “pelotón”, perdiendo no sólo la victoria, sino también el podio de su regreso. Pero es eso lo que le ha hecho tan grande, el competir hasta el último metro. En 2015 se propuso el doblete que casi consiguió en 2011.

El Giro lo ganó con mayores dificultades de las esperadas. Si uno se fija en la clasificación general sin haber visto la ronda italiana, puede caer en el equívoco de pensar que fue sencillo. No lo fue. La caída en las primeras etapas en las que su hombro quedó magullado, el poderoso Astana con dos muchachos que comenzaban a despuntar (Aru y Landa) que si hubiera creído en la victoria podía haber puesto contra las cuerdas a Alberto. Contador les convenció de que no era posible, que debían conformarse con los dos cajones del podio restantes, ¡y vaya si lo creyeron! El ataque en la última etapa de montaña no fue suficiente.

A ese Giro le siguió el Tour, en el que acabó quinto, como en 2011 (Quintana ha repetido este año el experimento del doblete quedando segundo en la ronda italiana y fuera del top ten en el tour, para ver el valor de lo conseguido). Cierto es que las caídas no ayudaron, que el ambiente del Tinkoff no era el mejor, pero la victoria quedó lejos en cualquier caso.

El año de la mala suerte

Alberto Contador abandonando en el Tour de 2016 / vías As

Nuevamente en 2016 las caídas no acompañaron, ni en el Tour (abandono) ni en la Vuelta (cuarto), pero aún así luchó. Quintana deberá agradecer eternamente aquel ataque lejano en Formigal en el que consiguió colarse y que a la postre significaría su victoria final. Nuevamente demostrando su bravura, su inconformismo. Viendo la mala suerte pudo rendirse y no lo hizo. Y así será como recordaremos a Contador.

Claro ejemplo de ello es el Tour de este año, el de su retirada. Un Tour en el que no hubo nadie que destacase demasiado sobre el resto, en el que sin las cuatro caídas pudo haber tenido su oportunidad, en el que pese a sus cuatro caídas intentó dinamitar la carrera primero en los Pirineos, y después en los Alpes (en la etapa de la Croix de Fer y del Galibier).

Y ese es un repaso a sus grandes vueltas nada más, si hablase de su palmarés no acabaríamos. Pero no es eso lo principal, sino su habilidad para crear afición con unos ataques de corazón sin importar los vatios, dejándose guiar por las sensaciones. Como un ciclista de otra época. Porque cuando las etapas, incluso las de montaña, se deciden en los kilómetros finales, él enseñó a una generación completa (la mía, la que no vivió con Hinault, Perico, Merckx, Fignon…) el ciclismo de otros tiempos, despertando en muchos el amor por este deporte. Y ese es su mayor triunfo.

Gracias por todo Contador

Alberto Contador en el Tour de 2017 / vía El Confidencial

Porque lo único que uno puede desear es que alguien coja su testigo, que en este ciclismo de vatios, alguien se salga de la línea marcada para hacernos vibrar como él ha hecho. Y que las nuevas generaciones tengan a ese ciclista que les haga soñar.

Llega su última Grande, la Vuelta a España, la que de vencer para muchos será la octava, para otros la décima. ¿Pero qué importa eso? ¿Qué importa cuando hablamos de una leyenda del ciclismo? Sean siete o nueve; ocho o diez. Lo más importante son los grandes momentos que nos ha brindado, en grandes vueltas, en critériums, en Niza, Cataluña, País Vasco, Castilla y León, Andalucía, Burgos… Tantos sitios en los que siempre ha dado el máximo para hacerse con la victoria (prueba de ello las dos últimas Paris-Niza), para deleitar a una afición que estaba allí, en cada cuneta, apoyándole.

Gracias Alberto, gracias por todo. Allí estaremos en la Vuelta (en Logroño y Villadiego en mi caso) dándote todo el apoyo que mereces, agradeciéndote todo lo que nos has dado. Y como digo en el titular de este artículo: ¡Hasta luego Alberto Contador! Porque una persona que ama tanto el ciclismo no puede decir adiós. Sea como comentarista, o director de equipo (ojalá) esperamos seguir contando contigo.

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Imagen destacada: Road and mud

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