Opinión

Lubo, Lubo: de ídolo a maestro

Luboslav Mladenov Penev fue jugador del Valencia CF durante la década de los 90 e ídolo de masas entre la afición blanquinegra que coreaba su nombre con cada cabalgada hacia la portería contraria, con cada fricción con los defensas centrales y con cada enfrentamiento con los colegiados de la época. 

Lubo, como así lo conoció y aclamó la afición che durante sus temporadas en Mestalla, llegó casi por casualidad a la entidad valencianista cuando Arturo Tuzón era presidente del club de Artes Gráficas y el secretario técnico buscaba mejorar las prestaciones ofensivas del férreo conjunto armado por Víctor Espárrago, comandante en jefe que rescató al Valencia tras su paso por el infierno de la segunda división.

Roberto Gil, histórico jugador, entrenador y director técnico a orillas del Turia, se dejó aconsejar por Josep Maria Minguella cuando esté le sugirió el nombre de Penev. Minguella, que ficharía a Stoichkov para la entidad barcelonista, le habló de las características del tanque búlgaro que formaba tándem con el temperamental zurdo que luciría la elástica blaugrana con tanto éxito. El técnico de Riba-Roja estuvo rápido y convenció al empresario de la Vall d´Uxó para apostar por el joven delantero del CSKA de Sofía.

Para la gran mayoría de la feligresía valencianista, Penev era un semidesconocido, un jugador del que no tenían referencias futbolísticas y que no colmaba las aspiraciones de una parroquia que quería volver a reverdecer viejos laureles. Pronto cambiarían de opinión respecto a nuestro protagonista de hoy.

Su predecesor en la vanguardia blanquinegra (totalmente blanca en aquel entonces) había alternado grandes noches con tardes exasperantes, sin llegar a convencernos de que la Lambada pudiera convertirse en la danza de moda sobre el verde tapete del  coliseum de la Avda de Suecia. Toni, nombre futbolístico de aquel irregular delantero carioca, no acabó de cuajar y fue perdiendo protagonismo ante la irrupción de nuestro Luboslav Mladenov Penev.

Verle volver al seno de nuestra entidad puede producir una serie de sentimientos encontrados ya que los más jóvenes desconocen su ascendencia entre la afición algo más veterana. Para muchos seguidores, como ya pasó cuando se le contrató para hacer goles, es un desconocido entrenador con poco bagaje en competiciones españolas y con dudoso currículum para comandar la nave del filial valencianista. Para aquellos que disfrutamos, entre los que me encuentro, de su carácter y su mentalidad ganadora sobre el verde tapete de Mestalla es un aliciente más para seguir las evoluciones de la joven cantera valencianista.

Si el nuevo entrenador del Mestalla consigue transmitir a sus pupilos la mitad de lo que transmitía a la afición, habrá mucho ganado para el futuro valencianista. Entrenar a un equipo de jóvenes jugadores no es fácil, ya que ha de compaginar el rendimiento del equipo con la formación a futuro de dichos futbolistas, contar con que en muchas ocasiones los intereses del primer equipo primarán sobre los suyos y que ha de contar más con el juvenil que empuja por detrás que con veteranos en la categoría. La labor de formador es la que más dudas puede sembrar en un entrenador acostumbrado al fútbol profesional donde los egos, el dinero, el rendimiento inmadiato y las carreras de los futbolistas son lo más importante. Enderezar una planta en tallo verde es mucho más difícil, pero mucho más gratificante y más desconocido para el gran público.

La elección sorprendió a muchos ya que eran otros nombres los que se barajaban entre los medios de comunicación pero su labor parece ir calando entre sus jugadores y el rendimiento y los resultados han ido mejorando con el paso de la pretemporada. Es un equipo prácticamente nuevo donde han salido los principales actores de la brillante temporada pasada y donde las incorporaciones habrán de ir ganando protagonismo conforme avance la temporada.
Foto destacada vía: youtube.com

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