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La lucha obrera y los cupos en el baloncesto

Numerosas personas creen que el baloncesto profesional en España está en crisis. Los clubes tienen menos presupuesto, menos difusión mediática, menos seguidores… Se buscan fórmulas para hacer más atractivo el producto: tema cupos, número de equipos participantes, formato sin playoff… ¿Pero qué pasa con los cupos?

Los cupos son una adaptación a la norma de los jugadores nacionales mínimos para los equipos participantes de la ACB. Se exigía esta cantidad de jugadores nacidos en España en la formación de las plantillas. Esta cláusula protegía el baloncesto de cantera y también hacía fuerte a la ABP (Asociación de Baloncestista Profesionales). Pero después de la Ley Bosman, los tratados de libre comercio y movimiento de trabajadores en Europa, se necesitaba un cambio o matiz en la norma para legalizarla. Y nació el concepto de jugador de formación o cupo. Un jugador europeo que participe x años en categorías inferiores es considerado cupo.

Y ahí, en ese matiz, en ese aleteo de la mariposa que provoca un ciclón en el otro lado del mundo, puede encontrarse la destrucción de la norma. El fin de la lucha de la clase obrera. Pues estos años, los anteriores jugadores de formación (y nacionales) conseguían contratos lucrativos dada su condición e indudable calidad. Esos jugadores peleaban a través de su sindicato (la ABP) por la continuidad de la norma. Luchaban por su presente sin vigilar el futuro. Pues ahora con su veteranía están destinados a cumplir otros roles en las plantillas, pero no adaptan suficientemente su cache a esos roles y se encuentran sin equipo.

Los clubes prefieren completar sus plantillas con jugadores jóvenes que no pueden exigir altos contratos. No parece un tema de calidad, sino de invertir de la mejor forma los pocos recursos que tienen. Y el cupo caro no lo parece. Ahora, la norma que protegía al jugador de formación parece perjudicarlo, ya que estos jugadores de fondo de plantilla no consiguen disputar los minutos necesarios para su progresión.

Respecto a la ABP queda comprobar cómo está afectando este movimiento de jugadores al número de afiliados. Cuántos jugadores de formación no nacionales se afilian, cuántos siguen afiliados al emigrar a otras ligas más potentes económicamente, cuántos no cupos pertenecen a la ABP… Si esto se cumple y el sindicato pierde afiliados, pierde fuerza y la patronal gana…Y quizá esa fuese la finalidad de esa norma.

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Fuente imagen destacada: ACB.com

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