Análisis

Morata, Madrid y Londres

La carrera futbolística de Álvaro Morata, a sus todavía 24 años, está cargada de aristas para el análisis. Con ya momentos de éxito, observando cómo ha jugado ya tres finales de Champions League, habiendo ganado dos y marcado en la que perdió contra el FC Barcelona. Todo ello teniendo grandes noches europeas jugando en históricos equipos como la Juventus de Turín o el Real Madrid. Sin embargo, también ha tenido momentos no tan buenos, adornados con alguna duda, estando en varias ocasiones relacionados con su profundo deseo de triunfar con la camiseta blanca.

Deseo que parece que llega a su final. Este último intento parecía el definitivo, empezando por un saco de confianza que había traído de su experiencia en el Calcio y añadiendo el plus de emotividad y madridismo que se palpaba en la ilusión que tenían afición y jugador por que esta historia tuviera un final feliz. Y no ha sido así simplemente por un tema de nivel. El Real Madrid en este momento necesita de jugadores sin techo y Álvaro se estaba quedando algo corto. Esto hacía que se planteara una salida por las dos partes: el club pensaba en sacar dinero de un jugador no prioritario y Morata necesitaba exprimir al máximo sus opciones de ser nueve titular de un equipo que opte a todo. Y finalmente así ha sido.

No por falta de nivel (nivel élite, se entiende) se puede decir que Morata no haya aportado muchas cosas al Madrid este año. Zinedine Zidane ha contado todo el año con un delantero suplente de lujo por dos cosas: una calidad por encima de la media (el suplente del Madrid va a ser titular en un equipo que lo quiere todo la próxima campaña) y unas cualidades diferentes al plan inicial con Karim Benzema en la punta. Si el francés aporta sensibilidad y pausa, el madrileño era el elegido para dar profundidad, verticalidad e intensidad al ataque. Una pieza que siempre podría cambiar el transcurso del partido por contexto táctico y por supuesto con goles (1 gol cada 89 minutos en Liga). Además, siendo protagonista en uno de los recursos que más ha potenciado Zinedine recientemente y que ha dado puntos y victorias claves para el éxito final en la temporada: los centros al área desde la banda. Por otro lado, Álvaro ha sido uno de los estandartes de esa segunda unidad que tanto utilizó el técnico blanco en esa alternancia Liga-Champions en la que junto a James, Asensio o Lucas estuvo muy cómodo, encajando en los mecanismos de juego a la perfección (dinamismo, presión, ataque profundo) y adoptando un papel más jerárquico que junto a las leyendas teóricamente titulares.

Todo lo que pierde el Madrid lo va a tener el Chelsea la próxima temporada, en su vuelta a la Liga de Campeones. Y, a priori, su encaje en la Premier League puede ser dulce. La liga inglesa suele aceptar a delanteros de este perfil, Diego Costa-like o Fernando Torres-like. La profundidad en el ataque, el ritmo del juego y la importancia del físico deberían engrandecer la figura de Morata hasta situarlo como uno de los mejores delanteros de las islas, para lo que además debe consolidar una personalidad y confianza en ocasiones mermada. Una personalidad que necesita para no perderse en una carrera que amenaza con convertirse en inestable pero que con Antonio Conte debe dar un paso más, ahora sí, olvidándose de su amado Santiago Bernabéu.

Foto: Cordon Press.

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