Análisis Balonmano Opinión

Formación o resultados, el gran dilema

Leía estos días al Maestro Laguna en un artículo en el que se refería a las “Jugadas” en un intento de acostumbrar al colectivo de entrenadores a la palabra en cuestión. Pero mis reflexiones sobre la susodicha palabra van más allá del concepto de la misma, ya que voy a intentar opinar, humildemente, sobre su idoneidad en edades tempranas y en ese frenesí que supone a los entrenadores, sobre todo a los más jóvenes, de aplicar esos procedimientos tácticos, en muchas ocasiones, sin rigor y, lo que es peor, a grupos que ni tan siquiera dominan en ABC de nuestro deporte.

Las jugadas, o combinaciones coordinadas, o medios combinativos o como queramos adjetivarlas, son aquellos procedimientos tácticos que usamos tras un meticuloso período de entrenamiento en el que son necesarias muchas horas para poder obtener el beneficio que se supone. Nunca he sido demasiado amigo de utilizarlas —las justas—, y menos en edades en el que el aprendizaje fundamental debe estar dirigido a la técnica individual y al dominio, como antes he apuntado, de los medios básicos más elementales.

Poco avanzaremos si nuestras jugadoras o jugadores no dominan el pase, la recepción o el ciclo de pasos y, señores, hay mucho de eso en nuestro mundo, más de lo que algunos se imaginan. No podemos preparar jugadas para nuestro equipo si estas premisas de las que hablo no se cumplen, ya que caeremos en el más absoluto de los ridículos. Pero como también dice Manolo Laguna, hay una sensación extendida de que nos movemos por modas. Si Vds se fijan un poco, hoy por hoy casi todos los equipos se guían por los mismos patrones, sobre todo al inicio de un movimiento. Esa permuta extremo lateral, incluso por ambos lados, u otras muchas, dan la sensación de que todo vale para todos, y ahí creo que nos equivocamos. Ver a entrenadores de deporte base ordenar jugadas y ver cómo fracasan en su intento es algo que me preocupa, simple y llanamente porque les falla lo fundamental. Es como querer hacer la casa por el tejado, y lo malo es que tras el fallo, llega la consabida bronca, algo absolutamente fuera de lugar.

Hay que ser capaz de analizar lo que tenemos entre manos para darle al grupo lo que necesita. Hay que buscar y conseguir, dentro de las posibilidades, una coordinación y una disciplina táctica no basadas exclusivamente en jugadas, pero sobre todo algo a lo que Manolo Laguna también hace referencia que es aquello de “no qué hacer, sino cómo hacerlo”. Yo creo que debemos enseñar a las jugadoras y jugadores a pensar, a tener imaginación, a analizar las distintas situaciones que se producen en el juego o, lo que es lo mismo, tomar decisiones, algo tan importante en nuestro balonmano.

Muchas veces cometemos el error de dar demasiada información a nuestros jugadores y eso, personalmente, lo considero contraproducente. Los jugadores deben ser capaces de asimilar los movimientos coordinativos, pero no dos o tres, sino todos los de la plantilla, ya que al mínimo olvido o fallo, se va al traste el trabajo y llega la frustración, sobre todo del entrenador.

Dice Alberto Suárez que nuestro deporte base tiene un gran nivel. Será en selecciones nacionales, porque en algunas ligas territoriales la verdad es que a uno a veces se le saltan las lágrimas y no precisamente de alegría; y lo he visto igualmente en los Campeonatos de España tanto a nivel territorial como de clubes, donde las carencias técnicas de muchos jugadores denotan una falta de trabajo tremenda traducida en priorizar los resultados por encima de la formación. Este año ha habido una final de campeonato de España —no voy a decir cuál—, en la que los equipos dejaron mucho que desear, tanto a nivel colectivo como individual, y ojo, eran los dos “mejores” equipos de España; no lo sé, tengo mis dudas de que lo estemos haciendo bien.

Disponemos de medios tácticos maravillosos que hay que dominar —penetraciones sucesivas, pase y va, cruces, permutas…— pero, ¿para qué? si algunos ni los aplican correctamente o, peor aún, no los saben enseñar.

Vayamos poco a poco, sin prisas, enseñando de verdad, sin presiones de conseguir resultados, aunque creo que llego tarde, ya que la inmensa mayoría de equipos hacen caso omiso a una formación estructurada sin calibrar con el rigor necesario el potencial que se tiene entre manos.

De todas formas, supongo que lo que aquí propongo caerá en saco roto y muchos no estarán de acuerdo con mis reflexiones. Cada maestrillo tenemos nuestro librillo y esto no es matemática, por lo que allá cada cual con su trabajo, pero tengamos en cuenta que lo más importante debería ser la formación en toda su extensión, no nos olvidemos.

Imagen destacada: Club Balonmano Arroyo

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