Muchos de ustedes no conocerán la película en la cual un huérfano se criaba con los monjes de un humilde convento, entre las paredes lóbregas y robustas de esta vieja construcción religiosa. Su nombre era Marcelino y suplía la desgraciada ausencia de familia biológica por la tremenda suerte de contar con la sabiduría de todos los que le rodeaban. Marcelino, pan y vino era su título. Lo primero hacía referencia al nombre del protagonista de esta triste historia, los otros dos elementos pueden imaginar a qué hacen referencia, tratándose de la vida monacal de la España de post-guerra.
Quizá se estén preguntando a qué viene todo este rollo cuando están leyendo una web deportiva pero era una simple introducción para establecer el símil entre el Marcelino cinematográfico y el futbolístico. Ya sé que parece algo inverosímil y poco creíble pero comprobaremos como hay más similitudes y coincidencias de las que pensábamos.
Ambos fueron criados en un entorno humilde pero donde nunca les faltó de nada, tuvieron grandes maestros que les enseñaron mucho más allá de los simples conocimientos teóricos y académicos sino que les dieron una formación humana consistente y con fuertes raíces. Al primero se lo dieron en un convento donde la disciplina no faltaba y el cariño y el afecto eran el pan nuestro de cada día. Al segundo, nuestro protagonista, se la dieron en Mareo, mucho más que una escuela de fútbol, mucho más que una fábrica de jugadores de balompié.
Dicha formación influirá definitivamente en su vida y forjará un carácter difícil de doblegar, una ambición por mejorar continuamente, un deseo de ganar y una capacidad de estructurar y organizar un equipo que le valdrán para ser uno de los entrenadores mejor considerados del fútbol español. El será el encargado del vino valencianista, de darle el gusto al fino paladar de la sufrida feligresía che. Suya será la misión de convertir en vino añejo y de crianza lo que hasta ahora no ha pasado de sangría de supermercado, poco más allá de peleón y cabezón pero sin gusto ni sabor exquisitos. Alguna vid puede tener buenas raíces pero muchas de ellas han demostrado ser bordes e incapaces de criar una uva de calidad.
Obviamente, cualquier planta necesita de buen terreno y agua para poder dar buenos frutos. Al igual que el Marcelino televisivo necesitó del pan del convento, nuestro Marcelino futbolístico necesitará del pan en forma de fichajes, en forma de inversión, bien sea para sacar a los jugadores que no quiere en su plantilla, bien sea para traer a algún elemento que genere ilusión de puertas para fuera y unión de puertas para dentro.
Ese pan es misión de Meriton Holdings, la empresa del propietario Peter Lim, que parece haber variado el errático rumbo que lleva desde que se instaló en la capital del Turia. Una estructura más clara, un organigrama más equilibrado y unas cabezas pensantes más relacionadas con el mundo del fútbol y menos con el de la empresa, parecen ser el remedio que el magnate singapurés ha ideado para reflotar la nave blanquinegra. En apariencia, buenas ideas y buenos ejecutivos, pero sin inversión para rehacer lo deshecho estos últimos años, todo quedará en agua de borrajas una vez más. Y tres proyectos fallidos, tres temporadas desilusionantes sería algo excesivo para una afición que acogió la llegada del multimillonario con una esperanza que ha ido perdiendo fuerza con el paso del tiempo.
Hoy en día, es más el desencanto entre los seguidores blanquinegros que la esperanza en un cambio de dirección en la gestión del club. De los nuevos gestores y de su capacidad para dar altas y bajas con poco dinero, de cambiar cromos y mejorar la plantilla, dependerá la respuesta a la hora de renovar los abonos por parte de los valencianistas.
Tenemos a Marcelino, un vino sin mucho bouqué y poco pan. Esperemos, confiemos y deseemos que todo esto cambie para cuando empiece la temporada. En tus manos está Peter el cambiar el triste final de la película. Allí Marcelino no llegaba a la adolescencia. En el fútbol actual, tu proyecto tampoco tiene muchos visos de alcanzarla.
Foto destacada vía: rtve.es
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