Análisis

Regreso tras un año en el infierno

Tras un año en el infierno de Tercera División con el descenso en Mayo de 2016, el filial del Real Sporting regresa a la división de bronce tras apear en la fase definitiva a la SD Beasain.

Hace diecisiete años, una campaña publicitaria del Atlético de Madrid revolucionó el mundo de las campañas de abonados por entonces. Tras el traumático descenso del club colchonero en el verano de 2000 se temía una desbandada en número de abonados. La directiva rojiblanca se lanzó a una original campaña con “un añito en el infierno” como eslogan para su campaña de abonados.

Aunque no fue un año al final, sino dos los años que el Atleti estuvo en Segunda División, aquel eslogan pasó a ser poco menos que un modelo. Desde entonces muchos equipos han querido imitar al club colchonero. Cualquier equipo que desciende tiene como objetivo regresar al año siguiente sin excusa de ningún tipo. Por ello desde aquel verano del año 2000, casi todos los clubes se refieren a pasar un año en el infierno cuando sufren un descenso.

No iba a ser menos la historia en el filial sportinguista. El descenso al infierno de la Tercera fue traumático y supuso el fin de una era en Mareo, que parecía había agotado una generación. Una mala planificación acabó en un descenso que aunque se produjo en la última jornada se vino fraguando mucho antes. Ni Tomás Hervás, ni después Isma Piñera pudieron lograr la permanencia y se descendió a Tercera División.

Rubén Sánchez celebra el quinto gol frente al Beasain (Foto: El Comercio)
Rubén Sánchez celebra el quinto gol frente al Beasain (Foto: El Comercio)

Desde el club se intentó disfrazar ese descenso como algo normal. Una excusa, la de que los mejores jugadores de esa generación estaban en el primer equipo, que no convenció a nadie. Una excusa que empezó a poner en tela de juicio la dirección deportiva de Nico Rodríguez. Juicio que se agravó con la futura planificación del primer equipo y que tras el descenso a Segunda División supuso su despido.

Jose Alberto López saltando al campo I de Mareo (Foto: LNE)
Jose Alberto López saltando al campo I de Mareo (Foto: LNE)

Este año la planificación fue diferente. Se fue más de la mitad de la plantilla y se apostó por producto propio de Mareo. Jugadores como Cayarga, Dani Martín, Mateo, Pelayo, Pedro Díaz o Nacho Méndez entre otros subieron del juvenil al filial. Algunos de ellos a pesar de seguir siendo juveniles. Se fichó a gente de fuera de la región que aportase un plus. Gente como Claudio, Juan Rodríguez, Cristian Salvador o Rubén Sánchez; éstos tres jugadores incluso han debutado en el primer equipo. Otros fichajes como Cordero o Isma Cerro también tuvieron su cuota de protagonismo. Todos ellos se unieron a otros como Ramón, Víctor Ruiz, Jaime o Pablo Fernández que permanecieron en el equipo a pesar del descenso.

Objetivo: Ser campeón y ascender

Al mando de todos se puso a Jose Alberto López. Un joven entrenador de apenas 34 años de edad, de la casa y que venía de realizar grandes campañas en el División de Honor. Se formó un equipo que desde el primer día de pretemporada tenía un objetivo. No podía ser otro que ser campeón de su grupo y ascender. Sacar al filial del infierno. Once meses después de aquel primer entrenamiento el objetivo se puede dar más que cumplido. El filial fue campeón de su grupo con una jornada de antelación.

No pudo ser el ascenso a la primera. La UE Olot fue un duro rival que castigó como nadie los errores cometidos por el filial en la eliminatoria y les venció. Sin embargo los jóvenes guajes compitieron esa eliminatoria hasta el final. La ventaja de ser campeón entonces fue aprovechada por el conjunto de Jose Alberto. Había opción de ascender ganando dos eliminatorias y no fallaron. Superaron a Almería ‘B’ y Beasain. Dos duros rivales, que no les pusieron las cosas nada fáciles, pero que acabaron sucumbiendo.

En la última eliminatoria la afición no dejó sola a los guajes. Más de 4000 personas abarrotaron el campo número 1 de la Escuela de Fútbol de Mareo y el equipo logró el ascenso. Un ansiado ascenso en el que la afición rojiblanca ve que lo mejor está por llegar. La calidad, el descaro y juventud de varios integrantes del equipo hace creer que al sportinguista que muchos de los nombres antes nombrados pronto cambien Mareo por El Molinón como lugar donde dar patadas a un balón.

Invasión de campo en Mareo tras lograr el ascenso (Foto: LNE)
Invasión de campo en Mareo tras lograr el ascenso (Foto: LNE)

Mientras tanto el filial sportinguista regresa a la categoría que nunca debió perder. Por fortuna solo ha sido un añito en el infierno.

Foto destacada – Real Sporting de Gijón

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