Ciclismo Tour de Francia

¿Por qué el Tour?

Los de mi generación (nacido en 1982) y alrededores tenemos una primera respuesta rápida: Miguel Indurain.

Sí, crecimos disfrutando de las exhibición del navarro en Francia. Las generaciones anteriores tuvieron a Perico, Bahamontes, Ocaña… y las posteriores disfrutaron de las victorias de Sastre, Pereiro y la irrupción de Contador ante (el hasta entonces y después desposeído) el ganador de 7 ediciones de la carrera Francesa, Lance Armstrong.

Indurain durante una de sus exhibiciones. Fuente: abc.es

Pero el Tour no es sólo eso, como chaval estaba en la época perfecta, los julios sin clases y ese calor de verano en los que nuestros padres no nos dejaban salir hasta las 18:30 a la calle sólo nos quedaba la opción de echarse la siesta y ver el Tour.

Perico, uno de los protagonistas de los 80’s. Fuente: rtve.es

La realización de la televisión francesa siempre ha sido uno de los grandes anhelos para nuestra Vuelta, y gracias a ella nos conocemos de memoria los enlazados de Pirineos, las curvas majestuosas de Alpe D’Huez, la torre de la cima del Mont Ventoux, meandros de ríos observados desde espléndidos chateaux con sus viñedos, sin dejarnos la llegada a París, saliendo del túnel camino de los Campos Elíseos viendo a un lado la imponente Torre Eiffel.

El que sale de líder en Alpe D`Huez, gana el Tour. Fuente: rtve.es

Podemos sumar más de 20 puertos en los que pagaríamos por poder subirlos con nuestras bicis, con esos túneles de aficionados, no sólo franceses, porque el Tour no es sólo francés, el Tour ya es patrimonio de todos, banderas de todas partes, las clásicas flamencas mezcladas con australianas, el calor colombiano junto a coloridos estado unidenses.

Sastre, un ataque que vale un Tour. Fuente: youtube.com

Como españoles hemos visto y disfrutado de nuestras batallas ante italianos, franceses, holandeses, americanos… pero cuando no había españoles en liza ¿quién no ha disfrutado? La batalla de Schleck con Evans, Hinault y Lemond, Coppi y Bartali… tantos y tantos, en la mayoría de estos casos esas batallas o parte de ellas las podemos disfrutar gracias a youtube.

Vuelvo a mi generación, cuando INDURAIN flaqueó en el 96 ninguno nos lo podíamos creer, un mal día, la alergia, el frío… ese día a todos nos dolían las piernas como si fuéramos los protagonistas, recuerdo ver aquella etapa en pie frente a la tele en la casa del pueblo de mis tíos (bueno, no recuerdo en qué punto empecé a ver aquella etapa, ya que hasta que no terminaba la telenovela mi tía no me dejaba ver el Tour)

Los años siguientes con Ullrich y Pantani, la batalla en el Galibier en el 98… Unos años más tarde la caída de Beloki cuando por fin ponía en aprietos al tirano Armstrong.

Pantani camino de su Tour. Fuente: abc.es

Exhibiciones para el recuerdo como la de Chiapucci en Sestriere, Indurain en Hautacam, las peleas entre Perico, Kelly, Hinault, Lemond y Fignon en aquellas etapas montañosas de más de 200 km , las escapadas y lucha de Virenque por el maillot de la montaña, el “espectáculo” de Voeckler, los sprints locos de Abdujaparov dando bandazos, el imponente Cipollini, la perfección de Petacchi, Cavendishy su idilio francés, Sagan y su “amor” al maillot verde, Ocaña y su “David contra Golliat” ante el dios del ciclismo Eddy Merckx, la actual dictadura del Sky en el que, al menos, 6 de sus corredores podrían ser aspirantes al podium final en París.

Carreteras abarrotadas en la carrera francesa. Fuente: rtve.es

Yo en aquellos años era “el raro” que disfrutaba igual de las CRI que de las etapas de montaña, ver aquellas cronos de 60 km, la agonía que pasaban todos los corredores, tanto especialistas como los sufridos escaladores, bajo el sol francés.

Ver los maillot del Castorama, del Gatorade, TVM, Mercatone Uno… cada vez que me cruzo con uno por carretera es volver a recordar aquellas batallas, aquellos recuerdos de niñez pero que no son ajenos a mi edad adulta, sigo disfrutando y ahora entiendo mucho más, lo que sienten esos corredores, cuando atacan, cuando miran atrás, cuando se apartan y quedan desfondados, la alegría de cruzar la línea de meta (bueno, yo el primero nunca la he pasado pero en los retos cicloturistas a los que me enfrento es como si lo hiciera).

La magia que nos siguen desprendiendo aquellas bicicletas que ahora nos parecen cuatro hierros soldados ante las máquinas de ingeniería punta que son hoy día.

Contador luchando contra los hermanos Schleck. Fuente: smh.com.au

Del Tour tampoco podemos olvidar los sucesos escandalosos que nos hicieron pensar que  no sobreviviría: muerte de Simpson, caso Festina, descalificación de Armstrong y palmarés en blanco…

Es la carrera más grande el calendario ciclista, el mes de julio es amarillo por el Tour, la carrera de las grandes estrellas acompañadas de sus mejores gregarios, hacen que esté demasiado controlada muchas veces, que nos pueda parecer “aburrida” pero seguimos pendientes porque en cualquier momento algo va a pasar, cerrad un momento los ojos y rebuscad un recuerdo ciclista, sí, siempre será del Tour…

Esa carrera es capaz de hacer que a finales de ese mes veraniego pensemos:

¡YA QUEDA UN DÍA MENOS PARA EL PRÓXIMO TOUR!

El 1, dorsal de los campeones. Fuente: Muchodeportivo.WordPress.com

Fuente imagen destacada: rtve.es

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