El legado de Sabonis

Mientras el tortuoso verano discurría con abrasadora monotonía en el centro de la meseta castellana, un rumor fantástico recorría las tertulias de la capital del Pisuerga. Arvydas Sabonis estaba a punto de fichar por el Forum y, con él, la historia del baloncesto vallisoletano nunca volvería a ser igual.

Durante la primavera de 1989, Gonzalo Alonso vio la oportunidad de colarse entre las fisuras del telón de acero, aprovechando la recaudación de divisa extranjera que la URRS estaba comenzando a acumular a través de sus deportistas más destacados. Sin embargo, a pesar de la Perestroika, la llegada del pívot lituano estuvo plagada de dificultades y siempre se dudó de la misma en Valladolid, atribuyendo poca credibilidad al presidente de la entidad morada.

Finalmente, el 7 de agosto, Sabonis era presentado ante la afición pucelana acompañado de Valdemaras Homicius, en una gala por todo lo alto en el Casino de Boecillo. En la retina de la mayoría estaban sus actuaciones con la Unión Soviética, junto al mítico Tachenko, y su capacidad para destrozar canastas. Aún así, las dudas sobre su estado físico y su adaptación a un nuevo país hacían del fichaje una operación de riesgo. Su llegada supuso un enorme revuelo en el deporte español, teniendo en cuenta que era el primer jugador soviético que recalaba en nuestro país, e hizo correr ríos de tinta y algunos magníficos reportajes, como éste de TVE.

Afortunadamente, los cuidados del médico del club, Javier Alonso, y las hábiles manos del fisioterapeuta Miguel Ángel Salcedo, consiguieron que el físico del gigante lituano volviera a permitirle jugar al baloncesto. Entre ambos profesionales vallisoletanos y algunos viajes a Portland, Sabas dominó la pintura en la ACB y atrajo la atención del todopoderoso Real Madrid. No obstante, antes de marcharse a la capital, proporcionó 3 años magníficos, en los que el club del Pisuerga disputó los Play Off, una final de la Copa de la Reina y estuvo a punto de plantarse en la final de la Copa Korac.

Las semifinales ante Il Messagero di Roma

El broche de oro de la “Era Sabonis” en Valladolid la puso aquella mítica semifinal ante Il Messagero di Roma. La impresionante pareja interior pucelana, formada por el lituano junto al malogrado Mike Schlegel, plantó una dura batalla al estupendo conjunto italiano. La rocosa escuadra romana estaba liderada por Rick Mahorn (campeón de la NBA con los Bad Boys en 1989) y un joven y talentoso Dino Radja. La ajustada derrota en Roma (76-70), daba pie a pensar en la remontada en Pisuerga. La vuelta en Valladolid, ha sido el partido más importante en la historia del extinto club morado y, aunque por momentos tuvo en su mano la clasificación (llegó a ponerse 9 puntos arriba de la mano de un jovencísimo Lalo García), el sueño de la final europea volaría de Pucela con la victoria final de los italianos (66-67), como poco después haría el propio Sabonis.

Del Real Madrid a la NBA

Su etapa en el Real Madrid fue muy exitosa, ganado las ligas de 1993 y 1994, además de la Euroliga en 1995. Cumplió con creces con la labor de sustituir a Drazen Petrovic y, su mejoría física y su dominio en Europa le abrieron definitivamente las puertas de la NBA, donde pudo cumplir su sueño de medirse a los mejores jugadores del mundo.

Con los Blazers sería reconocido como Rookie del Año y Mejor Sexto Hombre de la liga, en su primera campaña. Además se quedaría, como en Valladolid, a un paso de las deseadas finales, tras ser eliminados en la Finales de la Conferencia Oeste(4-3) por los dominadores Lakers de Shaq y Kobe. Contra el mejor Shaq nos dejaría algunos impresionantes duelos, y la duda de cual hubiera sido su juego en plenitud física.

Tras su retiro (2005) sorprende lo dilatada de su carrera, habiendo tenido que sobreponerse a lesiones de gravedad, y lo mucho que marcó su juego a las generaciones de niños que crecimos viéndole moverse por la cancha con una sorprendente elegancia. Algunos tuvimos la suerte de llegar a verle en vivo, incluso de asistir a un campus que, junto al simpático Homicius y Miguel Ángel Reyes entre otros, transmitió el amor por este deporte a toda una generación de mi ciudad. Por todo eso y por ser el auténtico y genuino número 11;

Déjoku Arvydas.

Foto destacada: El Español

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