El combate entre Conor McGregor y Floyd Mayweather Jr. parece estar a punto de cerrarse por completo. Ante este suceso, todo el mundo del boxeo reza por que no ocurra. De la Hoya, Tyson, y muchas personalidades ya han mostrado su descontento.
El boxeo es un deporte de señores y señoras creados y creadas para pelear con orgullo con unos guantes puestos. Las artes marciales mixtas son un conjunto de deportes de señores y señoras creados y creadas para pelear con orgullo con guantes (de menor talla), piernas y protecciones de partes íntimas puestas. ¿Ven semejanza entre ambos? Sí, los competidores son los mismos, pero hasta ahí. Si queremos ver algo más en común entre ambas disciplinas, nos será imposible.
Poner al mismo nivel las artes marciales mixtas, que tienen una simple historia de unas décadas, con un deporte milenario como es el boxeo, es hacer valer ese punto de vista sensacionalista actual. Nadie pondría a jugar a LeBron James con Cristiano Ronaldo un partido de baloncesto o de fútbol, ni tampoco nadie querría ver a Patrick Kane retando a Jake Arrieta en una pista de hockey o en un diamante. Nadie que entienda de ese deporte, porque al resto, como se ha visto en múltiples ocasiones, mientras que dé espectáculo, nada más le importa.
Existen dos tipos de aficionados al deporte, tal y como a cada cosa que exista en nuestras vidas. Están aquellos que no dejan pasar ocasión alguna para ver su disciplina favorita, que se desviven por ella y que incluso no pegan ojo para presenciar finales (en caso de que sea deporte americano). Sin embargo, está el otro porcentaje, aquel que hoy en día es mayor, aquel que solo vio la parte de ganador de McGregor, que solo alabó a Ronda Rousey cuando ganó y que la dejó de lado al caer ante Holm y Nunes, que únicamente presencia los partidos de Champions de Madrid y Barcelona, o que solo conoce que los Warriors y los Cavs jugarán la final de la NBA.
Y ahora os preguntaréis, ¿qué pinta hacer esta distinción si vienes intentando defender que un combate espectacular no se celebre? Pues tiene su porqué. Y es que, son esos segundos aficionados los que piden este tipo de duelos. Solo importa el peso mediático que tenga, nada más. Millones de personas se sientan a ver la Super Bowl cada año sin saber cómo han llegado allí esos equipos. Mismo caso que tenemos con el ‘Clásico‘ en España o con los grandes encuentros de ligas mayores de cualquier deporte habido y por haber. Sí, todo somos conscientes de que no podemos seguir todos los deportes, nadie es capaz de ello. El problema no es ese, el problema es que hoy día no hay aficionados que defiendan su disciplina.
A todos les gustan todos los deportes y solo pretenden ver el espectáculo máximo. A pocos les importa el que el boxeo se esté desquebrajando, el que tenga un agujero de 300 millones de dólares tras el Mayweather-Pacquiao. Y a nadie le llama la atención el hecho de que estemos viviendo una transición deportiva que marcará la historia.
En efecto, las artes marciales son el nuevo imán para las masas. Dentro de unos años, llenarán estadios, serán el eje de nuestro amor deportivo, pero no podemos olvidar cuál es su origen, ni tampoco podemos pretender que, porque estas se alcen, terminemos con un legado de cientos de años por el que grandes profesionales como Muhammad Ali, George Foreman, Sonny Liston, Joe Frazier, Evander Hollyfield, Mike Tyson, Oscar de la Hoya, Urtain, Díaz, etc, dieron la vida.
Creo firmemente que el planeta deporte no está preparado para morir. No iniciemos esta decadencia, no convirtamos el boxeo en otro programa más al estilo de mujeres y hombres y viceversa, donde no triunfa el que más se esfuerza, sino el que más imágenes sube a Instagram.
Imagen: actualidad.rt.com.
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