Opinión

Es momento de decir adiós

Gracias Arsène por darnos a los Invencibles. Gracias por más de dos décadas de identidad futbolística. Hoy sin el respaldo de muchos que antes te aplaudían, sin un Henry a la cabeza del equipo, sin esos magníficos jugadores que hicieron  grande tu propuesta de juego. Ha llegado el momento de decir adiós. 

Érase 1996 cuando llegaste al club Gunner, un técnico desconocido pero con un potencial enorme. La pelota al piso y el buen trato de la misma empezaban a ser tu toque de distinción. Rodeado de una generación de jugadores capaces de entender a la perfección tus mandatos. Aplausos y halagos no dejaron de llegarte por muchos años, hasta que el fútbol de estos tiempos empezó a juzgarte por la cantidad de títulos, que por lo realizado en el campo de juego.

En una etapa completamente distinta, apoderada por los multimillonarios fichajes y resultadistas devoradores de procesos. Es momento de dejar el banquillo.

Una crisis que empezó a acrecentarse en los últimos años, tu reputación empezó a deshacerse como la nieve al llegar el verano. Cada temporada los jugadores formados y destacados iban yéndose al mejor postor. El club empezó a convertirse en una vitrina para los rivales directos, dejando vacíos en el plantel que limitaban las aspiraciones de conseguir esos títulos que tanto se te exigen. Por los que ahora eres víctima de una persecución de gran parte de la prensa y un gran sector de los aficionados.

Al finalizar la presente temporada, con el duro golpe de no clasificar a Champions League tras muchos años ininterrumpidos y con solo la final de FA Cup como único frente ante el Chelsea. Haz dejado una frase cierta pero al parecer no tomada en cuenta por el mandamás del club. “Creo que tenemos que mantener el 90% de estos jugadores. No necesitamos muchos pero tal vez necesitamos de primera calidad.” Mensaje que termina cayendo en un saco roto como en cada final de temporada.

Arsenal en los últimos años vive una realidad poco alentadora, escaso de logros importantes y golpeado por duros pasajes, principalmente por falta de decisión institucional. El conformismo ha envuelto al club en la mediocridad, en la falta de visión a objetivos importantes y siendo un club que cada temporada pierde prestigio.

La cara visible, el personaje que está sentado en el banquillo muchas veces callado y con pocos gestos de   reacción, es Arsène Wenger. El blanco de constantes humillaciones y ataques, y que por su forma de manejarse, nunca responde con calentura ni acusa a los mayores responsables.

Stan Kroenke máximo accionista del Arsenal, descartó la posibilidad de vender su porcentaje del club (67%). La reticencia del estadounidense a no meterse la mano a los bolsillos, viene conmocionado lentamente a los aficionados Gunners y exponiendo a  Wenger al punto más adverso de su estancia en el conjunto londinense.

El histórico ex arquero del Arsenal David Seaman, señaló en una entrevista con Talksport al ser consultado por el momento que vive el club Gunner “¿Qué tipo de señal le daremos a los hinchas y los otros equipos? ¿Será que no estamos interesados en ganar la liga pero financieramente estamos fantásticos?”.

Esto no exime a Wenger de responsabilidad. Él ha participado en las malas elecciones de fichajes y nunca se puso firme para dar un golpe de autoridad frente a lo adversa de la situación del club. Solo calló y se podría decir actuó como un cómplice silencioso.

Mónaco y Ajax esta temporada, semifinalista de Champions League y finalista de la Europa League respectivamente, nos dan una muestra de un esquema deportivo a imitar. Volver a las raíces de impulsar a las divisiones inferiores, factor deficitario en los últimos años, y complementar el equipo con jugadores de renombre, en busca de consolidar un plantel competitivo.

La salida de Wenger del cargo puede reducir la tensión que vive el club en la actualidad, pero para nada asegura el éxito inmediato como muchos creen, mientras la política del club siga siendo la misma. Por su parte olvidarse de  lo hecho por el francés en tantos años, es un duro castigo que no merece alguien que le ha dado gran parte de su vida al club para conseguir una identidad.

Un club que se dice ser grande, nunca puede olvidarse de quienes dieron todo por sus colores. El tiempo pasará y cuando el Arsenal vuelva al lugar que merece, todos recordarán que un francés de sonrisa rígida y aspecto frió, dejó los cimientos para el futuro.

Fuente de imagen destacada: AS.com

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