Opinión

Cuando el Real Madrid se dejó perder y descendió al Málaga



Este domingo, el Real Madrid visitará La Rosaleda jugándose la Liga. Se ha cuestionado mucho una posible falta de honestidad con la competición por parte del Málaga de cara a este partido. Lo que quizás no sepa mucha gente es que el equipo que una vez adulteró la competición y provocó además un descenso del Málaga que en condiciones normales no debería haberse dado, fue precisamente el Real Madrid.



El Real Madrid ha goleado 1-4 en su partido aplazado con el Celta de Vigo en Balaídos y ya vislumbra La Rosaleda como último paso para conseguir una Liga Santander que tiene muy de cara. Los madrileños llegarán el domingo al feudo malaguista y les bastaría sumar un empate ante el Málaga de Míchel para proclamarse campeones después de varias temporadas sin conseguirlo. Los boquerones, por su parte, llegan al final de una temporada decepcionante en la que únicamente en su último tramo, con la llegada del técnico madrileño Míchel y que ha supuesto para más inri el tercer entrenador en desfilar por el banquillo de La Rosaleda esta temporada, ha podido poner en liza el verdadero potencial de una plantilla que perfectamente podría haber disputado las aspiraciones europeas planteadas el pasado verano. A este Málaga tan sólo le resta ya un único objetivo, el de mantener la undécima posición en la clasificación que actualmente ocupa en favor de los únicos equipos que todavía tienen opción de adelantarle en la tabla en la última jornada, el Valencia y el Celta.

A pesar de este hecho, son muchas las voces que en estas últimas semanas han clamado y volcado suspicacias en torno a este encuentro. La llegada de un madridista desde la cuna como es Míchel al banquillo del conjunto de Martiricos ha sido uno de los principales detonantes de que se produzca esta corriente de opinión que atenta contra el honor del Málaga y su plantilla, procedente especialmente de los medios de Barcelona afines al eterno rival de los blancos. Incluso el propietario y presidente del conjunto malaguista, Abdullah ben Nasser Al Thani, se ha visto envuelto en polémica por sus descalificaciones contra los susodichos medios catalanes. Algunas declaraciones sacadas de contexto por parte de Míchel, originadas al recordársele lo vivido en primera persona en aquellas ligas perdidas en Tenerife, tampoco han ayudado a que se disipen las dudas en torno a la profesionalidad del conjunto de la capital de la Costa del Sol.

Estebaranz consolando a Míchel tras perder la liga en Tenerife en 1993: Foto Diario AS

Hay que recalcar, para quien no lo sepa, que desde que se aprobó el nuevo convenio de reparto de derechos televisivos para el fútbol en nuestro país, no da igual ya obtener una clasificación final dentro de cualquier puesto de los que no otorgan un resultado deportivo directo como ganar la liga, meterse en una competición europea (ya sea Champions League o Europa League) o descender a segunda. Buena parte de esos ingresos se miden en función del puesto obtenido y también se establece un promedio en función a los resultados de los últimos cinco años al que obviamente acaban lastrando el que se den clasificaciones bajas en la tabla. Es decir, que al Málaga no le supone lo mismo finalizar la temporada undécimo, que hacerlo duodécimo o incluso decimotercero si se dan los resultados que hagan posible que Valencia o Celta, o ambos a la vez, adelanten a los malaguistas.

Aun así, buena parte del panorama futbolero nacional que todavía sigue anclado en viejas costumbres, considera que el Málaga “no se juega nada”, y juega con este falso concepto tanto a favor de sus intereses si resulta que sus simpatías son de color blanco como en airada protesta si por el contrario resultan ser azulgranas.

Jugadores del Hércules celebran la permanencia en el Santiago Bernabéu en 1985: Foto Hércules C.F.

En este sentido, convendría recordar que una vez el equipo que “no se jugó nada”, algo que en este caso sí era verídico porque tras una decepcionante temporada en la que quedó en quinta posición ya no podía variar su clasificación en la última jornada y tampoco era ésto un factor que tuviera especial importancia de cara a los ingresos en aquel entonces, fue el Real Madrid, y fruto de ello se permitió el lujo de pactar un acuerdo con el Hércules de Alicante, el equipo que en la última jornada ocupaba el puesto de descenso que aún quedaba por decidir (Real Murcia y Elche llevaban ya algunas jornadas descendidos), consistente en dejarse perder nada menos que en el Santiago Bernabéu para salvar de la quema a los alicantinos y en contraprestación quedarse con un prometedor jugador de la cantera herculana que interesaba a los del Paseo de la Castellana.



Tal hecho sucedió el 21 de abril de 1985, en la última jornada de la temporada 1984/85. Esa liga la había ganado con bastante antelación el Barcelona, mientras que el campeón de Copa del Rey fue el Atlético de Madrid y su vecino madrileño de momento se quedaba en blanco, nunca mejor dicho. En los dos siguientes meses le daría la vuelta a la tortilla y se haría con dos títulos, primero una Copa de la UEFA imponiéndose al Videoton húngaro y luego la Copa de la Liga, torneo que se disputaba entonces al finalizar la Liga y que no duró demasiadas temporadas, arrebatándosela precisamente a sus vecinos colchoneros. Pero en aquellos días de abril, el equipo madridista tenía que aguantar como sus máximos rivales se llevaban títulos a la boca mientras ellos no lo hacían. El Málaga, por su parte, estaba atravesando una temporada complicada tras aquella 1983/84 que aún se recuerda por parte de los malaguistas más veteranos por aquellas grandes goleadas contra el Real Madrid (6-2) y Atlético de Madrid (5-1).

Resumen de TVE del Málaga 6 Real Madrid 2 de 1983 en La Rosaleda: Fuente TVE

Las lesiones de larga duración de algunos de sus jugadores más relevantes en el centro del campo, Recio (tío del jugador de idéntico apodo de la actual plantilla malaguista) y Martin (uno de los héroes de la citada goleada ante el Madrid) y el desacierto en la delantera dándole la baja al argentino Fernando Rodríguez en favor de un fichaje que nunca terminó de cuajar, el serbio Micanovic, lastraron enormemente al Málaga en lo referente a la línea de creación y sobre todo la falta de gol. Aún conservaba la solidez defensiva que le caracterizaba bajo la batuta del entonces entrenador y hoy consejero del club Antonio Benítez, y aunque en la primera vuelta aún le fue bien obteniendo resultados de mérito como una victoria ante el Atlético de Madrid y un empate en el Santiago Bernabéu, en la segunda vuelta el equipo empezó a sufrir y sólo pudo obtener una victoria en toda la segunda vuelta, siendo el empate la tónica predominante de resultados.

En aquel entonces, cuando todavía se mantenía vigente la liga de dos puntos por victoria, el empate era un resultado mucho más valioso de cara a la puntuación de lo que sin duda es a día de hoy. Pero esos reiterados empates, combinados con varias derrotas, no sacaban de pobre a un Málaga que empezó a asomarse a los puestos bajos de la clasificación y al final se la tuvo que jugar en la última jornada contra el Real Betis, el Real Valladolid y el ya citado Hércules. El Betis contaba con 29 puntos mientras que los otros tres equipos, incluyendo al Málaga, tenían 28, y era el Hércules el que por diferencia de goles se encontraba en descenso. Precisamente a Málaga y Betis le tocaban enfrentarse entre sí en La Rosaleda mientras que el Valladolid afrontaba una salida al Ramón Sánchez Pizjuán para medirse a un Sevilla que, con apenas tres puntos más, no se encontraba muy lejano en la clasificación pero ya estaba salvado, y el Hércules era el que a priori contaba con la peor papeleta al tener que visitar el siempre temido Santiago Bernabéu.



Martínez Retamero y Pérez-Gascón, presidentes de Betis y Málaga en 1985: Foto Diario SUR

Dicen algunas malas lenguas que Málaga y Betis pactaron un empate que al Betis le otorgaba la permanencia en todos los posibles casos y al Málaga se la daba únicamente si no se daba la quimera de que tanto Valladolid como Hércules ganaran sus partidos. Lo cierto es que tal pacto, como es lógico, vino propuesto por parte del que más las tenía consigo con semejante acuerdo, el conjunto sevillano. La petición se dio tanto a nivel directivo por parte de su presidente Martínez Retamero como procedente de varios jugadores de la plantilla bética que llamaron durante la semana a amigos presentes en la malaguista, pero tal pacto nunca fue secundado ni por el entonces presidente del Málaga, Antonio Pérez-Gascón, ni por la plantilla que, a instancias del “tigre” Benítez en la charla previa al partido, debía salir a ganar, marcar un gol pronto y no descuidarse para evitar que les empatasen. El encuentro, por pura casualidad, acabó derivando en el empate que pretendía el pacto. El Málaga marcó por mediación de Juani en el minuto 48, ya empezada la segunda parte, y recibió el empate por medio de Parra en el 56. En ese momento, el Valladolid ya ganaba 0-1 en Sevilla (al final lo hizo por 0-2) y ello no extrañó demasiado porque el Sevilla, ya salvado, no distaba cualitativamente demasiado de estos equipos en la clasificación y además vio la oportunidad perfecta de dejarse llevar para mandar así a segunda a sus vecinos y eternos rivales sevillanos, siempre y cuando se diera el caso de que perdieran en La Rosaleda.

Lo que no se esperaba nadie desde luego es lo que se dio en el Santiago Bernabéu. Con un Real Madrid que, por muy quinto clasificado que fuese y por mucho que la liga ya fuese propiedad del Barcelona desde hacía jornadas, no debería haberse permitido un borrón semejante en la historia de grandeza que tanto pregonan. Pero lo tuvo. Y todo por el interés en un canterano del Hércules. La confesión provino de un central del equipo alicantino que coincidió dos temporadas después en el Ceuta con el ex-jugador malaguista Popo. El lateral marbellí había sido otra de las víctimas del descenso que se dio como consecuencia de semejante amaño y que no se debería haber producido si un equipo como el Real Madrid hubiese salido a competir como siempre le toca, en lugar de regalar la victoria en su estadio como lo hizo en su día de forma rastrera. El gol de la victoria del Hércules lo marcó el argentino Sanabria en el minuto 72. El Málaga, que en teoría jugaba al mismo tiempo pero que realmente llevaba siete minutos de retraso en su partido debido a que el portero Fernando Peralta tuvo que cambiarse la indumentaria por coincidencia de color con el rival, se enteró de tal hecho y puso su máximo empeño en deshacer el empate del marcador, pero la realidad es que la falta de gol era muy patente en este equipo y todos los intentos fueron en vano. El partido de La Rosaleda terminó 1-1 y el del Bernabéu, 0-1.

Metraje del Málaga 1 Betis 1 de 1985 en La Rosaleda: Fuente TVE

Aquella tarde de domingo acabó con el Málaga en segunda división por culpa de una quimera increíble, facilitada en parte por el arreglo de un equipo que se jacta de señorial y que coincidía que entonces “no se jugaba nada”. La derrota madridista para salvar al Hércules estaba pactada desde días antes. Uno de sus jugadores más carismáticos por aquel entonces, el fuengiroleño Juan Gómez “Juanito”, se encontraba entonces lesionado y fue ajeno a lo que estaba previsto que ocurriera.  Se cuenta que, tras el partido, y sabiendo además que semejante resultado le había costado el descenso precisamente al Málaga, el genial jugador bajó encolerizado al vestuario y la tomó con sus compañeros, llevándose por delante una de las puertas como resultado. Esa espina clavada fue uno de los principales motivos por los que Juanito acabó convirtiéndose en jugador malaguista dos años después, cuando salió del conjunto blanco tras ser sancionado cinco años sin poder jugar en competiciones europeas debido a su incidente en Múnich con Lothar Matthäus, con la ilusión de devolver al Málaga a la categoría que se había perdido tras tan triste desenlace, como así consiguió de hecho.

Tiempo después del descenso, y siendo ya Eduardo Padilla el presidente del club de La Rosaleda, se llegó a un acuerdo con el Real Madrid para incorporar de manera libre al canterano madridista De las Heras, algo que Ramón Blanco justificó a su homónimo malaguista como un gesto “para compensar lo del Hércules”. Pero eso realmente no fue de mucha compensación porque aquel descenso a segunda le costó al Málaga penar en la categoría de plata durante tres temporadas y también supuso grandes inconvenientes para el club, especialmente de carácter económico. Algunos de ellos fueron claves en la desaparición a la que el entonces Club Deportivo Málaga se vio abocado en 1992 tras descender a segunda B y no poder convertirse en sociedad anónima deportiva por acuciantes deudas, en parte generadas por los desfases presupuestarios ocasionados por el descenso y los generados también por los grandes esfuerzos que ocasionaron regresar a primera división en 1988, para luego descender otra vez en 1990, contratando para tal fin a jugadores de renombre como el ya mencionado Juanito y otros como Esteban Vigo, Clemente Villaverde, Miguel Ángel Ruiz, Antonio Álvarez y Lauridsen.



Recio con su hijo y su padre, hermano del jugador José García Recio de los años 80: Foto Málaga C.F.

¿Está el Málaga pues, ante su oportunidad perfecta de devolverle semejante trastada histórica al Real Madrid, ganándoles e impidiéndoles que se proclamen campeones de liga en La Rosaleda? A decir verdad han pasado ya muchos años de aquello y es probable en el Málaga – Real Madrid del próximo 21 de mayo de 2017, que curiosamente coincide en día de mes con aquel 21 de abril de 1985 aunque sea 32 años y un mes más tarde, los jugadores malaguistas no estén pensando precisamente en que tienen que devolver la afrenta al club que en su día descendió a segunda a una plantilla tan lejana ya en el tiempo. Igual el actual Recio es el único que realmente sabe algo del tema por parte de su tío y le pueda motivar algo, o quizás no le da demasiada importancia tampoco.



Pero lo que sí es seguro, es que el conjunto malaguista está ante su oportunidad de demostrar que un equipo que “no se juega nada” (aunque realmente sí que se juega algo) tiene que caracterizarse igualmente por conservar su honor, su orgullo y sobre todo su profesionalidad, y que por ende no debe adulterar la competición dejándose perder contra cualquier rival necesitado que tenga enfrente, como así llegó a hacer de hecho de manera deshonrosa una plantilla de jugadores de ese club que siempre presume de salir a ganar en todos los partidos. A ese mismo club se medirán los jugadores del Málaga con todos los focos del mundo presentes en La Rosaleda con la premisa de demostrar que en este humilde pero histórico club sí que hay realmente honorabilidad y respeto a la competición. Esa sí es, sin duda, la oportunidad perfecta.

Foto destacada: TVE

Referencia bibliográfica: Coleccionable “La Historia del Málaga – Volumen 2” editado por Diario SUR, Prensa Malagueña S.A., año 2013. “Del pacto no estipulado a la confianza en el empate”, Sergio Cortés.

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One Response

  1. Majestuoso escrito histórico de la historia del Málaga. Precioso trabajo de un gran valor. GRACIAS!!! Buenisimo

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