¿Alguna vez os habéis preguntado qué hubiera sido del automovilismo en España sin Fernando Alonso? ¿O del tenis sin Rafael Nadal? Todo el mundo conoce esos deportes y más o menos cómo se compite, pero desde luego sin ellos la expectación y la popularidad de esos deportes no hubiera sido la misma.
En España, hemos tenido a lo largo de la historia buenos atletas, especialmente concentrados en el medio fondo y fondo, incluso algún buen saltador. La lista es larga y conocida, ¿quién no recuerda el oro olímpico de Fermín Cacho?. Pero siempre faltó un velocista de élite, alguien que enganchara de verdad al gran público a esta especialidad, menos estratégica pero más técnica y emocionante. Alguien que te hiciera madrugar o trasnochar para ver una final olímpica o de un mundial.
Este es el rol que muchos nos imaginamos para Bruno Hortelano (Wollongong, Australia, 1991) tras el oro en 200m del Campeonato de Europa de Amsterdam, pero sobre todo tras la meteórica progresión en las distancias de 100 y 200m, cerrando la temporada con 10:12 y 20:16 respectivamente. Parece que la gloria de ser el primer español en bajar de 10 segundos en el hectómetro es solo cuestión de tiempo, entrenamiento y unas cuantas finales de alto nivel. Algo de lo que pocos atletas de raza blanca pueden presumir (Christophe Lamaitre lo consiguió por 2 centésimas en 2010).
El perfil es inmejorable, físicamente atractivo, estudiante de ingeniería biomédica, lo tiene todo para ser el ídolo y el referente del atletismo nacional en los próximos años. Por qué no un futuro abanderado olímpico. A nadie le importa si nació y se formó lejos de nuestra tierra, si habla bien nuestro idioma y sus apellidos Hortelano y Roig suenan de lo mas español.
Pero como en tantas otras historias de grandes deportistas, el destino le puso a prueba el 5 de septiembre del año pasado. Casi recién aterrizado tras los juegos de Río, sufre un fuerte accidente de trafico donde estuvo a punto de perder su mano derecha. Aunque ya recuperado tras diversas operaciones quirúrgicas, el velocista de Playas de Castellón admite que no sabe a qué nivel podrá llegar a la cita del 2017 en el Campeonato del Mundo de Atletismo de Londres. El accidente le mantuvo alejado de los entrenamientos durante algunos meses y le ha dificultado el trabajo de fuerza necesario para un velocista, por lo que se ha centrado mas en ganar base de cara a su mayor reto que son los Juegos de Tokio 2020.
¿Estaremos ante un obstáculo insalvable para una especialidad ya de por si difícil por la superioridad de los atletas afroamericanos o ante una historia de superación que haga agrandar aún mas su leyenda? Desde luego que si consigue su objetivo de bajar de 10 segundos o de meterse en una final olímpica, estaremos ante uno de esos deportistas que pueden marcar una época, por más que el atletismo no pase por su momento de mayor popularidad.
Imagen: twitter.
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