Opinión

Sarna con gusto…

La sarna, según nuestra amiga la Real Academia de la Lengua Española, es una afección cutánea contagiosa provocada por un ácaro o arador, que excava túneles bajo la piel, produciendo enrojecimiento, tumefacción y un intenso prurito (picor). No es que el Obradoiro para mi sea algo molesto, pero si algunas cosas que lo rodean que hacen sufrir cada semana pero, como todos sabemos esa frase del refranero popular tiene un final, sarna con gusto no pica. Porque una molestia si nos resulta placentera, deja de ser una molestia.

Para mi sufrir con el Obradoiro no es que sea placentero pero sin duda no podría vivir sin esa adrenalina y esa especie de hooliganismo que me recorre las venas en cada partido. A solo 15 días escasos de que acabe la temporada, y con todo lo que está por venir, se entrecruzan muchos sentimientos. Por un lado ese sentimiento tan nuestro de la morriña porque si, el verano está genial con las vacaciones y la playa, pero son muchos meses sin Obra. Por otro, el sufrimiento de ver que la categoría peligra que se mezcla con nerviosismo, con esperanza, con enfado, con frustación… y así un largo etc, porque es difícil explicar a veces lo que este equipo nos provoca.

El otro día ante UCAM esa mezcla salió a la luz. Primero, con el calorazo que azotaba la ciudad uno se aplica lo de sarna con gusto no pica porque la caminata a Sar bajo un sol de justicia sabiendo que todo el mundo está en la playa es solo digno de la mejor afición. Personalmente realicé ese camino bastante esperanzada, la inercia positiva que arrastraba el equipo con un buen partido en casa ante Unicaja y la victoria en Bilbao hacían pensar que una victoria ante los universitarios era posible. De fondo, el run run de y si perdemos… Joventut había ganado y la cosa se ponía difícil.

Durante el partido la montaña rusa de sensaciones no paró. Por un lado alegría, orgullo, satisfacción cuando ves que el equipo lo hace bien, por otro frustración cuando las cosas no salen o sientes que el equipo no está luchando igual que en Bilbao, que les falta ese plus que hubiese dejado la victoria en casa. Por último, sientes, como casi siempre, una rabia, enfado e incluso por momentos odio hacia el trío arbitral.

Aquí me tengo que detener. No es un tema del que me guste hablar, en parte porque siempre es la misma cantinela, pero es que lo de Hierrezuelo, Mas y Martínez Fernández es algo que no pasó desapercibido a nadie. A mi siempre me ronda la misma pregunta, más allá de los errores normales de cualquier partido que ayudan o perjudican a unos y otros, soy solo yo, por mi a veces fanatismo obradoirista, o ¿a nosotros siempre se nos pita en contra?. Esta última pregunta sin duda objetiva no es y se la podrían hacer todas las aficiones pero, hay veces que hay decisiones que rozan el absurdo y son totalmente incomprensibles.

En fin, dejando a un lado ese peliagudo tema al que como es habitual en el vestuario obradoirista restan importancia, también hay que reconocer, como decía, el sentimiento de frustación al ver que no salen las cosas. Como dijo el propio Whittington: “Nosotros no lo hicimos bien. Sí un poco, pero no lo suficiente. Perder tiros es parte del juego. Estoy seguro de que los meteremos en el siguiente partido”.

El siguiente partido no es fácil, al igual que los tres últimos que encima vienen concentrados en apenas una semana. La permanencia está en el aire pero si he hablado de sensaciones y sentimientos sin duda el que más se respira en el obradoirismo es el de lucha. Aquí nadie se rinde hasta el final, hasta el rabo todo es toro. Tocará sufrir pero, sarna con gusto no pica.

Foto: La Voz de Galicia

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