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Violencia en el deporte: así afecta a tus hijos

El deporte tiene la capacidad de ser el mejor medio para transmitir valores dentro de la sociedad. Tiene la capacidad, sí, pero no se está utilizando. En las últimas semanas hemos conocido varias noticias de violencia en los campos de fútbol de las categorías inferiores con las peleas entre padres como protagonistas.

Desde los medios de comunicación se denuncian estos hechos, faltaría más, pero no dejan de repetirse las imágenes de dichas peleas una y otra vez. Incluso da la sensación de que es más fácil conectarse a Internet y ver una pelea entre padres que ver algún gol marcado en primera división esa misma jornada.

Esta sucesión de hechos violentos en campos infantiles y juveniles y su correspondiente difusión en los medios me ha hecho recordar un experimento famoso en el mundo de la psicología social sobre la conducta agresiva. El famoso psicólogo Albert Bandura, a quien debemos grandes teorías aplicables al mundo del aprendizaje y la educación, llevó a cabo un experimento en 1963 en el que intentó descubrir cómo influía en los niños la observación de conductas agresivas en los más mayores.

El brillante experimento consistía en que un adulto debía interactuar con un gran muñeco hinchable mientras unos niños observaban. Un grupo de niños observó cómo el adulto se relacionaba con el muñeco de manera agresiva, pegándolo y golpeándole. Otro grupo de niños observó al adulto interactuar con el muñeco de manera tranquila y no violenta. Lo más interesante vino cuando se permitió a todos esos niños tener acceso al muñeco hinchable para jugar con él. ¿Adivináis que grupo de niños fue más violento con el muñeco? ¡¡Correcto!!. Los niños que habían observado al adulto que golpeaba al juguete fueron mucho más violentos con él. Lo interesante de este hecho fue que nadie le explicó a los niños cómo tenían que jugar con el muñeco, simplemente se les permitió observar a un adulto y luego tener acceso al mismo juguete. Los pequeños, por el simple hecho de observar una conducta agresiva la repitieron en su posterior juego, tenían un modelo al que copiar.

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foto: marca.com

Si tenemos en cuenta este experimento, podemos entender la tremenda repercusión que una pelea entre padres en la grada puede tener no sólo en sus hijos, sino en todos los niños que presencien el hecho tanto en vivo cómo en los medios de comunicación.

Insultar al árbitro, a rivales, a entrenadores…. Y por supuesto, llegar a las manos, son comportamientos que están sirviendo de modelo de conducta a los niños que los observan, aunque los medios lo muestren cómo conducta reprobable. Ese comportamiento ha sido observado y captado por las mentes de los pequeños cómo algo que se puede hacer, porque los mayores lo hacen.

Como vemos, la psicología tiene herramientas para entender multitud de comportamientos violentos, tanto entre hooligans, cómo entre jugadores, entre padres o hacia el árbitro. Lo que falta es la presencia de estas herramientas en el entorno deportivo de los jóvenes. La psicología deportiva puede ayudar a potenciar la transmisión de valores a los jóvenes, pero también puede ayudar, y seguramente sea más potente aún, a que sean los propios padres, entrenadores y trabajadores de los clubs los que sean quienes trasmitan esos valores en el día a día con su ejemplo.

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foto: uefa.org

Los medios de comunicación también deberían reflexionar sobre el uso indiscriminado que hacen de este tipo de imágenes. Es cierto que hay que denunciar los hechos, pero cómo el experimento de Albert Bandura nos demuestra, observar una conducta es suficiente para que aumente la probabilidad de que los niños la reproduzcan… Más que repetir las imágenes violentas una y otra vez, sería mucho más útil intentar compensar dichas imágenes reproduciendo una y otra vez hechos contrarios a la conducta agresiva, para que estos sí sirvan de modelo y crezca la probabilidad de que se reproduzcan en el futuro.

Hace falta mucha más reflexión sobre este tema y más presencia de las herramientas de la psicología social y deportiva en el entorno de los jóvenes para potenciar mucho más las posibilidades que tiene el deporte cómo medio transmisor de valores.

Javier Bonilla Rodríguez

Psicólogo Deportivo

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Imagen destacada: cdmostoles.com

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