Una de las cosas que más han cambiado con esta nueva temporada de Formula 1 son los neumáticos. Mucho más anchos y pesados lo que hace que aumente notablemente la superficie a calentar y el contacto con el asfalto. Estas nuevas necesidades no se adaptaban a las gomas que se venían utilizando hasta la pasada temporada y por ello Pirelli ha trabajado durante más de un año en estos compuestos.
Finalmente, y tras numerosas pruebas, el suministrador italiano homologó unos neumáticos mucho más duros que los del 2016 cuya influencia en el desarrollo de las carreras ha cambiado totalmente y así lo hemos visto en Australia, donde a pesar de los cambios han vuelto a ser determinantes en la victoria de Ferrari.
Los primeros signos de dureza que nos mostraban estos neumáticos los vimos el viernes durante las sesiones de libres en las que el neumático ultrablando permitía más de una vuelta rápida y las simulaciones de carrera mostraban que la estrategia sería claramente a una parada.
Centrándonos en la carrera, en la cual, como ya hemos dicho, fue a una parada. Una carrera en la que el neumático prácticamente no mostró signos de degradación y en la que la estrategia de salir con ultrablandos y terminar con blandos resultó la más acertada.
Como vemos en esta gráfica cortesía de @SmilexTech, la carrera se decidió en el primer stint. Unas primeras vueltas en las que Sebastian Vettel consiguió mantenerse cerca de Lewis Hamilton metiéndole presión hasta el punto en el que adelantó su parada para cubrirse de un posible “undercut” que al final se llevo a cabo, pero a la inversa.
Durante las vueltas en las que Sebastian Vettel sigue en pista tras la anticipada parada del de Mercedes observamos como el neumático ultrablando aún no pierde prestaciones y le permite rodar más rápido que Hamilton, incluso más de 1.5 segundos cuando el británico era bloqueado por Verstappen. De esta forma, el piloto de Ferrari consigue abrir un colchón de tiempo suficiente para salir por delante de Hamilton tras realizar su parada.
Fijándonos en el vuelta a vuelta de este primer stint vemos como el rendimiento del neumático va en progresión constante hasta la vuelta 15. Es entonces cuando las gomas de Hamilton empiezan a flojear y los tiempos de este suben hasta 1.28 medios altos, momento en el que para. Por el contrario, los otros dos pilotos de cabeza nos muestran que ese neumático seguía ofreciendo un buen rendimiento al menos hasta la vuelta 20.
En el segundo stint Max Verstappen nos demostró que era posible una estrategia más agresiva que la ganadora. El piloto de Red Bull montó el superblando en la segunda parte de la carrera. Fue el más rápido en el segundo stint rodando más de 30 vueltas con este compuesto. Sus marcas subieron en las últimas vueltas, síntoma de degradación, aunque estas se podrían haberse visto afectados por los doblados.
Otros datos a destacar de este Gran Premio de Australia son las 34 vueltas de Kvyat con el ultrablando, 43 de Magnussen con superblando y 46 de Vandoorne con el blando.
Y por último, una esperanza para aquellos decepcionados que deseen mayor degradación. Las tres vueltas más rápidas de la carrera se marcaron con el neumático blando. Los que eligieron superblando en su parada, aunque más rápidos en las primeras vueltas del stint, se quedaron sin gomas cuando la poca carga de combustible permitía marcar los mejores cronos.
Tras este primer contacto con las carreras de estos nuevos Pirelli, la Formula 1 pone rumbo a China donde debutará el neumático medio y donde casi con toda probabilidad se repetirá la estrategia a una parada. Además, en este segundo gran premio volverá a ser el suministrador quien asigne los neumáticos para cada equipo y es que no será hasta Barcelona cuando las escuderías vuelvan a tener ese poder.
Imagen principal vía Autobild.es.
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